Al año pasas 1.575 horas de pie ¿Cómo le afecta esto a la salud?

Nuestros pies son los grandes perjudicados por todas las horas que acumulamos de pie al cabo del día. Pero con el tiempo esas molestias llegan a extenderse por cuello y espalda. Al año pasas 1.575 horas de pie, ¿pero cómo le afecta esto a la salud?

El problema en realidad lo sufren aquellos que tienen un trabajo que les implica pasar tanto tiempo de pie, como pueden ser camareros o dependientes. Entre otras cosas notarán fatiga muscular, dolor de pies, hinchazón de piernas y rigidez en hombros y cuello, como recoge el estudio realizado por el Centro Canadiense de Salud y Seguridad en el Trabajo. Después de cinco horas de pie se incrementa de manera importante la sensación de cansancio.

No solo los trabajadores acaban sufriendo las consecuencias de no sentarse durante un largo tiempo, también cualquiera de nosotros cuando acude a un concierto o disfruta de una tarde de compras. El caso más extremo es el de los dependientes de las tiendas, que después de una jornada laboral de siete horas habrá pasado al año unas 1.575 horas de pie. Aquellos que tengan una labor más física y que tengan que caminar durante el trabajo podrían sufrir más daños, como pueden ser camareros, peluqueros, policías, cirujanos o trabajadores de la agricultura. En torno a la mitad de los trabajadores pasan más del 75% de la jornada de pie.

Para evitar posibles daños en nuestro cuerpo habría que seguir una serie de consejos, entre los que se encuentran unos sencillos estiramientos para relajar las plantas de los pies y descargar los tobillos. Tampoco estaría de más introducir los pies en agua fría durante diez minutos para disminuir la hinchazón.

Algunos expertos también recomiendan el uso de plantillas de gel para descargar la presión que soportan los pies durante tantas horas. Las de tecnología gel intentan suavizar el impacto de estos cuando tocan el suelo.

Por último, para prevenir la aparición de molestias es preciso decantarse por un calzado que resulte cómodo y plano, en donde lo conveniente sería que la suela fuese flexible y gruesa, con capacidad para contrarrestar los impactos de cada zancada. También habría que evitar los tacones, los zapatos nuevos y aquellos que resulten demasiado ajustados porque podrían provocar ampollas.