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Sevilla nombra hijo predilecto a Juan José Asenjo, el obispo que inmatriculó la Mezquita

Juan José Asenjo, el arzobispo de Sevilla, será nombrado hijo predilecto de la ciudad antes de que acabe este mes.

Juan José Asenjo, el arzobispo de Sevilla, será nombrado hijo predilecto de la ciudad antes de que acabe este mes. El arzobispo ha sido nominado por Cáritas Diocesanas y el grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento. Ambos consideraban que la labor al servicio de la ciudad de Asenjo merecía un pequeño homenaje. Según se ha aprobado y el mismo alcalde Juan Espadas ha confirmado, el 23 de septiembre se realizará el acto que convertirá al arzobispo en hijo predilecto de la ciudad de Sevilla.

Juan José Asenjo es nombrado hijo predilecto de Sevilla

La trayectoria del arzobispo Juan José Asenjo lo llevará a convertirse en hijo predilecto de Sevilla. Asenjo, que presentará su renuncia como cardenal en octubre, fue nombrado arzobispo coadjutor de Sevilla el 13 de noviembre de 2008. A la capital hispalense llegó procedente de Córdoba, donde ejerció de obispo desde 2003. En la ciudad cordobesa fue el artífice el 2 de marzo de 2006 de la comentada inmatriculación de la Mezquita-Catedral y del Patio de los Naranjos. Cuatro años después, siendo ya obispo de Sevilla, hizo lo mismo con la Catedral de Sevilla y la Giralda.

Con esta fórmula jurídica se ganó una cierta polémica, aunque sus aportaciones no han sido reclamadas por el momento. Según afirma el arzobispo este patrimonio: “lo inscribió como propio en el Registro Civil por un coste de unos 30 euros, apoyándose en una modificación del Reglamento Hipotecario que autorizaba a la Iglesia a registrar sus edificios y a los obispos poderes similares a los de un notario.”

Sa han inmatriculado unos bienes que según afirma, siempre han sido de la iglesia y con esta fórmula jurídica consiguió tener una justificación clara. La mezquita ha sido uno de los puntos clave que más debates ha generado, aunque el propio arzobispo tiene que claro que: “la Iglesia no ha sustraído nada a nadie, ni se ha apropiado de algo que no fuera nuestro, es decir, del Pueblo de Dios”.