Efectivamente, Prohens no es Ayuso
La jugada de Pedro Sánchez de recibir en Moncloa uno a uno a los barones del PP le hubiera salido redonda en el caso de que también hubiese picado Isabel Díaz Ayuso. He dicho jugada, porque lo es. El fondo polémico que anidaba en esta suerte de concurso de reuniones bilaterales reside en la negativa del presidente Sánchez a convocar la Conferencia de Presidentes, agravada por el malestar general que ha despertado el muy cuestionable cupo catalán.
Cuando se puso a andar el Estado de las Autonomías se equiparaba el rango de los presidentes autonómicos al de ministro. Imagino que la cosa sigue en los mismos términos, aunque solamente sea en lo protocolario al tratarse de los representantes del Estado en las diferentes comunidades autónomas. La Delegación del Gobierno no representa al Estado, sino al Gobierno.
La jugada de Sánchez era perversa por dos razones. La primera, por buscar la foto, en un intento de desviar la atención sobre la -ahora sí- bilateralidad que viene practicando «el puto amo» con los golpistas de 2017. Se trataba, asimismo, de tener las fotos para que los 700 asesores construyeran mensajes vendiendo la normalización de una bilateralidad, que no es tal.
La segunda razón, y más importante, de esta perversa jugada era intentar la quiebra del Partido Popular ahora que tiene el mayor poder territorial de su historia. Se trataba entonces de dividir y casi lo consigue. Pero no contaba con la reacción de las bases del partido y de su propio electorado, que están a partir un piño con Ayuso; no así los cuadros y las baronías, que nos dejan un lamentable escenario que solamente beneficia a Sánchez.
El Estado de las Autonomías, en efecto, ha convertido España en Reinos de Taifas, donde cada reyezuelo tira para su cuerda y que os den a los demás. ¿Hace falta recordar las 17 tarjetas sanitarias, otros tantos sistemas educativos y unas legislaciones autonómicas tantas veces contradictorias?
Vivimos tiempos de emergencia nacional y en estas condiciones, Sánchez no tiene autoridad moral alguna, tampoco institucional, para que se cuadren ante él, una a una, las baronías del PP. La presidenta Prohens ha picado el anzuelo, como el resto de sus compañeros, regalándole a Sánchez una foto que no tiene precio. No así Díaz Ayuso, hoy por hoy intocable, porque las bases y el electorado del PP están con ella.
El simple asalto de Sánchez a instituciones del Estado como el Congreso de los Diputados (Armengol es su más ferviente monaguillo), el Tribunal Constitucional (Conde Pumpido es el fiel procurador de la falsa constitucionalidad de sus actos) e incluso la Fiscalía General del Estado (Álvaro García Ortiz a punto de ser imputado), un interminable listado de organismos públicos, y además ahogar al Senado (con mayoría absoluta del PP) en su capacidad de actuación, ya son razones suficientes para poner pie en pared y defender el Estado de Derecho.
A todo ello hay que añadir la capacidad de Pedro Sánchez para mentir más que hablar, incluso su determinación a levantar un muro, para evitar que en el futuro pueda producirse una alternancia en el poder. Sólo la extrema izquierda -la izquierda a secas ha desaparecido- tiene hoy en día el derecho a gobernar en España. ¿Y van los barones del PP y se arrodillan?
La presidenta Marga Prohens, antes de reunirse con Sánchez en Moncloa el viernes 25 de octubre, dijo esta barbaridad. Paso uno: «Cada Comunidad, cada presidente, tiene unas circunstancias» (tufo a Reino de Taifas). Y paso dos: «Las circunstancias personales que tiene la presidenta de la Comunidad de Madrid, y los ataques que recibe, no son las del Govern Balear». Tufo otra vez a Reino de Taifas, además de comentario insolidario con su compañera de partido. «Circunstancias personales», dice Prohens. Menuda barbaridad.
Vamos a ver, campanera Marga Prohens. ¿Has olvidado tu presentación en el Auditórium de Palma, acompañada por Isabel Díaz Ayuso? Porque yo sí estuve allí. Era en plena campaña preelectoral y sin duda utilizaste el tirón electoral de Díaz Ayuso para ennoblecer tu candidatura, equiparándote con el coraje de la Agustina de Aragón del siglo XXI. En eso pensabas, ¿no? Visto lo sucedido, efectivamente no eres Ayuso. En absoluto te pareces.
Regresada de tu paseo por Moncloa, todo fueron palabras hiperventiladas, creyéndote que venías cargada de aciertos, cuando en realidad lo hacías de vacío. Moreno Bonilla (¡Andalucía!) salió cabreado, aunque iluso él por ir a parlamentar con un falsario, palabra que refiere a alguien que suele decir mentiras. La RAE. Bueno, ahora a eso se le llama cambiar de opinión.
También tus voceros de alto rango relataron con albricias tu viaje a Madrid, aunque ya se verá en qué queda todo eso de pedirle que retome relaciones diplomáticas con Argelia o reforzar los convenios de carreteras y trenes. Si Armengol, su fiel monaguillo, no lo consiguió, ¿serás tú la excepción? Es, Sánchez, un diablo implacable en romper puentes con sus contrarios, algo que parece haber olvidado demasiado pronto Marga Prohens.
El desfile aplicado de los barones del PP por el Palacio de la Moncloa es el típico caso de las víctimas de los tunantes, que en los barcos de palas por el Mississippi les sacaban hasta la camisa. Al tiempo. Sánchez es un cadáver político, aunque todavía no lo sepa, y un muerto viviente puede llegar a ser la mayor de las pesadillas. Marga, un poco más de televisión, y entérate.
El muro que ha levantado Sánchez frente a la derecha es inexpugnable, si nos atenemos a las conductas infantiles de las baronías del PP. Sin querer, eso imagino, le han estado bailando el agua en estas reuniones en Moncloa.