Colau se siente engañada por los okupas: «No puedo creer que los míos me estén haciendo esto»

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La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (Foto: EFE)

Sangre, sudor y también lágrimas le está costando a Ada Colau buscar remedio para la crisis que se ha desatado en Barcelona desde que fuera desokupado el Banco Expropiado. Fuentes cercanas a la alcaldesa aseguran que lo que más le duele es que el mayor conflicto ocurrido a lo largo de su primer año de mandato sea precisamente con los okupas, movimiento al que ella, como principal portavoz de la Plataforma de Afectados de la Hipoteca (PAH), protegía antes de ser regidora de la ciudad.

«No me puedo creer que los míos me estén haciendo esto», este es lamento que se le escucha a Ada Colau desde hace unos días. Fuentes cercanas al Ayuntamiento aseguran que la alcaldesa estaba «al 100 por 100 convencida que simplemente, por su cara bonita iba a conseguir que los okupas no se enfadaran cuando los sacaran del edificio» y añaden que no saben «si es prepotencia o ingenuidad» pero que es del todo irracional pensar que manteniendo «una conversación podría convencerles de que irse a la calle es lo mejor para ellos».

Esta es la segunda crisis que vive la alcaldesa de Barcelona en menos de un año, la primera fue con los trabajadores del metro, con los que ella también se manifestó hace ahora dos años y con los que también exigió una mejora de sus condiciones laborales, al igual que este año aunque con una diferencia, Ada Colau es la regidora de la ciudad. Ante la amenaza de ir a la huelga en la semana de la celebración del Mobile World Congress, Colau no pudo hacer nada al respecto y, al contrario de lo que hiciera Trías un año antes, no les subió el sueldo a los trabajadores entre otras cosas porque «no hay dinero» en las arcas públicas destinado al transporte público lo que desembocó en una huelga de varios días.

«Ese es el problema» siguen relatando las misma fuentes, «Trías arreglaba los problemas pagando, un edificio a los okupas del Banco Expropiado, la luz a los del edificio de transformadores, les subió el sueldo a los del metro… pero Ada siempre ha creído que ella se bastaba para convencerlos a todos porque al final son su gente, como ella dice».

«Niños como escudo»

Según algunos testigos, en la jornada del domingo los mossos se encontraron con una imagen tremenda, los okupas utilizaban a los niños como escudos para que estos no actuaran. Tal como muestran las imágenes los manifestantes organizaron «una fiesta de la familia para que los mossos no pudieran hacer nada para evitar la concentración, pero muchos se acercaban a los agentes para insultarles y escupirles».

A día de hoy sigue habiendo inmuebles okupados en la ciudad de Barcelona como uno en el barrio del Raval, el último episodio de los edificios municipales okupados ya que otros también emblemáticos lo fueron y continúan estándolo entre ellos: el edificio Transormadors en el Barrio del Eixample (este inmueble en concreto estaba destinado a convertirse en un equipamiento para personas mayores), la antigua comisaría de Gràcia, las viviendas de la calle Hort de la Vila de Sarriá mientras se ha mantenido la okupación de Can Víes en Sants.

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