Sin apuesta

Sin apuesta

El fútbol es un juego y quien quiere participar necesita apostar. No supimos cuál era la propuesta de Arrasate hasta que efectuó sus primeros cambios más allá de una hora de partido. Hasta entonces su equipo fue una copia del de Javier Aguirre con una diferencia fundamental: el mejicano disponía de Kang-in Lee para estirar el chicle y ahora el navarro alinea a dos maderos, Larin y Muriqi, para aguantar la pelota a la espera de alguien, quien sea, que nunca está ni se le espera.

Era cuestión de tiempo que los de Simeone abrieran la lata. Con el Mallorca actual no es preciso ni la llave, basta con esperar que se deje la pelota en un mal control, una entrega defectuosa o en un callejón sin salida, para sorprenderle y batirle sin remisión. Puede suceder después, como hizo el Real Madrid en Arabia o antes, igual que ayer en el Metropolitano. Allí fue Darder y ahora ha sido el kosovar, tan peligroso de cabeza como torpe con las botas, en plena crisis de identidad más preocupado en bajar a recibir, que en pisar el área enemiga, la única zona del campo en la que puede ser útil.

Juego aparte, es lamentable que la representación del club la ostente un personaje como su director financiero que, en los prolegómenos, hablaba de «recuperar la esencia». No se trata de nada parecido, qué sabrá él de otra cosa que no sea contabilidad, ni de desidia. Lo que ha perdido esta plantilla es fe y confianza en si misma y en lo que hace. Cuando Asano y Robert Navarro entraron desde el banquillo y todo el equipo adelantó líneas, cambió la imagen. De perdidos, al río. Al menos se generó una ocasión de gol en un disparo de Dani Rodriguez demasiado alto y un centro imposible de otro desaparecido, Sergi Darder, botó sobre la parte superior del travesaño. Pero perro que ladra, no muerde y hasta que Griezman no sentenció en otro fallo, cómo no, los de amarillo, matrícula de honor al que se inventó la segunda equipación, no lanzaron un solo bocado a un anfitrión casi acobardado.

No hay ninguna derrota honrosa y menos si es merecida. La inscribiremos a nota de inventario, pero vienen a Son Moix el Las Palmas y el Osasuna y ahi ya no caben ni siquiera empates. Eso si, Europa ha dejado de ser un sueño del que más ha valido despertar antes de que surja alguna pesadilla.

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