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Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Nature ha revelado un descubrimiento asombroso en el continente helado. Un fósil excepcionalmente bien conservado de un cráneo casi completo, ha emergido de las rocas de la Antártida.
El fósil, con una antigüedad estimada entre 68 y 69 millones de años, pertenece a una especie conocida como Vegavis iaai, un ave acuática que se cree que está emparentada con los patos y gansos actuales.
Éstas son las características del fósil de ave que encontraron en la Antártida
El primer fósil de V. iaai, descubierto en 1992, ya había sugerido una conexión con las aves modernas, pero la ausencia del cráneo dejaba un vacío en la investigación. Como señala en el medio Live Science Patrick O’Connor, biólogo evolutivo de la Universidad de Ohio, «cuando se trata de aves, el cráneo tiene muchas características filogenéticas o informativas que te dicen qué es».
Ahora, el nuevo cráneo ha permitido a los científicos identificar características clave que lo distinguen de las aves premodernas. A diferencia de estas, V. iaai posee una forma cerebral típica de las aves modernas y una estructura ósea particular en su pico.
Christopher Torres, paleontólogo de la Universidad del Pacífico en California y coautor del estudio, explica que cuando observaron el Vegavis «se vio que tiene el premaxilar de principio a fin». Por otra parte, destacar que «el maxilar es diminuto», justo lo que esperan los investigadores de las aves modernas.
Esta configuración del pico, combinada con potentes músculos en la mandíbula, sugiere que V. iaai era una ave buceadora, muy similar a las que vemos hoy en día atrapando peces.
El descubrimiento es aún más impresionante si se considera el momento en que vivió esta criatura. V. iaai coexistió con dinosaurios como el Tyrannosaurus rex y, posiblemente, sobrevivió a la extinción masiva del Cretácico.
Según Juan Benito Moreno, paleontólogo de la Universidad de Cambridge que no participó en el estudio, «fue sorprendente ver una característica ecológica increíblemente específica en una etapa tan temprana de la evolución». Además, se sabe que las aves terrestres y acuáticas fueron de las primeras aves modernas que existieron en la era de los dinosaurios.
Importancia del descubrimiento de un fósil de ave en la Antártida
Las comparaciones genómicas sugieren que la divergencia más temprana entre las aves modernas ocurrió antes de la extinción masiva aunque el registro fósil es escaso.
La ubicación de la Antártida, en aquel entonces, con un clima templado y vegetación abundante, pudo haber brindado a V. iaai una protección contra la devastación que siguió al impacto del asteroide que provocó la extinción de los dinosaurios no aviares.
Daniel Ksepka, paleontólogo del Museo Bruce de Connecticut que tampoco participó en el estudio señala que «Vegavis parece haber sido un pato un poco extraño». Este comentario invita a la reflexión sobre las posibles vías evolutivas de estas aves, señalando la necesidad de más investigación para confirmar las relaciones filogenéticas.
Como concluye O’Connor, «la historia de las aves es genial, pero tenemos otros grupos de animales y, sobre todo, plantas, que podemos rastrear a lo largo de ese evento de extinción masiva que realmente nos permite entender mejor la respuesta del ecosistema a una perturbación ambiental global».