Cuidados del bebé

¿Cuándo cambiar la leche del bebé? Causas para hacerlo y cómo proceder

¿Cómo se debe hacer el cambio de leche del bebé y cuáles son los motivos para ello? Descubre cuándo es mejor cambiar la leche de fórmula de tu bebé.

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cambiar la leche bebé
Descubre las causas, cómo y cuándo cambiar la leche del bebé
Blanca Espada

Alimentar al bebé con leche materna es la mejor alimentación y esta se recomienda sin la necesidad de ningún otro alimento hasta los seis meses del bebé, pero cada mujer y cada bebé es un mundo de modo que se puede dar la situación en la debas darle a tu bebé otro tipo de leche (conocida como de fórmula) mucho antes o  que desees introducir la leche de continuación una vez alcanzada la edad mencionada o quizás tu bebé ya toma su leche de continuidad pero no la tolera bien. Veamos entonces las distintas causas para cambiar la leche del bebé y también, como hacerlo.

¿Cuándo cambiar la leche del bebé? Causas para hacerlo y cómo proceder

Según la Organización Mundial de la Salud, la leche materna es el alimento recomendado para bebés de hasta al menos 6 meses. Cuando la madre no quiere o no puede amamantar, existen fórmulas infantiles adaptadas a las necesidades del bebé. Al darle leche de fórmula a su bebé, es importante observar cuidadosamente las instrucciones de preparación y uso, siguiendo los consejos de la profesión médica, especialmente tu pediatra.

¿Cuáles son los motivos para cambiar la leche del bebé?

El cambio de leche del bebé puede ocurrir cuando el bebé tiene problemas digestivos. Si el bebé llora después de cada comida, la regurgitación es frecuente o se producen episodios de diarrea, es posible que el médico te recomiende un cambio de leche o que pases de la leche materna a una de fórmula.

El cambio de leche en el bebé puede ocurrir también porque el pequeño es alérgico a las proteínas de la leche de vaca. En general, esta alergia también provoca erupciones en todo el cuerpo o la cara. Según el Centro de Investigación e Información Nutricional, alrededor del 2-3% de los niños pequeños se verían afectados por el problema.

Por último, el cambio de leche puede ocurrir también a medida que el bebé crece . Después del sexto mes puede cambiarse a la fórmula dos y a partir de los 12 meses se puede cambiar a la leche de crecimiento o  también a la leche entera de vaca.

¿Podemos darle al bebé leche de vaca o leche vegetal?

Es totalmente desaconsejable optar por la leche vegetal en lugar de leche apta para lactantes, de la misma forma que no debes darle a tu bebé leche de vaca o de cabra como la que tú bebes antes del año tal y como hemos señalado. Las soluciones infantiles tienen propiedades nutricionales muy específicas que ayudarán al desarrollo del niño. Las leches vegetales (que por cierto no son leches sino agua o jugo) son nutricionalmente inadecuadas. Su consumo provoca una ingesta insuficiente de proteínas, aminoácidos, lípidos, minerales, vitaminas y oligoelementos.

¿Cómo hacemos el cambio de leche del bebé?

Primero, es fundamental discutir esto con el pediatra. Solo él podrá decirte si los signos que has identificado corresponden a un motivo suficiente para cambiar la leche de tu bebé. A partir de entonces, la transición entre las dos leches debe seguir las instrucciones del pediatra y puede realizarse paso a paso. A menudo, te recomendará que comience a mezclar la nueva leche en pequeñas dosis con la anterior y que aumente gradualmente la dosis. Hay varios enfoques, lo importante es elegir uno y no hacerlo por uno mismo, sino siguiendo siempre las pautas médicas.

Solo si el bebé tiene auténticos problemas digestivos será necesario cambiar la leche sin hacer una transición mezclando ambas leches. Para ello deberemos seguir las pautas del pediatra o médico sobre cómo cambiar a una nueva leche. La mayoría de las veces, tendrás que proceder poco a poco: comienza mezclando 1/3 de la leche recién elegida con la anterior, en cada toma; al día siguiente, representará la mitad de la botella. Finalmente, al tercer día, atrévete a ofrecerle a tu hijo un biberón entero de la nueva leche, luego dale la vieja por el resto del día. Normalmente, este método funciona y el bebé se acostumbrará a la nueva leche enseguida. Eso sí, no debes probar diferentes leches una tras otra: si tiene la impresión de que aún no has encontrado la correcta, acuda al pediatra que trata a tu hijo.

Y en el caso de que no haya manera de que acepte la nueva leche, puede que el médico te aconseje añadir más agua de lo normal (en el caso de la leche de fórmula) o añadir un poco (en el caso de la de continuación) para que el bebé la note con un sabor más suave. En caso de que hagamos esto y dado que en realidad, estaremos «aguando» la leche puede que el bebé necesite más tomas a lo largo del día.

¿Qué pasa si no cambio la leche?

Puede que a tu bebé le cueste adaptarse a la nueva leche y que incluso con las pautas que nos de el médico, no consigamos que nuestro pequeño se acostumbre a beber la nueva leche. Tenemos que tener paciencia y ponernos en el lugar del bebé que posiblemente notará demasiado el cambio de sabor, por mucho que el cambio sea solo de una marca y no de una fórmula de leche.

No hacer el cambio cuando es necesario puede repercutir en la salud de tu bebé y además, poner en riesgo su salud. Piensa que si el bebé sufre ciertas intolerancias, como regurgitación severa o cólicos infantiles, puede intensificar esos episodios. 

No debes desesperarte ni tira la toalla dada la importancia que tiene el hecho de que el bebé se alimente correctamente. Si lo piensas, desde muy temprano, la leche se convierte en un hito imprescindible para el recién nacido, ya que asegura su supervivencia y constituye una primera apropiación del mundo. Ciertamente, tu hijo está apegado a su leche, pero no debes sentirte culpable por un cambio: si la leche elegida al principio no le conviene, encontrará consuelo al cambiar y la perturbación temporal causada resultará insignificante en comparación con la incomodidad de la leche vieja. Sin embargo, una leche nueva obviamente implica una modificación del sabor y el olor en comparación con lo que conoce; tanto la textura como el grosor pueden interferir con el placer de succionar mientras el sistema digestivo tiene que tomar sus marcas.

 

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