‘Libelo de sangre’: una novela de crímenes, Inquisición y amor en el Madrid del S. XVII

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Condenados por la Inquisición. Lucas Eugenio Velázquez. @Museo del Prado

Sandra Aza, abogada de profesión y formación, se estrena en el mundo de la literatura con una novela histórica, muy bien documentada: Libelo de sangre (Planeta). Unas páginas en las que se relata un espantoso crimen que ha sembrado el pánico en cada rincón de la ciudad de Madrid. Durante el frío invierno de 1620 –el mundo de los Austrias–, una joven –Luisa– ha sido violada y enterrada junto a un niño al que le han extirpado el corazón.

Nadie en la Villa sabe nada –o sí–, pero nadie duda de que se trata de un asesinato ritual, y pronto surge en los mentideros un «libelo de sangre» contra el escribano Sebastián Castro y su esposa, una acusación falsa que culpa a los judíos de sacrificar a menores cristianos para realizar magia negra.

Por suerte, Alonso, el hijo mayor del matrimonio, ha conseguido escapar de la Inquisición, encargada de investigar el delito, y de sus horribles métodos; pero ahora deberá enfrentarse a otros peligros no menos terribles: el frío, el hambre y a los miserables que pueblan las calles. Devastado y sin más ayuda que la de dos pícaros vagabundos, intentará llevar a cabo el único objetivo que lo mantiene con vida: rescatar a sus padres.

El retrato de un Madrid desaparecido

Libelo de sangre es una obra que, además, describe y relata un Madrid de los Austrias que ya no existe hoy en día, aunque muchos de los escenarios suenan al lector.

Un espacio entre sus páginas donde se pueden observar los personajes diurnos como damas, lavanderas, panaderos, etc., para dejar paso a otros más canallas y propios de la noche como los pícaros, los tahúres o los delincuentes, los cuales en algunas ocasiones se refugian en lugares dedicados a la caridad como la Ronda del Pan y el Huevo.

Aza brinda a los lectores un Madrid del S. XVII, con sus usos sociales, así como el lenguaje de la época que da realismo a cada una de sus páginas. Además de la gran documentación de la autora, llama la atención la gran creación de personajes que dan vida a esta historia trepidante y callejera. El Siglo de Oro está vigente, allí van y vienen nombres tan conocidos como Lope de Vega, Quevedo o Góngora.

La Inquisición, sus métodos y usos

También la autora aborda los métodos de la Inquisición, una de las organizaciones más severas de nuestro país. Destaca la forma en la que Aza describe la burocracia y los usos de este tribunal, así como la manera de obrar de los inquisidores.

Y es que muchos de ellos, según cuenta la autora, usaban el tribunal para perpetrar venganzas personales, por ejemplo, el enfrentamiento de poder entre Toledo y Madrid, dos escenarios muy importantes en la vida del S. XVII.

La autora mete a los lectores en la maquinaria de cómo eran las detenciones de la Inquisición, los juicios, las torturas para que haya una confesión sobre aspectos que el reo no conoce, pero que le pone sobre las cuerdas de la muerte. A veces el tribunal era un modelo de rigor, pero se guardaba mucho de acusar a los ricos para que siguieran adelante las donaciones.

Abogada y escritora

Aza ha trabajado como abogada en Uría Menéndez, uno de los despachos más importantes de España, pero abandonó el Derecho para lanzarse al mundo de la historia y la documentación. Así es como nace Libelo de sangre. Según comenta la autora, quería hacer un homenaje a Madrid, en este caso el del S. XVII, y contar, además, un procedimiento inquisitorial desde el punto de vista objetivo, «sin templar la dureza de sus métodos, pero evitando, a la vez, recrearse en el morbo». 

La autora es miembro de Escritores con la Historia y ha sido galardonada con el Premio ODILO, en el certamen Semana de Novela Histórica de Cartagena.

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