Así es la bóveda del fin del mundo para salvar el planeta Tierra
Aunque la bóveda del fin del mundo se inauguró en el año 2008, es ahora, debido a la pandemia del COVID-19, cuando se está hablando de ella más que nunca. Se trata de un depósito situado cerca del Polo Norte, en el archipiélago noruego de Svalbard, que almacena más de un millón de muestras de semillas de todos los rincones de la Tierra, algunas de ellas de hasta 10.000 años de antiguedad.
Cada una de las muestras contiene varias semillas, de forma que dentro de las instalaciones hay centenares de millones de ellas. Se guardan en la bóveda del fin del mundo para que, si por cualquier motivo ocurre una catástrofe global, la agricultura pueda salvarse. Sin la agricultura la vida en el planeta Tierra se acabaría.
Fue el Gobierno de Noruega el que puso en marcha la instalación de este depósito de seguridad, con la colaboración del Banco Genético Nórdico y el Fondo Mundial para la Diversidad. La instalación se encuentra excavada a 130 metros de profundidad. Incluso si se derritiera todo el hielo del planeta, el agua no cubriría la bóveda del fin del mundo. Además, está a salvo de terremotos, volcanes y radiación. En su interior hay una temperatura permanente de 18 grados bajo cero.
Según las predicciones actuales, en los próximos 20 años el rendimiento de los cultivos agrarios a nivel global sufrirá una caída del 33% como consecuencia del cambio climático. Un hecho catastrófico, teniendo en cuenta que en la actualidad el 10% de la población mundial pasa hambre. A esto hay que sumar que en 30 años la demanda de alimentos aumentará de forma notable por el crecimiento de la población.
Aunque hay otros bancos de semillas repartidos por el mundo, lo cierto es que ninguno es tan seguro como el de Noruega. La bóveda del fin del mundo podría salvar la Tierra de la extinción.