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En mayo de 2019, los detectores LIGO y Virgo captaron una señal tan efímera como desconcertante. Duró apenas una fracción de segundo, pero su rareza fue suficiente para poner en jaque a los modelos tradicionales de la física.
Lo que parecía ser una simple colisión de agujeros negros, pronto se convirtió en un enigma que desafía las leyes del espacio-tiempo y que, según algunos científicos, podría ser la primera evidencia indirecta de un universo paralelo.
Onda gravitacional GW190521: el hallazgo que desconcertó a los astrónomos
La señal, bautizada como GW190521, no siguió el patrón habitual de las ondas gravitacionales conocidas. Estas suelen presentar un «chirrido» característico, un aumento progresivo en frecuencia e intensidad que refleja el acercamiento y posterior fusión de dos objetos masivos. Sin embargo, GW190521 fue sólo una ráfaga abrupta, sin preludio ni rastro del cortejo gravitacional típico de los agujeros negros binarios.
Según la investigación publicada en la Universidad de Cornell, el análisis inicial apuntaba a una colisión directa entre dos agujeros negros gigantescos, cuya fusión habría originado un objeto de unas 141 masas solares.
No obstante, la ausencia total de la fase de «inspiral» (la etapa previa al impacto) llevó a un grupo de investigadores de la Academia de Ciencias de China a considerar un escenario mucho más audaz: que la señal fuese el eco de una fusión ocurrida en otro universo, propagada hasta el nuestro a través de un agujero de gusano.
La hipótesis del agujero de gusano: un posible puente entre universos
El equipo encabezado por el doctor Qi Lai propuso que si un evento de alta energía, como la unión de dos agujeros negros, tuviera lugar en otro cosmos, podría generar una resonancia gravitacional capaz de atravesar un túnel espaciotemporal.
Este «puente» hipotético, conocido como agujero de gusano, habría permitido que el pulso se filtrara brevemente hasta los detectores terrestres antes de desvanecerse.
Los investigadores explican que su modelo se basa en una simulación matemática que reproduce con sorprendente precisión las características observadas en GW190521.
Al aplicar un análisis Bayesiano, método estadístico que evalúa la probabilidad de diferentes hipótesis, descubrieron que su propuesta se ajusta a los datos casi tan bien como el modelo estándar de colisión de agujeros negros binarios.
Qué implicaría confirmar la existencia de un agujero de gusano real
Si la hipótesis del agujero de gusano resultara cierta, no sólo confirmaría la existencia de materia exótica con energía negativa, requisito teórico para mantener abierto el túnel, sino que también abriría una ventana hacia dimensiones más allá de nuestro universo observable.
Los autores sugieren que mejorar los algoritmos de detección y análisis de ecos gravitacionales podría acercar a la ciencia a una confirmación definitiva.
Además, la detección de un nuevo evento similar, denominado GW231123, sugiere que podrían existir más señales de este tipo esperando ser descifradas.
Esto es lo que la ciencia aún debe resolver
Por ahora, GW190521 sigue siendo un misterio fascinante. Ni la explicación tradicional ni la exótica han logrado imponerse de forma concluyente.
Pero la sola posibilidad de que hayamos registrado un ‘mensaje vibrante’ procedente de otro universo transforma esta anomalía en una de las observaciones más intrigantes del siglo XXI.