Adiós a las persianas de siempre: la nueva tendencia que llegan en 2026 es más elegante y barata
Los estores opacos son la nueva tendencia frente a las persianas
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El calendario marca que estamos en otoño, pero lo cierto es que todavía estamos teniendo días en los que la sensación térmica es algo calurosa con días de pleno sol. Las temperaturas todavía se resisten a bajar y en muchos hogares se vive con la misma incomodidad que en pleno verano. Ventanas cerradas durante el día, persianas bajadas para intentar frenar los rayos del sol y noches en las que resulta complicado conciliar el sueño. A estas alturas, el cansancio acumulado hace que muchos se planteen si hay soluciones más eficaces y duraderas que no dependan de tener el aire acondicionado encendido las veinticuatro horas.
En los últimos años, la idea de refrescar la casa ha ido más allá de los clásicos trucos caseros: ventiladores en cada habitación, ropa ligera de algodón, paños fríos en la frente o incluso improvisar corrientes nocturnas. Pero lo cierto es que estas medidas alivian poco y, además, cada vez son menos sostenibles en un contexto en el que se busca reducir el gasto energético y apostar por un hogar más eficiente. La clave ya no está solo en resistir al calor del verano, sino en preparar la vivienda para todo el año, también el invierno que pronto llegará. Ahí es donde entra en juego la nueva tendencia que comienza a despuntar de cara a 2026 y que desbanca a las persianas. Se trata de los estores opacos, una alternativa que es más elegante en lo estético, más práctica en el día a día y, sobre todo, mucho más asequible. Su popularidad no es casualidad. Se instalan sin tener que hacer obras, ayudan a mantener una temperatura estable y aportan privacidad sin renunciar al diseño. Una opción sencilla que está transformando el concepto de confort en el hogar.
La nueva tendencia que dice adiós a las persianas
Durante décadas, las persianas han sido el recurso por excelencia en España. Sin embargo, su mantenimiento resulta costoso y su eficacia limitada. Los estores opacos han irrumpido con fuerza porque ofrecen una solución versátil: bloquean la entrada de calor cuando las temperaturas se disparan en septiembre, pero también evitan la pérdida de calor en enero. Es decir, actúan como un doble aliado que se adapta a las estaciones, algo cada vez más valorado por quienes buscan estabilidad en el hogar sin sobresaltos en la factura energética.
Una alternativa más barata y sencilla que la persiana tradicional
Uno de los motivos por los que cada vez más gente se pasa a los estores es el precio. Montar unas persianas nuevas suele suponer obra, tiempo y bastante dinero, mientras que estos estores se compran por poco y se colocan en un rato. En sitios como Ikea hay modelos (como el de la imagen de arriba) que no llegan ni a 40 euros. No hacen falta electricistas ni herramientas especiales: se encajan en la ventana y listo. Además, se pueden cortar a medida, así que encajan igual en un dormitorio pequeño que en un salón más grande, e incluso se pueden reutilizar si algún día toca mudanza.
Diseño y seguridad: dos puntos a favor
Los estores opacos no sólo convencen por lo prácticos que resultan, también por la forma en la que cambian la estética de una habitación. Frente a las persianas de aluminio de toda la vida, que apenas dan juego, aquí las opciones se multiplican. Hay modelos en blanco, gris o negro para quienes prefieren lo sencillo, y otros en azul marino o con rayas de color para quienes buscan un punto distinto sin gastar demasiado. Ese detalle hace que se conviertan en un recurso decorativo además de funcional, capaz de renovar un salón o un dormitorio sin necesidad de meterse en obras.
En cuanto a la seguridad, también hay mejoras evidentes. No llevan cuerdas ni piezas que puedan engancharse, algo que da tranquilidad en casas con niños. Se suben y bajan con una varilla lateral y poco más. Y lo cierto es que funcionan muy bien a la hora de dar privacidad: desde fuera no se ve nada, ni luces ni sombras, algo muy valorado en pisos bajos o en zonas donde las ventanas quedan demasiado expuestas.
El confort de cada día: adiós a los reflejos y al calor acumulado
Más allá del aislamiento térmico, los estores aportan comodidad en el día a día. Quienes teletrabajan agradecen especialmente la ausencia de reflejos en la pantalla del ordenador, del mismo modo que los cinéfilos disfrutan de ver películas sin destellos de sol atravesando la sala. La sensación de intimidad es otro de sus grandes puntos fuertes: no se trata solo de bloquear la luz, sino de crear un espacio más recogido y tranquilo dentro de casa.
En definitiva, ahora que es otoño, con los días cada vez más cortos y la rutina ya encima, lo que uno quiere al llegar a casa es estar a gusto. Y ahí un detalle tan simple como bajar el estor puede marcar la diferencia: la habitación se mantiene más estable, se duerme mejor y se evita tirar tanto de calefacción o de aparatos eléctricos. No es nada complicado, pero se nota en el día a día y también en lo que se gasta a final de mes.
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