Cambio de hora

Cambio al horario de verano: Cómo gestionar en bebés y niños

Consejos para el cambio de horario que se produce en la madrugada del próximo sábado al domingo

Curiosidades cambio de hora: por qué hay dos horarios y cuándo comenzó en España

horario verano
Descubre cómo lidiar el cambio al horario de verano en los niños.
Blanca Espada

La transición al horario de verano es una costumbre anual arraigada en nuestra sociedad que tiene como objetivo principal aprovechar de manera más eficiente la luz solar natural durante los períodos del año en los que los días son más extensos y la temperatura es más elevada. Esta tradición, que se repite año tras año, implica un ajuste en nuestros relojes; específicamente, en la madrugada del sábado 30 de marzo al domingo 31 de marzo, cuando todos nosotros, en un acto coordinado, adelantaremos las manecillas de nuestros relojes exactamente sesenta minutos.

A primera vista, este cambio puede parecer menor y sin consecuencias significativas. Sin embargo, la realidad es que este pequeño gesto tiene el potencial de desencadenar una serie de efectos en la dinámica cotidiana de nuestras vidas, repercutiendo de manera particular en los miembros más jóvenes de nuestras familias. Los bebés y niños, cuyas rutinas están profundamente arraigadas y son más sensibles a las alteraciones en sus horarios, pueden encontrar este cambio especialmente desconcertante, lo que puede manifestarse en su estado de ánimo, sus patrones de sueño y su comportamiento general. Por lo tanto, es esencial que reconozcamos la importancia de este cambio y nos preparemos adecuadamente y sepamos cómo gestionar el cambio al horario de verano en bebés y niños.

Horario de verano: Cómo gestionar en bebés y niños

El ajuste horario que acompaña la llegada del horario de verano puede tener un impacto significativo en los patrones de sueño de los niños, quienes suelen tener horarios más estructurados y son más vulnerables a las alteraciones en sus rutinas. Los bebés y los niños pequeños, en particular, que están en pleno proceso de establecer y consolidar sus ciclos de sueño, pueden encontrarse con una serie de dificultades nocturnas. Estas pueden manifestarse en forma de interrupciones frecuentes del sueño, retos para iniciar el descanso nocturno o una tendencia a despertar antes de lo que sus horarios habituales dictarían.

Estas perturbaciones en el sueño no son meras trivialidades; tienen el potencial de desencadenar una cascada de efectos secundarios que afectan el bienestar emocional y conductual de los niños. La falta de un sueño reparador puede conducir a episodios de irritabilidad, una disminución en la capacidad de concentración y una mayor propensión a mostrar comportamientos disruptivos. Estos cambios, aunque individuales en su naturaleza, no ocurren en el vacío y, por lo tanto, tienen la capacidad de influir en el ambiente familiar en su conjunto.

La dinámica familiar puede verse afectada por estos cambios en los hábitos de sueño de los niños, ya que los padres y cuidadores también pueden experimentar un aumento en el estrés y la fatiga al tratar de adaptarse y manejar las consecuencias del cambio de hora en sus hijos. Por ende, es crucial reconocer la magnitud de este impacto y abordarlo con estrategias y preparaciones adecuadas para asegurar que tanto los niños como los padres puedan adaptarse y mantener un equilibrio en su vida cotidiana durante esta transición anual.

Preparación antes del cambio

Para minimizar el impacto, es recomendable comenzar a ajustar las rutinas de sueño de los niños aproximadamente unos días antes del cambio de hora. Esto se puede hacer retrasando la hora de dormir y la de despertar en intervalos de 10 a 15 minutos cada noche. Este enfoque gradual puede ayudar a los pequeños (y a los padres) a adaptarse al nuevo horario con menos estrés.

La noche anterior

La noche antes del cambio de hora es crucial. Mantén las rutinas de sueño lo más normales posible para evitar confusión adicional. Asegúrate de que la habitación de tu hijo esté propicia para el sueño: una temperatura cómoda, oscuridad y tranquilidad son esenciales. Si tu hijo es particularmente sensible a los cambios, considera usar cortinas opacas para mantener la habitación oscura a pesar del cambio en la luz natural.

Después del cambio de hora

Una vez realizado el cambio de hora, es importante ser paciente y comprensivo con los niños mientras se adaptan. Mantén las rutinas de sueño consistentes y evita la tentación de cambiar otros horarios, como las comidas o las actividades, para compensar el cambio de hora.

Consejos Generales

  • Mantén la calma: Los niños son sensibles a las emociones de sus padres. Una actitud tranquila y positiva ante el cambio puede ayudar enormemente.
  • Luz natural: Durante el día, expón a los niños a la luz natural para ayudar a regular su reloj biológico.
  • Actividad física: Incluye suficiente actividad física durante el día. Esto no solo es saludable, sino que también promueve un mejor sueño por la noche.
  • Rutinas de relajación: Establece rutinas de relajación antes de dormir, como leer un libro o tomar un baño, para señalar al cuerpo que es hora de descansar.

En definitiva el cambio al horario de verano no tiene por qué ser una experiencia estresante. Con preparación, paciencia y siguiendo estos consejos, puede ayudar a sus hijos a adaptarse al nuevo horario de manera más suave y sin contratiempos. Recuerde que cada niño es único y puede requerir diferentes estrategias para ajustarse. Con el tiempo, la familia entera se adaptará a este pequeño pero significativo cambio en su rutina diaria.

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