Una niña se escapa después de estar dos años secuestrada

Que la realidad supera a la ficción en muchos casos es algo que hemos llegado a asimilar como una auténtica certeza. Y es que, de manera frecuente, somos testigos de hechos que parecen más sacados de una película que de la vida real. Un buen ejemplo de esto es la noticia que acabamos de conocer: una niña japonesa se ha conseguido escapar de su captor después de llevar dos años secuestrada.

Los protagonistas

Las dos personas en torno a las cuales gira este caso son el secuestrador (Kabu Terauchi), de 23 años de edad, y la niña que ahora tiene 15 años de edad y que ha pasado un largo tiempo retenida y separada de su familia: Ana Saito.

El secuestro

Dos años atrás hay que “viajar” en el tiempo para poder conocer cómo se produjo el secuestro de la pequeña, que ha sido un auténtico calvario para esta y para toda su familia, que desconocía por completo su paradero y si se encontraba viva o muerta.

Una mañana de marzo de 2014, como hacía a diario, Ana se encaminaba hacia su colegio para afrontar la jornada escolar. Sin embargo, durante el trayecto se le acercó un hombre, le comentó que era el abogado de sus padres y que estos iban a separarse. Con esa mentira la menor accedió a meterse en el coche que ese adulto conducía ya que creía que iba a reunirse con sus progenitores para que le explicaran todo lo que sucedía.

Sin embargo, al poco tiempo, la pequeña pudo saber que había sido vilmente engañada y que desde el momento que puso un pie dentro del vehículo se encontraba secuestrada.

Al recibir el aviso del colegio de que la niña no había acudido a clase y después de ponerse en contacto con todos sus amigos sin dar con su paradero, su familia se puso en contacto con la policía y la dio por desaparecida. Así comenzó una investigación que, sin embargo, no dio sus frutos ya que la única pista que se tenía era una nota que se recibió en el hogar de sus padres a los pocos días y que rezaba así: “Necesito un pequeño descanso de casa y del colegio. Estaré en casa de un amigo. Por favor, no vengáis a buscarme”.

Logra escapar, ¡por fin!

Dos años ha pasado Ana encerrada en el apartamento de su secuestrador que siempre había extremado las precauciones para evitar que esa pudiera escapar. Sin embargo, después de ese tiempo estos días cometió un error: se fue a comprar y dejó abierta la puerta de la vivienda.

Esa situación fue la que hizo que la ya adolescente no dudara ni un momento en salir corriendo y escapar de su “prisión”. Así, sin pensarlo dos veces, se encaminó hacia la estación de Nakano, que se encuentra situada en Tokio y llamó por teléfono a su madre.

La mujer no se podía creer que al otro lado del hilo telefónico estuviera su pequeña, que le indicó que había escapado de su captor y dónde se hallaba en ese momento. De ahí que nada más colgar, la adulto se pusiera en contacto con la policía que, de manera inmediata, acudió a la citada estación y así fue como pudo conseguir acompañar a la menor para que pudiera reencontrarse con su familia.

El captor

Con una absoluta madurez, con valentía y con toda la serenidad que le permitía tener una situación como la que estaba viviendo, Ana le contó a las autoridades cómo había ocurrido su secuestro, dónde había pasado encerrada estos dos años, cómo era su secuestrador y todos los detalles que consideraba que podían ser de utilidad para detenerlo.

Así, después de recabar todos esos datos y de dar el aviso para detener a Kabu Terauchi, la policía pudo apresarlo, por fin, al día siguiente. Y a esto ayudó el hecho de que se recibió la alerta de unos vecinos de la ciudad que indicaban que habían visto caminando por la calle a un hombre absolutamente ensangrentado.

Los agentes se personaron hasta el lugar, comprobaron que se trataba de quien andaban buscando y lo detuvieron. ¿Por qué se encontraba lleno de sangre? Porque al descubrir que Ana se había escapado y que iba a ser buscado para ser metido en prisión había intentando suicidarse. Sí, había optado por cortarse el cuello, pero no lo había conseguido.

Afortunadamente todo ha acabado bien, la menor ya vuelve a disfrutar de su día a día y está junto a sus padres y demás familiares mientras que quien le ha robado dos años de vida va a tener que hacerle frente a una amplia condena de cárcel. Ahora empieza un nuevo rumbo para la adolescente, será complicado pues tiene que superar todo lo que ha sufrido pero, dada la valentía y coraje que ha demostrado, seguro que lo consigue.