Tribunales

El padre de Canet relata a la juez entre lágrimas el acoso a su hija por pedir castellano: «Tenía 5 años»

"Invitaban a aislarla, hacerle bullying en clase y quemar nuestra casa, nos llamaban inadaptados"

niña Canet de Mar
Los acusados del caso.

Los padres de la niña de Canet de Mar han declarado este jueves en la Audiencia Provincial de Barcelona el calvario vivido desde diciembre de 2021, cuando solicitaron que se impartiera el 25% de las clases en castellano en un colegio público de esa localidad.

Tal como ha presenciado OKDIARIO, el padre de la menor ha relatado entre lágrimas cómo los mensajes en redes sociales amenazaban directamente a su hija, entonces de cinco años: «Había algunos que hablaban de aislarla y hacerle bullying directamente, dejarla de lado, sola en las clases». La familia ha testificado en el juicio contra tres acusados por delitos contra los derechos fundamentales y contra la integridad moral por mensajes en redes sociales, y por delito de odio.

El caso se inició en otoño de 2021, cuando el padre, Javier Pulido, se interesó por el proyecto lingüístico del centro antes de escolarizar a su hija. Al constatar que el catalán era la única lengua vehicular, decidió informar a la dirección de que ese proyecto «no era acorde con el ordenamiento jurídico», y que si no lo cambian lo iba a impugnar por la vía administrativa.

Tras agotar esa vía ante el Departamento de Educación, que rechazó parcialmente su solicitud, la familia interpuso un recurso contencioso-administrativo, en el que se solicitaban medidas cautelares. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña estimó las medidas cautelares y requirió al centro que aplicara el porcentaje legal de castellano en la clase de su hija.

La tormenta perfecta

La aplicación de las medidas cautelares coincidió con una sentencia del TSJC que obligaba a todos los centros de Cataluña a cumplir con el 25% de castellano. Fue entonces cuando comenzó lo que Pulido ha calificado como «una acoso brutal contra la familia».

El 5 de diciembre de 2021, la directora del centro convocó una reunión telemática para explicar a las familias la nueva situación. La familia estaba de viaje, pasando el puente de la Constitución fuera de casa.

Inmediatamente después de la reunión, según se ha relatado, en el grupo de WhatsApp de padres «empezaron a llegar mensajes de odio. Querían saber quién era la familia». Se creó un grupo paralelo llamado «El Turó en català» [El Turó es el nombre del colegio] al que se invitó a las familias contrarias a la medida.

«Se puso muy, muy tenso. Decían cosas como: ¿Hay que darles caña, no?», ha recordado Pulido sobre el tono de aquellos mensajes. La tensión se trasladó rápidamente a las redes sociales.

Amenazas y violencia

Los mensajes en Twitter fueron mucho más allá del rechazo político. La madre ha señalado que uno de los mensajes que más le impactó «invitaba a la gente a quemar la casa». Otros «invitaban a la gente, a los padres, a decirle que dejaran a mi hija sola en clase», para provocar bullying a la menor.

Pulido ha recordado mensajes que les llamaban «inadaptados» y que decían que era «un maltratador enfermizo». También ha mencionado el término «ñordo», que «es una cosa muy parecida a ser una mierda».

«En muchos mensajes se exigía saber el nombre y la dirección de la familia», ha confirmado el padre ante el tribunal. La situación se volvió insostenible.

El 10 de diciembre de 2021, un portal digital publicó el nombre de Javier Pulido y el hecho de que había formado parte de la candidatura local de Ciudadanos, ocupando el puesto muy abajo en la lista. A partir de ese momento, la familia quedó plenamente identificada.

Intervención policial

Los Mossos d’Esquadra contactaron con la familia por iniciativa propia. «Me pidieron que fuera a la comisaría», ha relatado Pulido visiblemente emocionado. La policía les mostró un listado de mensajes de odio, le invitó a denunciar el acoso y les ofreció protección.

«Nos ofrecieron escolta, que no nos pasara nada», ha declarado. Un agente de la unidad de delitos de odio ha confirmado en el juicio que la familia «estaba asustada» y que por eso se ofreció el dispositivo de seguridad.

Aparecida ha descrito el pavor que sintió: «Tenía que ir por la calle escoltada por la Policía. ¡Joder! ¿Qué hago ahora? ¿Dónde me escondo?» Y ha añadido lo más doloroso: «Yo me puedo defender. Pero… ¿mi hija de años años?».

La madre ha reconocido que «no pude llevar mi niña al cole durante bastante tiempo porque me daba ansiedad». Tuvo que pedir ayuda psicológica y estuvo varios meses en tratamiento.

Secuelas psicológicas

Pulido ha confirmado que estuvo de baja laboral tres meses «por un cuadro de ansiedad y depresión». La doctora forense que les exploró en agosto de 2023 ha declarado hoy que diagnosticó a ambos un trastorno distímico.

La facultativa ha detallado la sintomatología: «Insomnio de conciliación del sueño, conductas evitativas, miedos a consecuencia de los hechos, ansiedad, flashbacks, alteraciones en la conducta alimentaria y necesidad de tratamiento y seguimiento psicológico».

El ostracismo social fue inmediato y brutal. «Cuando íbamos a la calle […] había veíamos caras amenazantes», ha relatado Pulido. Amigos de toda la vida dejaron de hablarles. «Nos daban la vuelta y no me saludaban», ha añadido Aparecida.

La menor sufrió un aislamiento especialmente hiriente. «A mi hija le han dejado de invitar a los cumpleaños», ha explicado la madre. Un amigo íntimo de la niña dejó de jugar con ella. «Hay muchas familias que no se acercan. Se dan la vuelta», ha lamentado.

Pulido señala que antes de los hechos los cumpleaños de los niños de clase se gestionaban desde el chat de padres. Después de todo aquello, el padre supone que harían otro chat donde no está. La familia tuvo que cambiar sus hábitos: «Dejamos de llevar a la niña al parque» para protegerla de las miradas y comentarios.

Los acusados

En el banquillo se sientan Carlos, Jaime y Jorge, acusados por mensajes publicados en Twitter. Un agente de los Mossos ha confirmado que llamó a Moreno para preguntarle si era usuario del perfil investigado, identificándose este afirmativamente.

En total, se investigaron unos cincuenta perfiles, aunque sólo se ha podido identificar a algunos autores por el anonimato que proporcionan las redes sociales.

Esta familia forma parte de las ochenta que en 2021 demandaron el cumplimiento de la ley lingüística en Cataluña. Sin embargo, su caso ha trascendido de forma singular. Lo que comenzó como un legítimo ejercicio de derechos educativos acabó convirtiéndose en un calvario que aún hoy, casi cuatro años después, sigue resonando en las paredes de un tribunal. Y en la memoria de unos padres que sólo querían lo mejor para su niña.

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