Porfirio N.V., primer detenido por el crimen de la etiqueta: «Estuve allí pero solo fui a llevar a una mujer»
Los tres asesinos del ‘crimen de la etiqueta’ fueron grabados por la cámara de una peluquería
La prima, su marido y la víctima del ‘crimen de la etiqueta’ fueron investigados por blanquear 400.000 €
La Policía llegó a los asesinos del ‘crimen de la etiqueta’ gracias a la huella dactilar de uno de ellos
Porfirio N.V., de 37 años y natural de República Dominicana, fue uno de los dos primeros detenidos el pasado 2 de junio por el asesinato de Freddy Mauricio P.E., de 50 años, en su domicilio de Madrid en la resolución del conocido como crimen de la etiqueta, ya que la Policía Nacional pidió ayuda ciudadana para identificar el comercio al que pertenecía esa etiqueta. A través de una huella dactilar, del comercio donde los presuntos asesinos de Freddy habían comprado cinta americana, guantes y unas bridas y del posicionamiento de los teléfonos móviles los agentes de Homicidios llegaron a Porfirio N.V. y Nicolás F. R., los dos primeros de un total de 9 detenidos. Durante el traslado a comisaría Porfirio dijo, entre otras cosas, que «estuve allí pero solo fui a llevar a una mujer», en referencia al lugar del crimen en la calle Sierra Toledana.
La detención de los dos primeros acusados del homicidio de Freddy se adelantó tras escuchar los investigadores que habían «pinchado» varios teléfonos de sospechosos que Porfirio tenía intención de abandonar España el 22 de junio en compañía de dos de sus hijas. A las 7 de la mañana del 2 de junio de 2022 la Policía irrumpió en su casa de Azuqueca de Henares, Guadalajara, a la misma vez que en casa de Nicolás F.R., que vivía en el mismo edificio, uno en un tercero y otro en un segundo piso.
Los agentes notificaron a Porfirio su detención por los «presuntos delitos de Homicidio, Detención ilegal, Robo con Violencia y Pertenencia a Grupo Criminal», según el atestado realizado por los investigadores que estuvieron un año detrás de los autores del crimen. En el domicilio de este detenido los agentes se incautaron de 8 teléfonos móviles, varios ordenadores portátiles, unos 1.800 euros en metálico, varios discos duros, 19 gramos de cocaína y 7,7 gramos de marihuana. Porfirio es propietario de una empresa de «compra venta de coches y vehículos ligeros a motor». Al mismo tiempo que eso ocurría en el tercer piso, en el segundo, detenían a Nicolás F.R., también natural de República Dominicana, de 34 años. Eran los dos primeros detenidos por el conocido como crimen de la etiqueta.
Durante el traslado a Madrid Porfirio N. pidió a los agentes que le informen de nuevo sobre los cargos contra él, algo que hicieron los policías, notificándole de nuevo las acusaciones y entonces Porfirio dice de manera espontánea sin que nadie le pregunte que «yo no maté a nadie, nunca le haría daño a ninguna persona». Cuando los policías le advierten que guarde silencio porque cualquier cosa que diga constará en un informe y es mejor que se espere a que esté presente un abogado, Porfirio insistió en que «yo no he matado a nadie, os lo digo desde ya, yo no, yo no, joder es que no quiero, no puedo hablar pero yo no he matado a nadie». Unos minutos más tarde el hombre insiste en que «estáis equivocados, yo estuve, a ver, yo estuve allí pero sólo fui a llevar a una mujer, una mujer, eso es todo lo que hice, yo de eso que se me acusa no, no he matado a nadie» y luego añadió que «yo no estuve ahí, ahí sí, me refiero a la casa, me quedé abajo, no subí».
Luego en las dependencias policiales el detenido repetía: «Quiero contar lo que pasó, yo no hice nada, no subí a la casa, me quedé abajo, pero al poco de entrar vino la Policía, me asusté y me fui». En ese momento los agentes le interrumpieron y le advirtieron de que se estaba auto inculpando de varios delitos y que era mejor que guardase silencio.
Lejos de callar, el detenido insistió en que lo único que hizo fue recoger a una mujer «en Torrejón de Ardoz, en una tienda de estética, no recuerdo el nombre, pero estaba en la calle (…), yo no conocía a esa mujer de antes pero me mandó Cipriano y otro guineano de Torrejón». Estos dos hombres y la mujer, una ex empleada del fallecido española de 45 años, que usaron para que Freddy les abriese la puerta sin sospechar, también fueron detenidos. En total nueve personas consideradas autores con mayor o menor participación en el crimen de la etiqueta.
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