¿Le Senne un facha?
El Parlamento Europeo impidió a la eurodiputada de Podemos Irene Montero lucir un pañuelo palestino en la tribuna. La dirigente podemita se quitó esta bufanda a petición de la presidenta de la Eurocámara, para intervenir en la tribuna de oradores. Christel Schaldemose (del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas), ejerciendo de presidenta del Parlamento Europeo, es la que pidió a Montero que se quitara el pañuelo palestino para hablar desde el atril. Christel Schaldemose argumentó que no está permitida la exhibición de símbolos políticos en el atril.
¿Ha sido denunciada Schaldemose por delito de odio o ha señalado el letrado del Parlamento Europeo que esta decisión no figura en el reglamento? Que se sepa, ni lo uno ni lo otro. De alguna manera, por su similitud, esto nos pone ante una controvertida decisión de Gabriel Le Senne, presidente de nuestro Parlamento, quien, ante la exhibición de símbolos partidistas desde la Mesa del Parlament, acabó expulsando a las diputadas portadoras, siendo a su vez denunciado por delitos de odio y cuestionado por su letrado mayor.
Pero, claro, desde la óptica de la izquierda, más se merece. Le Senne, que es hijo de un director general del PP, lo cual ya es indicativo, en teoría y más allá de la reconciliación, sin duda debe de sentir odio hacia los fusilados de la Guerra Civil en general y a Las Rojas del Molinar en particular y se permitió el atentado de exigir independencia a sus diputados.
Dos parlamentos, el europeo con una autoridad evidentemente muy superior, con dos situaciones semblantes, pero con un final radicalmente distinto. ¿Existe alguna razón para que pueda ocurrir algo así o todo se debe a posicionamientos que sólo responden a mero oportunismo político?
MARTES: UNA LUCHA DE INTERESES. Antiguos alumnos de Montesión consideran que no se justifica ni tiene ningún sentido que se celebre un homenaje a San Alonso Rodríguez, cuando los Jesuitas han renunciado a su presencia en Mallorca y, además, el templo de Montesión no debería abrirse ahora al público en estos momentos ya que por su estado de deterioro existe un evidente peligro de derrumbe. Pero la Compañía de Jesús, junto al Obispado de Mallorca, ha organizado este acto en el que sin duda existe un trasfondo que convendría no olvidar: el traslado de los restos de San Alonso a la Catedral, un empeño del obispo Taltavull.
En efecto, si Montesión quedara fuera de culto, sería lógico, y así puede parecerle ahora también a la compañía, que un santo que al contrario de la beateta ha pasado casi siempre desapercibido, descansara en la Seu. Sea como fuere, el traslado del segundo colegio jesuítico más antiguo del mundo deja un sabor amargo y al final varios enfrentamientos: los alumnos y la iglesia con un santo víctima de las circunstancias.