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Los peligros para cuerpo y mente del deporte como obsesión

Si bien está claro que el entrenamiento mejora la condición física en general de los seres humanos, también existen ciertos trastornos asociados a la exageración en el ejercicio, que hace que algunas personas acaben dedicándole prácticamente todo su día al gimnasio o un deporte, siendo eso contraproducente. Los peligros para cuerpo y mente del deporte como obsesión.

Este problema, que comúnmente se conoce como vigorexia, no es otra cosa que una enfermedad descrita como la adicción al ejercicio físico y a cualquier actividad que supone, sólo bajo circunstancias normales, un mejoramiento del estado de músculos, articulaciones y huesos.

Descubre los peligros del deporte como obsesión

El problema es que, al llevarse a cabo estas prácticas de forma compulsiva, casi descontrolada, normalmente las consecuencias del esfuerzo son inversas, aumentando la probabilidad de sufrir lesiones, además de desarrollarse una visión distorsionada de la figura y, en casi todos los casos, propiciando una baja autoestima, que puede dar lugar a otras conductas.

Síntomas peligrosos de la vigorexia

Una de las principales dificultades a las que se enfrentan los familiares de quienes muestran este comportamiento es que no saben cómo estar seguros de que realmente su ser querido está atravesando este diagnóstico. Por suerte, existen algunos síntomas muy visibles de la vigorexia.

El primero de ellos es que la persona no sólo se dedica a entrenar todo lo que puede, sino que opta por consumir productos que le prometen cambiar su cuerpo en menos tiempo, como anabolizantes. Sobre todo, comunes entre adolescentes y jóvenes que quieren tonificar y marcar sus músculos por las presiones sociales que les rodean. Son una de las señales a las que se debe estar siempre atento.

Entrenar lesionado

El organismo es sumamente sabio, y si se le exige en demasía, habrá una lesión para provocar ese descanso que le está siendo negado de otro modo, antes de que el daño sea más grave o permanente.

Aquellos que padecen vigorexia suelen entrenar lesionadas, haciendo caso omiso a la advertencia que reciben, y eso les expone a lesionarse peor o bien forzar sus huesos y músculos, de manera que estos se desequilibran para siempre, amenazando su calidad de vida a largo plazo.

¿Se puede prevenir y controlar?

La respuesta es sí, pero requiere de un tratamiento más psicológico que dentro del ámbito del deporte o del entrenamiento, siendo fundamental el acompañamiento de quienes rodean al paciente, y la contención durante el proceso de priorizar su salud. Ahora ya sabes los pormenores de este problema, que puedes ser complicado de llevar.