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Impactante hallazgo en la Antártida: descubren 85 lagos bajo el hielo después de 10 años de investigación

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Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
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Durante mucho tiempo, la Antártida se ha considerado una vasta extensión de hielo, inmóvil y silenciosa. Sin embargo, estudios recientes han revelado que la existencia de 85 nuevos lagos subglaciales activos, elevando a 231 el número total conocido en el continente de hielo. Este hallazgo plantea nuevas preguntas acerca de la la estabilidad de la capa de hielo y su influencia en el nivel del mar.

El descubrimiento fue posible gracias al análisis de diez años de datos del satélite CryoSat, un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA). Este satélite, equipado con un altímetro de radar de gran precisión, mide cambios en el espesor y altura del hielo. Los científicos detectaron que, en determinadas zona, la superficie helada subía y bajaba de manera cíclica. Esta variación era una señal inequívoca: debajo del hielo, los lagos se llenaban y drenaban periódicamente. Los resultados fueron publicados en la revista Nature Communications.

Lagos subglaciales activos en la Antártida

En total, los investigadores identificaron cinco redes interconectadas de lagos, lo que revela una hidrología mucho más compleja de lo que se creía. Sin embargo, mo todos los lagos descubiertos se comportan de la misma forma. Algunos permanecen estables durante décadas o siglos, mientras que otros se llenan y drenan periódicamente.  Estas fluctuaciones modifican la altura de la superficie helada, un cambio que sólo es posible detectar gracias a la tecnología satelital.

La formación de estos lagos subglaciales está relacionada con dos factores principales. Por un lado, el calor geotérmico; bajo la superficie de la Antártida existe actividad geológica que aporta calor suficiente para derretir el hielo más profundo. Y, por otro lado, el agua de deshielo, al reducir la fricción entre el hielo y la roca, facilita el desplazamiento de los glaciares hacia el mar.

«Fue fascinante descubrir que las áreas de los lagos subglaciales pueden cambiar durante los diferentes ciclos de llenado o drenaje», explicó Anna Hogg, Universidad de Leeds.

Lago Vostok

Entre los cientos de lagos ocultos bajo la Antártida, uno destaca por su tamaño colosal: el lago Vostok. Situado a casi cuatro kilómetros de profundidad bajo la capa de hielo de la Antártida Oriental, contiene un volumen estimado de entre 5.000 y 65.000 km³ de agua. Para hacernos una idea de su magnitud, su contenido podría llenar el Gran Cañón del Colorado y aún sobrar un 25 % de agua.

El Vostok se considera estable, pero los científicos señalan que las consecuencias de un drenaje serían impredecibles. Alteraría la estabilidad de la capa de hielo, modificaría la circulación oceánica y afectaría hábitats marinos que dependen de un delicado equilibrio.

«Es increíblemente difícil observar los procesos de llenado y vaciado de lagos subglaciales en estas condiciones, especialmente porque tardan varios meses o años en llenarse y vaciarse. Al mapear dónde y cuándo estos lagos están activos, podemos comenzar a cuantificar su impacto en la dinámica del hielo y mejorar las proyecciones del futuro aumento del nivel del mar», explica Sally Wilson, investigadora especializada en glaciología y hidrología subglacial, y autora principal del estudio.

Riesgos y consecuencias globales

El hallazgo de los 85 nuevos lagos confirma que la Antártida no es un bloque estático, sino que su red subglacial funciona como un sistema vivo que «respira» bajo el hielo. Cuando los lagos se llenan y drenan, alteran la presión y la estabilidad de los glaciares, acelerando en algunos casos su desplazamiento hacia el mar. Los científicos advierten que, si no se incluye esta hidrología oculta en los modelos climáticos, las proyecciones actuales sobre la subida del mar podrían subestimar la magnitud real del fenómeno.

«Cuanto mejor comprendamos los complejos procesos que afectan a la capa de hielo antártica, incluido el flujo de agua de deshielo en su base, con mayor precisión podremos prever la magnitud del futuro aumento del nivel del mar», explica Martin Wearing, científico especializado en estudios polares.

Un estudio sobre la Antártida confirma que «un cambio de régimen ha reducido la extensión del hielo marino antártico muy por debajo de su variabilidad natural de los últimos siglos, y en ciertos aspectos resulta más abrupto, no lineal y potencialmente irreversible que la pérdida de hielo marino en el Ártico». Esto se relaciona con las investigaciones sobre los lagos subglaciales, ya que ambos fenómenos evidencian la vulnerabilidad de los sistemas de hielo frente al calentamiento global. «El deshielo provoca que enormes cantidades de agua congelada se liberen en los océanos del mundo, pudiendo provocar un aumento general del nivel del mar», señala National Geographic.

El hallazgo de estos 85 lagos marca un antes y un después en el monitoreo de la Antártida. Lo que alguna vez se interpretó como un desierto helado inmóvil ahora se revela como un sistema dinámico, interconectado y vulnerable. Los científicos coinciden en que es necesario poner en marcha misiones satelitales y modelos climáticos más sofisticados para cuantificar con mayor precisión el papel de la hidrología subglacial en la evolución de los glaciares.

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