La NASA confirma que la sonda Voyager 1 se ha topado con una pared de fuego justo donde acaba el Sistema Solar
El espacio exterior sigue siendo el mayor misterio para la humanidad. Si bien no paramos de encontrar nuevos planetas y de entender mejor la física del universo, todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Ahora la NASA ha confirmado una nueva en el Sistema Solar.
Por increíble que parezca, el hallazgo viene de la mano de la vieja sonda Voyager 1 de la NASA. Después de 47 años continúa alejándose de la Tierra y enviando datos desde regiones muy lejanas.
La última noticia sobre ella parece de ciencia ficción. Al parecer se ha topado con una sorprendente «pared de fuego» justo en los límites del Sistema Solar.
Qué es la pared de fuego que la NASA ha confirmado en el Sistema Solar
Para entender qué ha encontrado la Voyager 1, es necesario comprender qué delimita el fin del Sistema Solar. Además del límite de los planetas, los científicos consideran como frontera la zona donde termina la influencia del viento solar.
Según explica la NASA, ese punto marca la heliopausa. Es decir, donde el viento solar viaja más allá de todos los planetas hasta alcanzar una distancia tres veces mayor que la de Plutón antes de ser detenido por el medio interestelar.
Es exactamente esta interacción la que forma la heliosfera, una gigantesca burbuja que protege a todos los planetas. Precisamente más allá de ese borde es donde Voyager 1 se convierte en el protagonista.
Allí la sonda ha detectado una región extremadamente caliente, con temperaturas estimadas entre 30.000 y 50.000 kelvin, lo que equivaldría aproximadamente a 30.000 grados Celsius.
No es un fuego como lo entendemos en la Tierra, sino energía pura generada por partículas que se desplazan a velocidades altísimas en un entorno casi vacío. La NASA describe esta zona como una frontera energética imprevisible, donde se mezclan partículas del Sol con las del espacio interestelar.
Voyager 1: la histórica misión de la NASA que cruza los límites del Sistema Solar
La Voyager 1 es el objeto fabricado por el ser humano que más lejos ha llegado. Fue lanzada en 1977, primero exploró los planetas exteriores y, tras completar su misión inicial, fue empujada hacia los confines del espacio.
En 2012 cruzó la heliosfera, la burbuja magnética que envuelve al Sistema Solar, convirtiéndose en la primera representante humana en el espacio interestelar, como detalla la NASA.
Desde entonces, continúa viajando a unos 17 kilómetros por segundo y enviando señales que tardan más de 22 horas en llegar a la Tierra. Aunque su energía nuclear se debilita y varios sistemas se han apagado, sigue activa y ofrece datos únicos de una región donde el Sol ya no domina.
El hallazgo de Voyager 1 confirma nuevos datos sobre el magnetismo
Además, las mediciones de Voyager 1 han confirmado un fenómeno sorprendente. Una observación previa de la sonda planteó que el campo magnético más allá de la heliopausa era paralelo al de la heliosfera.
Hasta ahora faltaba confirmación, pero con los datos de la Voyager 2 ya han podido confirmar que esa alineación es real y no una coincidencia. Algo fundamental para entender las fronteras del Sistema Solar.
Quizás estemos ante los últimos tiempos de la misión Voyager 1, cada día más cerca de su final técnico, pero seguirá viajando por el espacio durante miles de millones de años.