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Castilla-La Mancha puede presumir de ser una de las regiones más fascinantes de toda España. Aunque ignorada a menudo por los turistas, alberga enclaves que combinan naturaleza e historia y nada tienen que envidiar a la mejores playas del país para disfrutar de unos días de vacaciones con familia o amigos. Uno de estos rincones se encuentra en Escalona, una localidad de la provincia de Toledo a orillas del río Alberche. Aquí se encuentra el imponente Castillo de Escalona dominando el paisaje y, a sus pies, una playa fluvial con aguas limpias y tranquilas.
Sin lugar a dudas, se trata de uno de los mejores refugios para escapar del sofocante calor estival. Este espacio resulta especialmente atractivo por el ambiente familiar que ofrece. La corriente es suave y el cauce del río tiene poca profundidad, así que incluso los más pequeños se pueden bañar con total seguridad. Además, el acceso es sencillo y la zona cuenta con frondosos árboles que regalan sombra.
Un rincón inesperado en el corazón de Castilla-La Mancha
Castilla-La Mancha es una comunidad autónoma sin litoral, pero cuenta con multitud de espacios naturales donde el agua es protagonista, como embalses, ríos, lagunas y playas fluviales. Uno de los enclaves más destacados es la playa fluvial de Escalona, más conocida como playa de Calicantón, la cual tiene una belleza natural impresionante.
Situada en un recodo del río Alberche, esta zona de baño ofrece un amplio arenal dorado bañado por agua cristalinas que descienden desde la Sierra de Gredos. Es un lugar estupendo para refugiarse del calor, ya que la playa fluvial está rodeada de vegetación frondosa que ofrece sombra y frescor.
Llegar hasta aquí es muy sencillo, tanto caminando como en coche desde el centro de Escalona, por lo que, cada verano, el lugar recibe a vecinos y visitantes procedentes de Toledo y Madrid.
Castillo de Escalona
El elemento que convierte este espacio natural en un lugar único es el Castillo de Escalona, cuyo origen se remonta a finales del siglo XI. La fortaleza, construida por orden del rey Alfonso VI, durante la expansión del reino de Castilla, se asienta sobre un cerro que domina el río Alberche. Durante varios siglos, protegió la comarca y fue testigo de numerosos acontecimientos históricos importantes.
En un principio, cumplió un papel puramente militar, pero con el paso del tiempo la fortaleza fue residencia de personajes de gran relevancia, como Juan Manuel, uno de los grandes escritores medievales en lengua castellana y autor de «El Conde Lucanor». Aquí también residió Álvaro de Luna, el influyente valido del rey Juan II de Castilla.
Sin embargo, a pesar de escenario de intrigas y alianzas, el Castillo de Escalona cayó en el olvido debido a las guerras y el abandono. Hoy en día, buena parte del recinto amurallado continúa en pie, por lo que los visitantes pueden apreciar sus murallas, torres y restos de dependencias, y comprender la magnitud que tuvo como símbolo de poder durante varia generaciones.
«El Castillo de Escalona fue inicialmente una fortaleza romana que fue ocupada en época musulmana y posteriormente tomada por Alfonso VI de Castilla; fue decisivo como defensa contra los ataques de almorávides y almohades en 1.131, 1.137 y 1.196. Se compone de la fortaleza propiamente dicha y de un extenso palacio mudéjar. Está ubicado estratégicamente sobre una meseta que bordea el río Alberche entre Ávila y Toledo.
Su zona interior está dividida en dos partes claramente diferenciadas, la Plaza de Armas que está rodeada por la fortaleza y el Palacio de forma cuadrada que está más al sur. Las dos partes están separadas por el Patio del Honor.
La robusta torre del homenaje del palacio es la estructura que más destaca de todo el conjunto», detalla la web de Turismo de Castilla-La Mancha.
Un pueblo con historia
Más allá de la playa fluvial y el castillo, existen otras muchas razones para visitar este pueblo toledano que ha conservado su trazado medieval. Continúa en pie más del 70% del recinto amurallado original, lo que permite imaginar cómo era la villa hace siglos. Caminar por sus calles es como hacerlo en un museo al aire libre, con monumento destacado como la Iglesia de San Miguel.
La Torre del Agua, que hoy en día alberga la oficina de turismo, es una visita imprescindible en el municipio. Mientras, la Puerta de San Ramón invita a cruzar el umbral de las murallas para seguir un recorrido que bordea el casco histórico y desemboca, en la silueta del castillo.
La combinación entre turismo cultural y de naturaleza es una de las señas de identidad de Escalona. Aquí, es posible disfrutar en un mismo día de un chapuzón, un recorrido por monumentos medievales y una comida tradicional en alguno de sus restaurantes. Una fusión que ha permitido al municipio preservar su esencia, al tiempo que abre sus puertas a quienes buscan descubrir la riqueza y diversidad en el corazón de Castilla-La Mancha.