La confesión más dura de uno de los personajes de ‘La que se avecina’: «Me estoy comiendo los mocos»
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Formar parte de una de las series más exitosas de la televisión no siempre garantiza un futuro profesional asegurado. Así lo ha contado Jaime Riba, conocido por dar vida a Giorgi en La que se avecina. En una sincera conversación en el pódcast Falaciones públicas de Podimo, el actor compartió una reflexión que sorprendió a muchos: «No estoy en la temporada 15. No tengo trabajo y me estoy comiendo los mocos». Es una confesión muy dura que pone encima de la mesa una realidad que en OKDIARIO ya hemos explicado con otros artistas: en algunos casos la fama tiene fecha de caducidad.
El protagonista de nuestra noticia de hoy ha sido muy sincero. Aunque el público lo identificaba como uno de los personajes más carismáticos de las últimas temporadas, la continuidad en la serie no llegó. De hecho, la producción de la temporada 15 ya está en marcha y él no forma parte del reparto. Con humor, Riba lanzó un comentario que sonó entre súplica y broma: «Por favor, ¡llamadme un poquito!».
Su personaje, Giorgi, había logrado un hueco en la trama. Integrante del grupo Les chiques, terminó trabajando en la pescadería de Antonio Recio, lo que le permitió aparecer en varias secuencias memorables. Este giro hizo pensar a los seguidores que se quedaría en la comunidad de Mirador de Montepinar por más tiempo, pero la decisión de los guionistas fue otra.
El reto de Jaime Riba
Antes de su incorporación a la ficción de Telecinco, Riba había hecho carrera en otros ámbitos. Venía del teatro, donde se forjó en montajes exigentes, y acumulaba experiencias en series como Caronte o Machos Alfa. También participó en Contubernio 49, proyecto que lo acercó al gran público. Aun así, la realidad para los actores en España sigue siendo compleja. El propio intérprete lo expresó sin rodeos en una entrevista anterior: «Ser actor en España es complicadísimo. No solo por lo económico, sino por lo idealizado. Te imaginas que esta industria es enorme, pero en realidad sigue siendo muy artesanal».
Estas palabras reflejan el contraste entre la percepción del espectador y la vida cotidiana de quienes trabajan en el sector audiovisual. Detrás de cada éxito televisivo hay contratos temporales, incertidumbre y la necesidad de reinventarse para no desaparecer del mapa mediático.
Aunque en su momento llegó a sentirse desorientado, Jaime Riba ha encontrado un camino para seguir creando. La interpretación no ha desaparecido de su vida. Él mismo ha revelado que tiene entre manos una propuesta teatral que lo entusiasma: «Empiezo a ensayar La barraca de Blasco Ibáñez y eso me ocupará mucho tiempo diario».
Ha escrito un libro
Pero no todo queda en los escenarios. Su faceta como escritor ha cobrado un peso enorme en este tiempo. Mientras la televisión lo mantenía al margen, se dedicó a dar forma a una idea que llevaba tiempo rondándole. El resultado ha sido Urraca, Urraquita, Urraquitita, una novela que en pocas semanas ha alcanzado su tercera edición y que eo posiciona como una de las revelaciones literarias del año.
Este libro mezcla realismo mágico con costumbrismo español. La trama gira en torno a doña Urraca, una anciana que, consciente de su final cercano, se sienta bajo un naranjo a esperar la muerte. En ese contexto, desfilan personajes peculiares: uno que intenta atrapar el sol en una bola de cristal, espíritus que se cuelan por los oídos y un universo poblado de santos, chismorreos y cementerios.
La vida actual de Jaime Riba
Riba ha explicado que escribir le permitió recuperar el control en un momento complicado. Cuando su papel en La que se avecina llegó a su fin, se tomó un tiempo para reflexionar. Ese paréntesis se convirtió en una oportunidad para explorar su creatividad desde otro ángulo. Hoy, mientras prepara ensayos teatrales y piensa en nuevas propuestas para televisión, también trabaja en nuevos textos literarios, convencido de que la versatilidad es la clave para sobrevivir en esta industria.
Este cambio no implica renunciar a la interpretación. Él mismo lo ha dejado claro: su objetivo es seguir combinando escenarios, cámaras y escritura. Sin embargo, su experiencia demuestra que el mundo actoral en España sigue marcado por la precariedad y la intermitencia. La confesión que hizo en el pódcast no fue solo una frase llamativa, sino un reflejo de lo que muchos compañeros viven en silencio. La historia que hemos explicado recuerda que el reconocimiento puede ser efímero, pero también que el talento encuentra nuevos caminos cuando las puertas se cierran. En estos momentos, con una novela que arrasa entre los lectores y un montaje teatral en camino, el actor parece haber transformado la adversidad en impulso creativo.
Su mensaje, aunque nacido del humor y la sinceridad, deja una enseñanza poderosa: en el arte no hay certezas, solo la pasión por seguir creando. Y Jaime, lejos de rendirse, ha decidido seguir construyendo su carrera desde todos los frentes posibles, demostrando que la reinvención también es una forma de éxito.
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