Los Trinitarios detenidos robaban droga a otras bandas para revenderla en sus narcopisos de Tetuán

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Era un negocio redondo y funcionaba a todo gas. El grupo (“capítulo” en su jerga) de Trinitarios del barrio madrileño de Tetuán se dedicaba a robarle la droga a sus mayores enemigos, la otra banda latina de los Dominican Don´t Play,  para luego revenderla en sus narcopisos de la calle Santa Juliana. El capítulo lo comandaba el jefe apodado“el Pulo” y sus dos lugartenientes, entre los tres suman decenas de antecedentes por lesiones, robo con violencia y alguno por tentativa de homicidio.

Los pandilleros latinos llevaban años disfrutando del nuevo método delictivo de ocupar pisos vacíos y convertirlos en despachos de droga. Aguantaban meses hasta que les desahuciaban y luego se mudaban a otro nuevo, dificultando las tareas de los policías municipales y nacionales del distrito de Tetuán que les seguían la pista. Cuando hace diez meses les echaron de otro piso ocupado de la calle Berruguete, se mudaron a estas viviendas de la calle Santa Juliana.

Escondían a menores que dejaban a sus familias para unirse a la banda

En el piso bajo estaba el despacho de droga, y en un segundo piso otra vivienda de apoyo. Las colas de adictos para comprar cocaína y marihuana  cada vez eran más largas y “el Pulo” y sus colegas hacían cajas de más de 1.000 euros diarios. También usaban las viviendas para esconder las armas de la banda, media docena de machetes, y como refugio para los menores que dejaban a sus familias para unirse a la banda. Sólo en el distrito de Tetuán, la banda latina de “los Trinitarios” cuenta con una treintena de miembros y simpatizantes.

El negocio iba viento en popa y “Pulo” y sus lugartenientes se sentían los dueños del barrio, tanto que ayer cuando los policías nacionales de la UPR irrumpieron en los narcopisos uno de los pandilleros se abalanzó sobre los agentes con un machete, antes de ser reducido. Otro intentó escapar saltando por un patio interior, y finalmente se sumó a los diez detenidos. Los arrestados son ocho hombres menores de treinta años y dos mujeres, una de ellas menor de edad. En las viviendas la policía requisó droga, media docena de machetes, dos mil euros y unos pantalones manchados de sangre que se enviarán a analizar.

La policía les acusa a todos de tráfico de drogas y a cuatro de ellos de integración en grupo criminal, en la banda de los Trinitarios. La presencia de la menor no sorprendió en absoluto a los agentes, hace ya unos meses trabajadores sociales solicitaron la ayuda de la policía para buscar a una menor fugada que se creía que se escondía en esos mismos pisos de la banda latina.

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