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¿Ver la televisión te da más hambre? La ciencia responde

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El motivo por el que solemos comer más de la cuenta cuando vemos la televisión
Blanca Espada

Sentarse frente al televisor para comer o tomar un refrigerio después de un largo día es un pasatiempo recreativo común. Gracias a los servicios de streaming actuales que reproducen automáticamente cada episodio de las series que vemos, muchos espectadores ni siquiera queman las pocas calorías necesarias para alcanzar el control remoto. Pero ¿ver la televisión te da más hambre?, la ciencia lo ha investigado y tiene una respuesta.

¿Ver la televisión te da más hambre?

A menudo sucede que te sientas frente a la pantalla del televisor y sientes más hambre según lo que estás viendo. Cuanto más holgazaneas, mayor es el estímulo percibido. Ante este fenómeno, la pregunta de los expertos es una sola: ¿ver la televisión nos estimula el apetito?

Según la Clínica Cleveland, la televisión no es tanto un «estimulante del apetito» como una «distracción» de este último.

¿Qué quiere decir? Pues que cuando estamos frente a una película, nos dedicamos a visualizar el contenido audiovisual en cuestión, lo que hace que prestemos menos atención a las señales neurológicas y de “hambre” que suelen guiar la sensación de saciedad del ser humano. En resumen, iniciamos un proceso en el que nos involucramos con el consumo pasivo de alimentos, de modo que somos capaces de seguir comiendo mientras vemos la televisión sin tener la sensación de que ya estamos llenos.

Comer y ver televisión desarrolla hambre: estudio

Por otro lado, en 2015, un estudio publicado en The International Journal of Communication and Health entrevistó a 591 estudiantes de la Universidad de Houston. Las investigaciones han demostrado que cuanto más miraban los jóvenes la televisión, mayor era su número de refrigerios.

Además, los expertos también encontraron que el aumento de la visión se asoció con una concepción «fatalista» de la ingesta de alimentos saludables (los niños solían comer snacks y alimentos poco saludables y de alto índice glucémico) y un conocimiento deficiente de los alimentos.

Los científicos también argumentan que algunos sujetos dejarían que su sensación de hambre afectara también en función de la duración de un determinado contenido de la película. Por ejemplo, si estás viendo un episodio de Friends (que nunca dura más de media hora) podrías comer menos que si estuvieras frente a una película completa.

Lo que comes en función de lo que ves

En 2013, otro estudio publicado en la revista Appetite analizó un grupo de 80 sujetos. La muestra de los examinados se dividió en dos partes: a la mitad se le pidió que viera un programa de cocina, a la otra mitad, en cambio, que viera un documental sobre la naturaleza.

Posteriormente, ambos grupos recibieron cantidades iguales de dulces cubiertos de chocolate, tiras de queso y zanahorias. Los investigadores encontraron que el primer grupo de espectadores tendía a comer más dulces cubiertos de chocolate que los del segundo.

Algunas investigaciones científicas también han cuestionado los daños causados ​​por los snacks de «distracción», llegando a la conclusión de que, si se realizan con moderación, estos últimos no dañarían especialmente la salud humana.

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