‘Accidente’: pura adicción para paladares poco exigentes
Una serie mexicana que parte de una buena idea pero está mal desarrollada
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Accidente es la nueva gran sensación de Netflix. Una serie mexicana que está batiendo récords de visualizaciones y se ha posicionado entre lo más visto del ranking mundial de la plataforma. Ofrecemos una crítica de este thriller que es pura adicción aunque no esté hecho para paradores seriéfilos muy exigentes. Un accidente provoca la muerte de tres niños y la desaparición de una, lo que provoca una espiral de odio y dolor entre las familias afectadas. Una trama que parte de un conflicto muy interesante pero que está ejecutada de manera gruesa, con un estilo cercano al culebrón de toda la vida, lo que no tendría nada de malo si no fuera porque, tal vez, esta historia requería de más sutileza y de una autoría personal. De ahí que muchas decisiones de los personajes no se entiendan o que la acción vaya tan rápido que resulta atropellada. Aún con todo, lo dicho: Accidente es adictiva, engancha a pesar de sus defectos. El éxito en Netflix es comprensible.
Trama y datos de producción
Un castillo inflable sale volando y se lleva la vida de tres niños durante una fiesta de cumpleaños. El que sería un día de celebración, en un segundo se convierte en tragedia para cuatro familias, y los lleva a confrontarse contra lo más profundo de su propia naturaleza. Mientras todos se convierten en sospechosos de haber causado ese «accidente», tendrán que lidiar con el dolor, la culpa, el resentimiento y el deseo de venganza.
Protagonizada por Ana Claudia Talancón, Sebastián Martínez, Alberto Guerra, Eréndira Ibarra y Erick Elías, acompañados por Erik Hayser, Macarena García, Sebastián Dante, Regina Blandón, Ruben Zamora, Valentina Acosta, Shaní Lozano, Luis Ernesto Franco y Silverio Palacios, esta serie de drama y suspense es una creación de Leonardo Padrón (Pálpito), dirigida por Gracia Querejeta y Klych López. Esta ficción supone, de hecho, la primera incursión latinoamericana de Querejeta, una reputada directora en nuestro país (Siete mesas de billar francés).
Buena idea, mala ejecución
Un accidente con niños como víctimas, lucha de clases, violencia y distintas formas de afrontar el duelo; todo esto es un buen punto de partida narrativo, sobre todo si mezclas el drama con giros de thriller. Hay, en esta serie, mucho para escarbar. Se podría haber conseguido una reflexión muy apetecible sobre el privilegio, la pérdida y la necesidad de venganza, así como un gran retrato de las diferencias sociales de un país (México) tan extremo. Alguien como el director Michael Franco (Nuevo orden) hubiese hecho maravillas con estos mimbres, pero no. Accidente es, al final, una serie de Netflix, para bien o para mal.
Y aunque Gracia Querejeta podría haber servido de garantía visual, lo cierto es que esta serie de 10 capítulos cae constantemente en los recursos de la telenovela más obvia. Todos los personajes hablan de manera rimbombante, muchos de los giros son fortuitos y se está más pendiente de que la trama vaya deprisa que de centrarse en el drama humano. Por todo esto, casi no hay intimidad en Accidente y casi no existe raccord emocional. Los personajes actúan para que se pueda crear acción, aunque no tenga que ver con su estado anímico o su personalidad.
Se abren tantos melones en Accidente que se pierde el foco del drama y muchas tramas se tornan casi ridículas. Por no hablar, por supuesto, del evento desencadenante. Sí, puede suceder que un castillo inflable salga volando y se lleve la vida de unos niños pero el problema es cómo está realizada esa escena; con esa cámara lenta, esos planos cerrados de las víctimas (para que no se vea que, realmente, que no estaban en el aire) y esa atracción sobrevolando un bosque mientras que los padres gritan angustiados. De verdad, parece más un chiste que una tragedia.
A pesar de todo, engancha
Pero si uno entra dentro del absurdo, Accidente tiene varias bazas a su favor. Uno de los trucos de guion más valorados en las series es el hacer creer al espectador que cada capítulo es el último, que la trama ya no puede dar más de sí, y es ahí cuando se saca un as de la manga (siempre ha de ser coherente con la historia) que te engancha para seguir viendo más. Accidente cumple con creces esta norma. Sin hacer spoilers, decir que en el capítulo cinco, por ejemplo, un servidor quiso continuar sólo por ver cómo iban a hacer los guionistas para continuar con una historia en la que ya se había vendido todo el pescado. ¿Qué más podían contar sin repetirse? Pues lo consiguen. Torpemente, quizá, pero se logra.
Accidente, al final, es un producto de masas que podría haber sido mejor pero que sin duda engancha. Es una serie que olvidas después de consumirla pero puedes pasar un fin de semana bastante entretenido.