Los manteros de Kichi se apelotonan en Cádiz y los comercios estallan: «Nos quitan trabajo y van sin mascarilla»

Los manteros de Kichi. Así se conocen a los vendedores ilegales que, cada día, se ubican en la famosa calle gaditana Compañía de Cádiz, para enfado de los comercios legales, que ven estos días cómo los manteros, encima, «se apelotonan y van sin mascarillas», tal y como reconoce un comercio de la zona a este periódico.

Otro comerciante al que ha telefoneado OKDIARIO explica que, además de no guardar ningún tipo de distancia de seguridad ni llevar mascarilla de protección, «nos quitan el trabajo». Y se pregunta: «¿Para qué pagamos impuestos?».

Pero, ¿cómo permite Kichi esto? Pues bien sencillo, quitando la presencia policial de las calles en las que se ubican los manteros. Precisamente esta semana la diputada nacional del PP María José García-Pelayo presentó en el Congreso una batería de preguntas dirigidas al Gobierno «ante la situación que atraviesa la Policía Nacional en el conjunto de la provincia» de Cádiz, «marcada por la falta de efectivos, así como por la falta de medios y de infraestructuras».

En un comunicado, García-Pelayo ha criticado que, «el caso más sangrante», como le han trasladado «los propios agentes», es que, «ante la falta de determinados efectivos en la ciudad de Cádiz por no aprobar el Gobierno las comisiones de servicio, el Ministerio todos los días traslada hasta Cádiz a agentes de Jerez, dejando a esta ciudad mucho más desprotegida, precisamente cuando más robos se están produciendo y más incidentes», según advierte.

De esta manera, con la referida batería de preguntas, desde el PP quieren que el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, «explique si tiene previsto incrementar la oferta de empleo público para cubrir el déficit de plantilla», o «cuál es el motivo por el que en la última oferta no se ha contemplado incremento alguno».

Sea como fuere, cada día que pasa los comerciantes legales de Cádiz tienen que ver cómo, frente a la puerta de su local, alguien saca una manta y se pone a vender productos ilegales, pese a no haber pagado ni un solo impuesto por ello y robando, literalmente, la clientela a quienes sí cumplen con Hacienda. Kichi, sin embargo, prefiere premiar la ilegalidad y castigar al empresario.