Gala lírica en el paso del ecuador de la Caja de Música
La Caja de Música, cuyas obras acaban en verano de 2023, está llamada a ser referente nuevo a la hora de emprender vuelos inéditos
‘Estius Simfònics’ regresa al Castillo de Bellver

La semana del 11 al 17 de julio el ciclo veraniego Estius Simfònics 2022 ponía la directa en el regreso de la Orquestra Simfònica Illes Balears-OSIB al patio de armas del Castillo de Bellver, después de tres años de ausencia y superada la resaca del Concurso Internacional de Canto Juan Pons. En esta ocasión la semana albergada dos de las ocho citas: el miércoles 13, recital lírico, y el sábado 16 concierto, bajo la batuta del húngaro Henrik Nánási.
La casualidad –o no- ha querido que el recital lírico coincidiera con la gala de clausura del LXXXIV Festival del Maggio Musicale Fiorentino (vuelvo a insistir a la atención de quienes han eliminado los números romanos de la enseñanza obligatoria que, LXXXIV, quiere decir 84). Así pues, miércoles 13 recital lírico y el jueves 14, clausura en Firenza y nada menos que con la Orquesta del Maggio Musicale Fiorentino bajo la batuta de su titular Zubin Mehta. Un cartel, pura élite, que asimismo se presentó en el ciclo Sunset Classics de Formentor, tal que un 13 de septiembre del año 2013. Por cierto, había en el programa de mano la noche de clausura una composición que se pudo escuchar el año pasado en el Festival de Pollença: Variaciones sobre un tema rococó para violoncelo y orquesta de Tchaikovsky. Y nada menos que contando en el cello con Edgar Moreau, el mismo invitado para ilustrar musicalmente en París el homenaje a las víctimas de Bataclan.
Desde que Pablo Mielgo es el director titular de la OSIB son frecuentes los recitales líricos y en esta ocasión, siguiendo la estela del planteamiento que presidió el año pasado el cartel en el patio de La Misericordia, era el turno de la pequeña embajada de la Accademia del Maggio Musicale Fiorentino: Rosalía Cid (soprano), Davide Piva (bajo-barítono), Joseph Dahdah (tenor) y Polixeni Tziouvaras (mezzosoprano), estos dos últimos, en sustitución de los inicialmente previstos Caterina Meldolesi (soprano) y Luca Bernard (tenor). Precisamente el momento cálido de la velada lo protagonizaron Cid y Piva con Signorina, in tanta fretta el dueto de Don Pasquale. Davide Piva, en realidad fue la gran sorpresa por su magistral inmersión emocional en las piezas que le tocó en suerte interpretar, de la misma manera que fue el tenor Joseph Dahdah, en especial por La fleur que tu m’avais jetée aria de Carmen, a quien correspondió ejercer el gran papel de voz dramática.
En realidad los cuatro brillaron a gran altura, dejando bien alto el pabellón de la Accademia fundada en mayo de 2002 para dotar de excelentes voces a la plantilla del Teatro dell’opera di Firenze. La marca Maggio Musicale es de igual trascendencia a lo que significa la Primavera de Praga, incluso me atrevo a decir que en cierto sentido se alinea con Festival de Salzburgo.
No es casual que Florencia sea denominador común del Maggio Musicale, puesto que hablamos del lugar que vivió su mayor esplendor al instaurarse el Gran Ducado de Toscana en el siglo XV bajo el dominio de los Medicis, previamente vivir el alumbramiento del Renacimiento en la segunda mitad del siglo XIV y sin olvidar que allí, en el siglo XVI, se vivió el origen de la ópera en sus formatos primigenios. Hasta fue capital de Italia en el XIX.
Esta parrafada viene a cuento para ilustrar los antecedentes que convierten a Firenza, y en la actualidad su Maggio Musicale, en un referente absoluto. Lo que conecta con el hecho de que al día siguiente del recital en Bellver lo que tocaba era acudir a visitar el estado de las obras de la Caja de Música.
A fecha de hoy se encuentran muy avanzadas las dos naves laterales en las que se instalarán la zona de ensayos, camerinos, administración y archivo. Ambas naves abrazan la que será estructura central del complejo donde se alojará el auditorio cuyas obras comenzarán a partir de octubre de este año. Un auditorio, que además de los ensayos generales, ofrecerá conciertos de la OSIB, aunque no quiero ni imaginar que alguien tenga la tentación de llevar al auditorio, con un aforo de 700 butacas, los conciertos de abono.
En Praga, junto al río Moldava, se levanta un edificio emblemático, la sede oficial de la Orquesta Filarmónica Checa: el Teatro Rudolfinum construido en el siglo XIX con financiación de una entidad equivalente a lo que un día fue entre nosotros Sa Nostra y regalado a la ciudad. En enero de 2008, tuve ocasión de asistir allí a un concierto de temporada de la Filarmónica Checa y con la obligación de asistir los caballeros, con traje y corbata, las señoras con traje de cóctel. Una costumbre hoy desaparecida entre nosotros, además de perderse el frac de los músicos sustituido por un traje de El Corte Inglés.
La explicación que me dio Mielgo fue que «estamos en el siglo XXI». Pero el verano del año pasado el público del Festival de Pollença reconoció con un fuerte aplauso la aparición en el escenario de ADDA Simfònica y todos sus integrantes luciendo frac o traje largo en pleno agosto.
¡Es el respeto a la tradición! Entendida, como tributo al legado, que es palabra refiriendo «aquello que se transmite a las generaciones».
El Rudolfinum fue un regalo de la Sa Nostra checa a la ciudad de Praga, de la misma manera que el Auditórium de Palma fue el regalo de un gran emprendedor y melómano confeso a la capital balear hace ya medio siglo. De manera que la Caja de Música no puede albergar los conciertos de la temporada de abono de la OSIB. Sería imperdonable insulto a la memoria de quienes tuvieron una visión y la llevaron a término.
La Caja de Música, en mi opinión, está llamada a ser referente nuevo, a la hora de emprender vuelos inéditos hasta la fecha. Referente, para sentar las bases del nuevo comienzo persiguiendo esplendor y en absoluto entendida como espacio pragmático dándole la espalda al primer teatro de Mallorca, como sin duda lo es el Auditórium. Es decir, nuestra catedral de la cultura.
Sirva la foto que ilustra este texto para recordarnos que antes de asistir a un recital, ha sido necesario establecer los cimientos que lo harán posible. Será el verano de 2023 cuando finalicen las obras de la Caja de Música, con foto electoralista dadas las fechas. Una foto en la que solamente se justificará la presencia de la directora general de Cultura, Catalina Solivellas, que tanto sigue haciendo por poner en valor la trascendencia social de la OSIB.
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