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Este fenómeno ha obligado a los científicos a replantearse cómo entendemos nuestra galaxia. Según han informado desde la ESA, el hallazgo se ha producido gracias al telescopio espacial Gaia.
Esta sería la prueba de que el disco galáctico, donde se concentran la mayoría de las estrellas, no es una estructura estable, sino un sistema vivo. Es decir, que está en constante transformación y movimiento. La investigación se ha publicado en Astronomy & Astrophysics.
La ola galáctica que puede cambiar lo que sabíamos sobre la Vía Láctea, según la ESA
Hasta ahora, los astrónomos creían que la Vía Láctea era un gran remolino de estrellas girando de forma ordenada alrededor de su centro. Sin embargo, los datos de Gaia, el observatorio más preciso jamás construido, muestran que algo mucho más complejo está ocurriendo.
En las regiones más lejanas del disco se ha detectado una onda gigantesca que perturba el movimiento de las estrellas a entre 30.000 y 65.000 años luz del núcleo galáctico.
En los mapas tridimensionales generados por el satélite, las zonas que se elevan aparecen en rojo y las que descienden, en azul. Es decir, dibujan un patrón ondulante que recuerda a una marea estelar.
Lo más sorprendente es que las velocidades de las estrellas muestran un desfase entre las posiciones y los movimientos, exactamente lo que cabría esperar de una ola que se propaga.
Es como observar una fotografía congelada de una ola humana en un estadio: algunas personas están de pie, otras bajando, otras a punto de levantarse. Esa secuencia, llevada al plano galáctico, es lo que los científicos están viendo en el disco de la Vía Láctea.
La demostración científica de que la Vía Láctea tuvo un pasado violento
El equipo liderado por Eloisa Poggio, del Istituto Nazionale di Astrofisica (INAF), ha analizado los movimientos de estrellas jóvenes gigantes y Cefeidas, cuyos desplazamientos muestran el mismo patrón ondulante.
A partir de este estudio han teorizado que el gas del que se formaron también participó en esa sacudida cósmica. Con ello conservaron una especie de memoria del evento que la originó.
Sobre el origen de esta ola galáctica hay varias teorías. La más probable apunta a una antigua colisión con una galaxia enana, un impacto capaz de generar perturbaciones que aún se sienten millones de años después.
Otra posibilidad es que esté relacionada con la Onda Radcliffe, una estructura mucho más pequeña y cercana al Sol, aunque todo indica que son fenómenos distintos. Lo cierto es que algo enorme agitó la Vía Láctea, y Gaia acaba de ofrecernos las primeras pruebas visibles de ese movimiento.
Gaia: el ojo europeo que nos da pistas sobre el universo
Lanzado en 2013, el telescopio espacial Gaia se ha convertido en el mayor cartógrafo del universo. Con su precisión milimétrica, ha medido la posición y el movimiento de más de mil millones de estrellas, lo que reconstruir el retrato más detallado de la galaxia en tres dimensiones.
Además, las noticias no paran. La Agencia Espacial Europea ya ha adelantado que la publicación prevista para 2026 ofrecerá mediciones aún más exactas, especialmente de estrellas variables como las Cefeidas.