Intolerancia a la lactosa: todo lo que debes saber
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Aunque muchas personas han descubierto que son intolerantes a la lactosa e intentan no consumir productos que la incluyan por el bien de su salud, recientemente hay otro grupo de personas que aunque no son intolerantes, también han tomado la decisión de evitarla por los beneficios que dejar de consumirla puede tener para su organismo. Te contamos algunas cosas que debes saber sobre la intolerancia a la lactosa.
Así que, como respuesta a esas personas se sienten frustradas y limitadas por los desagradables síntomas que consumir lactosa provoca en su cuerpo y a quienes han decidido seguir una dieta más restrictiva, hemos elaborado este artículo a modo de guía para que finalmente se conozcan todos los detalles sobre los efectos que este disacárido tiene en nuestro cuerpo.
Pros y contras de la lactosa
Antes de saber qué puede aportarnos de bueno y porqué hay muchos que la evitan, te conviene saber que se trata de la mezcla natural entre la glucosa y la lactosa y que es el principal azúcar de origen natural que hay en la leche y los productos lácteos e incluso en la leche materna, en la que podemos encontrar un 7,2% de lactosa que es responsable del 50% de la energía que el bebé necesita.
Su principal función es principalmente aportarnos galactosa, que participa en los procesos neuronales e inmunitarios y desempeña varias funciones biológicas. En otras palabras, potencia la absorción de calcio, cobre y zinc, y favorece el crecimiento de bifidobacterias en el intestino. Además, contribuye a frenar el deterioro de ciertas funciones inmunitarias asociado con el envejecimiento.
¿La parte negativa? Solo los síntomas de la intolerancia, que se da debido a una deficiencia de lactasa o una infección que haya dañado el revestimiento del intestino delgado; algunos de ellos son las flatulencias, la diarrea, la inflamación o los vómitos.
Aun así, está probado que efectivamente aunque la intolerancia pueda afectar a nuestra calidad de vida porque sufrir estos síntomas hace nuestras rutinas más difíciles, la lactosa en sí no afecta negativamente a nuestra salud en ningún caso.
Este problema, es de hecho uno de los más comunes y hace que la mayoría de la población no digiera correctamente la lactosa, ya que la falta de lactasa es la deficiencia enzimática más frecuente en todo el mundo (en nuestro país, afecta al 34% de la población) y afecta tanto a jóvenes de 18 años como a personas de más de 50 años.
Eliminar los lácteos no es la solución correcta
Dejar de tomar leche, yogures o queso, si no hablamos de casos concretos en bebes con deficiencia de lactasa congénita, puede provocar en adultos deficiencias nutricionales. Eso se da porque este tipo de alimentos aportan muchos otros beneficios como por ejemplo el calcio, un micronutriente que resulta esencial para el organismo porque interviene en muchos procesos celulares y fisiológicos que se verían perjudicados si dejamos de consumir alimentos con calcio.
Soluciones para los intolerantes
La buena noticia para todos aquellos que sientan molestias tras consumir productos con lactosa es que no necesariamente necesitan eliminarla al 100% de su dieta ya que un consumo de menos de 12g no provocará ningún síntoma desagradable.
Además, incluso podría darse el caso que, con el consumo regular de pocas cantidades de lactosa, la microbiota intestinal sufriera una adaptación colónica a esta y le permitiera tolerarla mejor.
Así pues, mientras vamos eliminando la mayor parte de productos lácticos, dejando solo lo mínimo para no sufrir síntomas, lo que también podemos hacer es sustituir esos alimentos que nos producen problemas intestinales a causa de la lactosa, por otros que no contengan este disacárido o tomar complementos alimenticios a base de lactasa.
Esta última opción, en principio, podría ser la solución definitiva para permitirnos disfrutar de los productos con lactosa sin problemas.
De todas maneras, para saber antes cómo paliar estas afecciones, si son síntomas de la intolerancia a la lactosa y cómo comer de forma correcta y sana, debemos consultar a nuestro médico que nos sacará de dudas.
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