Alphonse Mucha, el cartelista del Art Nouveau es el protagonista total del panorama expositivo de Barcelona

Desde el 5 de julio y hasta el 15 de octubre se podrá visitar en el Palau Martorell de Barcelona.

Alphonse Mucha, el cartelista del Art Nouveau es el protagonista total del panorama expositivo de Barcelona
Visión de la exposición de Mucha en Barcelona. @Cortesía

Alphonse Mucha (Ivančice, Chequia 1860 – Praga, Chequia, 1939) fue uno de los artistas más influyentes y célebres del París de fin de siglo, conocido sobre todo por su obra gráfica: por los carteles de teatro para la actriz Sarah Bernhardt y por sus paneles decorativos con mujeres elegantes de largos cabellos.

Mucha creó un estilo propio – le style Mucha – caracterizado por composiciones armoniosas, formas sinuosas, líneas orgánicas y una paleta apagada, que se convirtió en sinónimo del nuevo estilo decorativo emergente de la época: el art nouveau.

Sin embargo, a pesar del fuerte impacto del estilo de Mucha, las ideas estéticas que subyacen a su desarrollo son menos conocidas. Esta exposición quiere mostrar al espectador los resultados de las investigaciones más recientes que se han realizado en torno a la idea de belleza, desarrollado y conceptualizado por Mucha, que sin duda supuso el eje central de toda su obra.

La exposición, formada por más de 80 obras seleccionadas de la colección del Mucha Trust, presenta los icónicos carteles de Mucha y las obras decorativas de su periodo parisino. También analiza cómo el artista expresó su nacionalismo checo a través de su lenguaje artístico tras su regreso a su Chequia natal. La exposición se organiza en 3 secciones temáticas.

I. MUJERES. ICONOS Y MUSAS

Esta sección analiza dos grupos de obras: los carteles teatrales para Sarah Bernhardt y los carteles publicitarios para productos comerciales. Estudiando de cerca estas obras, se explorarán las estrategias de diseño de Mucha, especialmente su uso de imágenes de bellas mujeres como iconos y vehículos de mensajes comerciales.

La exposición nos recibe con Gismonda, el primer cartel diseñado por Mucha para Sarah Bernhardt. Retratando a la mejor actriz francesa de la época, Mucha transformó a «La Divina Sarah» en una diosa bizantina. Este cartel fue inmediatamente aclamado cuando apareció en las carteleras de París el día de Año Nuevo de 1895. Su gran impacto visual radicaba en la utilización de un formato alargado y de sutiles colores pastel, contornos que fluyen con elegancia para representar la sublime imagen de la actriz, y el equilibrio entre sencillez y elaboración. Fue sin duda sorprendente para el París de la época por su novedad.

Encantada con el éxito de este cartel, Bernhardt ofreció a Mucha un contrato para realizar diseños de escenografía y vestuario, así como carteles para sus producciones teatrales. En virtud de este contrato, que se prolongó desde 1895 hasta 1900, Mucha realizó otros seis carteles para producciones de Bernhardt, entre ellos La Dame aux Camélias (1896), Lorenzaccio (1896) y La Samaritaine (1897), que se pueden ver en la exposición.

El éxito de Gismonda también le valió numerosos encargos de carteles publicitarios para marcas famosas como JOB (papel de fumar), Lefèvre-Utile (galletas) y Waverley (bicicletas estadounidenses).

Esta sección también incluye diseño de envoltorios, como cajas de galletas y perfumes; y el diseño de portadas de revistas como Les Maîtres de l’Affiche.

 II. LE STYLE MUCHA. UN LENGUAJE VISUAL

En la época de Mucha, el concepto de arte experimentó cambios revolucionarios con la llegada del modernismo. En consecuencia, la noción clásica de «belleza», uno de los rasgos definitorios del arte, también se puso en tela de juicio y se amplió para abarcar nuevas ideas.

En esta época de cambios, Mucha persiguió el valor universal e inmutable del arte. En esta búsqueda, el artista llegó a creer que el objetivo último del arte era la expresión de la belleza, que se lograría, en su opinión, a través de la armonía entre los contenidos internos (ideas, mensajes) y las formas externas. Como escribió en sus notas, publicadas póstumamente en el libro Lectures on Art (1975), Mucha creía que el papel del artista era inspirar a la gente con esta belleza armoniosa y elevar la calidad de sus vidas a través de su arte.

Para lograr este objetivo, Mucha desarrolló una fórmula de diseño personal, un lenguaje propio para comunicar, que utilizaba la imagen de una mujer – el símbolo de su mensaje de belleza – combinada con flores y otros motivos decorativos derivados del arte popular checo, así como de diversas culturas exóticas.

Para Mucha, los paneles decorativos (panneaux décoratifs), que se pueden ver en la exposición, eran un medio ideal para hacer realidad su aspiración. Creados por primera vez por Mucha y su editor, F. Champenois, eran carteles principalmente sin texto, diseñados con fines puramente decorativos. Producidos en grandes cantidades, estos paneles estaban a disposición del gran público, convirtiéndose en una forma alternativa de arte, que podía exhibirse en los hogares corrientes.

Sobre los paneles, Mucha escribió más tarde: «Me alegré de participar en un arte para el pueblo y no para salones privados. Era barato, accesible al público en general, y encontró un hogar tanto en las familias pobres como en los círculos más acomodados…».

En este sector de la exposición se encuentra un área dedicado a Mucha y la fotografía.

Durante la segunda mitad de la década de 1890 las fotos empezaron a desempeñar el papel de un cuaderno de notas y un diario visual para Mucha, que complementaban sus bocetos y dibujos.

Destacan el gran número de imágenes tomadas de modelos que posaban en su estudio, muchas de las cuales se pueden ver en la exposición. La mayor parte de las veces, en vez de seguir un plan concreto, ciñéndose a proyectos específicos, Mucha trabajaba de manera espontánea con los modelos, improvisando los posados más diversos. Numerosas de estas imágenes le servían más adelante para algún estudio, o como fuente de inspiración para sus diseños y pinturas.

III. BELLEZA. EL PODER DE LA INSPIRACIÓN

Mucha regresó a su patria en 1910 para cumplir su sueño de trabajar por la libertad política de su país, que culminó en su obra maestra La epopeya eslava (1912-1926) y otras obras destinadas a inspirar la unidad espiritual de los pueblos eslavos.

En esta sección se muestran ejemplos de las últimas obras del artista, explorando cómo le style Mucha se convirtió en el arte de hacer mensajes.

Aquí se exponen carteles para inspirar la solidaridad checo-eslava, así como su excepcional óleo Canción de Bohemia, realizado en 1918, el año en que su patria obtuvo la independencia.

La exposición nos despide con una proyección a gran escala de imágenes digitales de los 20 lienzos que forman La epopeya eslava, pintados entre 1912 y 1926, donde Mucha presenta la historia del pueblo eslavo. El proyecto gozó del patrocinio de un rico empresario y filántropo de Chicago, Charles Richard Crane (1858–1939), el cual, profundamente interesado tanto por la situación política del este de Europa como por la cultura eslava, prestó su apoyo económico y emocional a Mucha a lo largo de casi dos décadas.

En esta serie, Mucha representó el desarrollo de la civilización eslava desde sus orígenes en la Antigüedad, pasando por la Edad Media, la época de la Reforma y las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, tras la que los países eslavos se independizaron del Imperio de los Habsburgo.

En 1928, Mucha donó la serie completa de La epopeya eslava a la ciudad de Praga como un regalo al país por el décimo aniversario de su independencia.

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