Psicología

Esto es lo que tienes que hacer si sientes que ya no encajas en tu grupo de amigos, según la psicología

grupo de amigos
Blanca Espada

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Puede que lleves muchos años, e incluso toda la vida, con el mismo grupo de amigos. Pero puede también que de repente descubras que te sientes desconectado de ellos y de la relación que hasta la fecha siempre había funcionado. Las conversaciones con ellos ya no te interesan, los planes te parecen forzados y, lo que es peor, sientes que estás fingiendo interés para no decepcionar a nadie. No es fácil admitirlo, pero es un hecho: algo ha cambiado y la verdad, tal y como menciona la psicóloga Carolina Andersson, «te hace pasar un duelo que es jodidisimo».

Sin embargo, esta experiencia no es tan extraña como podríamos pensar. De hecho, es bastante común y forma parte de la evolución personal. Cambiamos, crecemos, y con eso cambian también nuestras necesidades afectivas y sociales. Pero no por eso duele menos. Porque cuando se trata de amigos de toda la vida, lo último que uno quiere es aceptar que quizás el vínculo ya no encaja. Y sin embargo, seguir fingiendo puede ser igual o más doloroso que reconocerlo y de ahí, que la mencionada psicóloga explique que darse cuenta de que ya no encajas con tu grupo de amigos es un duelo emocional. Un proceso interno que se vive en silencio y muchas veces con culpa. No sólo por lo que se pierde, sino por todo lo que implica. ¿Qué podemos hacer entonces?

Qué hacer cuando sientes que ya no encajas en tu grupo de amigos

Una de las ideas más potentes que deja el vídeo que Carolina Andersson ha publicado en su cuenta de TikTok @psicomorfosiss, es la de cómo el sentimiento de culpa actúa como una especie de ancla emocional. Ella lo dice así: «Nos obligamos y nos forzamos a mantener amistades que realmente ya no nos están aportando nada por un sentimiento de culpa». Y es que, aunque el vínculo ya no funcione como antes, nos cuesta soltar porque sentimos que estamos fallando a personas que han sido importantes en nuestra vida e incluso pensamos que nos fallamos a nosotros mismos.

Por ello, una de las imágenes más reveladoras que plantea la psicóloga en su vídeo es la del acto de fingir. Fingir que te interesa una conversación que en realidad te aburre. Reír cuando ya no te hace gracia. Ir a un plan sólo porque no quieres ser la que diga que no. Según Andersson,»una parte de ti se obliga a quedarse en esa relación para no decepcionar y no herir a tus amigos, pero es que otra parte de ti se siente ansiosa, incómoda, siente incluso rabia». Esas emociones acumuladas no desaparecen. Se enquistan.

Cuando esto se prolonga en el tiempo, el vínculo se resiente, por lo que aunque parezca que fingir es una forma de evitar conflictos, muchas veces lo único que hace es posponer un malestar que, antes o después, terminará saliendo. Y lo peor es que lo haga de mala manera, con discusiones, o de forma brusca.

Otra forma de relacionarse es posible

A veces creemos que sólo hay dos opciones: seguir fingiendo o romper del todo. Pero Andersson ofrece una mirada más flexible. Ella propone que no lo veamos «…todo como blanco o negro, tipo tengo que estar o no estar». Entre esos extremos hay muchos matices. Tal vez no se trata de romper, sino de cambiar la frecuencia. Dejar de forzarte a ir a todos los planes. Elegir sólo aquellos que sí te apetecen. Incluso tomarte un tiempo pero sin romper la amistad.

También habla de la posibilidad de abrir el diálogo y que expliques lo que está pasando, porque «A lo mejor puedas tener la oportunidad de poder expresar a tus amigos cómo te sientes con la situación», sugiere la psicóloga. Y a lo mejor te llevas una sorpresa porque quizá ellos también lo han notado. Quizá incluso se sienten igual. Y si no, al menos tú habrás tenido el gesto valiente de poner en palabras tu verdad.

Las amistades duran lo que tienen que durar

En definitiva, no todas las amistades están hechas para durar toda la vida. Algunas llegan para una etapa concreta, dejan una huella y después cambian de forma o se diluyen. Eso no las hace menos valiosas. Como dice Andersson, es importante dejar de forzarnos a mantener vínculos sólo por costumbre o por miedo. A veces lo más honesto, y más sano, es aceptar que un ciclo se ha cerrado. Otras veces, se puede transformar: reducir la intensidad, cambiar las dinámicas, redescubrir un nuevo modo de estar con esas personas.

Sea cual sea tu caso, lo fundamental es no ignorar lo que sientes. Esa incomodidad que aparece una y otra vez cuando estás con tu grupo de siempre no es casualidad. Escucharla no es egoísmo, es autocuidado.

@psicomorfosissSentir que ya no encajas con tu grupo de amigos de toda la vida es muy difícil. ❤️‍🩹

♬ sonido original – Psicomorfosis 🦋

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