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Ni harina ni pan rallado: el truco infalible para empanar croquetas y que queden extra crujientes

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

La croqueta perfecta es esa crujiente por fuera, que al morder suelta esa crema semilíquida y tibia, pero que se mastica con ese punto de crunch que hace que la experiencia suba de nivel. Tiene que notarse. Si no hay contraste entre lo suave del interior y lo firme del rebozado, se queda a medias.

Este es un clásico que no deja indiferente a nadie. Para salir del paso, las de congelado cumplen, pero hacerlas en casa es otra historia. La receta, en teoría, es la de siempre: bechamel, el relleno que más te guste y un buen rebozado. Pero hay un truco que marca la diferencia y que, con poco esfuerzo, consigue ese acabado que hace que todos pregunten qué les has hecho para que estén tan buenas.

Este es el sencillo truco para que las croquetas queden crujientes

Lo que hace toda la diferencia no es un ingrediente raro ni una técnica sofisticada. Es algo tan simple como añadir huevo al rebozado clásico… pero por partida doble.

Sí, el truco es rebozarlas dos veces. Esto no sólo refuerza la estructura y mantiene el relleno dentro durante la fritura, sino que consigue esa capa gruesa, dorada y crocante que tanto gusta.

Ingredientes para el rebozado

Si ya tienes la bechamel lista (de jamón, setas, rabo de toro o lo que se te antoje), el siguiente paso es el que marca la diferencia entre unas croquetas que están bien y otras que están deliciosas.

Y el doble rebozado consiste en:

Déjalas en la nevera sin tapar unos 20 minutos antes de freír. Esto seca un poco el rebozado y lo vuelve más firme.

¿Por qué este truco de las croquetas funciona tan bien?

Al aplicar dos capas, sellas la croqueta. El calor entra poco a poco, la bechamel no se escapa y la textura se vuelve muy crujiente. Además, al usar huevo en dos pasadas, el pan rallado se agarra mejor y forma una costra que no se despega ni empapa.

Esto mejora tanto la textura como el aspecto. Las croquetas salen uniformes, doradas, y no se abren en el aceite. Es un cambio pequeño en la rutina que eleva el resultado.

Consejos para freír las croquetas

Si bien el rebozado es la base de una buena croqueta, la fritura es la parte crítica que puede arruinarlo todo. Por ello, es crucial recordar unos sencillos pasos.

  1. La temperatura del aceite a 175ºC es la clave. Si no tienes termómetro, usa una brocheta de madera: si salen burbujas rápidas, está en el punto.
  2. Mejor usar aceite de oliva virgen extra, variedad picual. No sólo aguanta mejor el calor, sino que perfuma ligeramente la croqueta sin empaparla.
  3. No frías muchas croquetas a la vez. El aceite baja de temperatura y absorben más grasa. Mejor pocas en varias tandas.

Al final, una buena croqueta depende de varios detalles, pero ninguno es complicado. Con un poco de atención, cualquiera puede hacer unas que triunfen en cualquier mesa.