Ni el molde ni la posición: el truco que nunca falla para evitar que el bizcocho se quede crudo por dentro
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El aroma a bizcocho recién horneado es, para muchas personas, una delicia. Sin embargo, no hay mayor decepción culinaria que cortarlo y descubrir que su interior sigue crudo.
Este contratiempo es más habitual de lo que parece. Afortunadamente, existen numerosos trucos y consejos que pueden marcar la diferencia. ¿Quieres saber cuáles son?
Cómo evitar que el bizcocho quede crudo por dentro
Uno de los errores más comunes al hornear bizcochos es no controlar adecuadamente la temperatura del horno. A menudo se culpa al molde o a la posición de la bandeja, pero lo cierto es que el verdadero problema suele estar en un exceso de calor.
Cuando la temperatura es demasiado alta, el exterior del bizcocho se dora con rapidez, formando una costra que impide que el calor penetre correctamente al centro. Como resultado, el interior queda sin cocer.
Lo ideal es seguir la temperatura indicada en la receta, que suele rondar los 170 °C. No obstante, cada horno es distinto. Algunos concentran más calor en ciertas zonas, o lo distribuyen de forma desigual, por lo que hacer pequeñas modificaciones puede ser necesario. Utilizar un termómetro de horno externo es una forma muy útil de conocer la temperatura real.
Por otra parte, en cuanto a la ubicación del molde, lo más recomendable es colocarlo en la parte central del horno, donde el calor se reparte mejor. Si se coloca muy arriba, el calor superior puede endurecer la superficie antes de tiempo.
Si se pone demasiado abajo, la base podría quemarse. Controlar la procedencia del calor (si es superior, inferior o envolvente) también ayuda a lograr una cocción uniforme.
Aunque es menos determinante, el tipo de molde también tiene su influencia. Un molde muy grueso o con mala conductividad térmica puede dificultar la cocción del centro. Lo mejor es usar moldes de materiales que repartan bien el calor, como los de aluminio o silicona de calidad.
Consejos prácticos para corregir un bizcocho que no termina de cocinarse
Si ya tienes el bizcocho en el horno y notas que la superficie empieza a dorarse demasiado mientras el interior sigue crudo, una solución rápida y eficaz es cubrirlo con papel de aluminio.
De esta forma, el calor continuará cocinando el interior sin quemar la parte exterior. Además, bajar la temperatura entre 5 y 10 grados puede dar el tiempo necesario para una cocción completa.
Mover el molde a una posición más baja dentro del horno también ayuda a conseguir un calor más uniforme, especialmente si el horno calienta más por arriba.
Cómo salvar un bizcocho crudo tras el horneado
Si ya sacaste el bizcocho del horno y descubres que su interior está crudo, todavía puedes recuperarlo. Retira con cuidado la parte exterior quemada o endurecida, coloca la masa cruda en un nuevo molde y hornéala nuevamente a baja temperatura.
Controla el horneado cada 5 minutos y evita abrir la puerta del horno con frecuencia. El resultado será un bizcocho más pequeño, pero bien cocido y con todo el sabor intacto. Y tú, ¿sigues estas recomendaciones de expertos al preparar un bizcocho?