salud ósea

Esta es la vitamina que debes tomar en primavera para reforzar el sistema inmunitario

Además de ser esencial para una buena salud ósea, la hormona D también parece desempeñar un papel importante en el sistema inmunitario

vitamina D
Un sanitario muestra de forma virtual un intestino, fuente inmunológica.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Fact checked

×

Este artículo de OkSalud ha sido verificado para garantizar la mayor precisión y veracidad posible: se incluyen, en su mayoría, estudios médicos, enlaces a medios acreditados en la temática y se menciona a instituciones académicas de investigación. Todo el contenido de OkSalud está revisado pero, si consideras que es dudoso, inexacto u obsoleto, puedes contactarnos para poder realizar las posibles modificaciones pertinentes.

La jefa del Servicio de Inmunología Clínica del Hospital Clínico San Carlos y del Hospital Ruber Internacional de Madrid, la doctora Silvia Sánchez-Ramón, recuerda que además de ser esencial para la salud ósea, la vitamina D ayuda a equilibrar las respuestas inmunológicas y minimizar el daño causado por el estrés celular.

«Además de ser esencial para una buena salud ósea, la hormona D también parece desempeñar un papel importante en el sistema inmunitario y a que actúa, a nivel macro, regulando la inmunidad y el eje cerebro-intestino y, a nivel micro, gestionando las respuestas celulares al estrés», afirma.

Según señala la experta, la vitamina D tiene efectos antimicrobianos directos importantes, lo que incluye la inducción de proteínas como la catelicidina y la beta-defensina, que son eficaces frente a una amplia gama de patógenos, tanto bacterianos como víricosi. Estas proteínas antimicrobianas no solo neutralizan directamente a los microorganismos, sino que también promueven la quimiotaxis de las células inmunitarias, como neutrófilos y macrófagos, lo que mejora la eliminación de las células infectadas y estimula una respuesta inflamatoria adecuada.

En el ámbito de la inmunidad innata, se ha observado que la vitamina D potencia la capacidad bactericida de las células inmunitarias innatas -como los macrófagos- para combatir los patógenos presentes en el organismo humano. Además, su capacidad para mejorar la respuesta antiviral se debe principalmente a su influencia en la reprogramación epigenética y metabólica de las células inmunológicas, lo que les permite responder de manera más efectiva a las infecciones; a la modulación de receptores de reconocimiento de patrones y a la liberación de péptidos antimicrobianos como la catelicidina, que tiene propiedades antivirales directas.

«Es importante tener en cuenta que ese papel inmunomodulador de la vitamina D puede potenciar una respuesta inmunológica adaptativa para prevenir esa sobreactivación que conduce a la inflamación crónica y a las enfermedades autoinmunes», avanza la especialista.

En el contexto de las enfermedades autoinmunes, la vitamina D además de desempeñar un papel protector al modular la respuesta inmunitaria, también parece reducir la frecuencia de brotes en algunas enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico y enfermedad inflamatoria intestinal, mientras que la evidencia en la esclerosis múltiple no es concluyente. Esto se logra a través de su capacidad para favorecer un ambiente más tolerogénico en el cuerpo, reduciendo la inflamación y potenciando las respuestas reguladoras en lugar de las proinflamatoria.

Es común encontrar deficiencias de vitamina D en pacientes con trastornos inmunitarios, «posiblemente debido a la menor exposición al sol y a factores genéticos que afectan a su metabolismo», valora la especialista, quien considera que «esto justifica la evaluación y la suplementación adecuada, que debe considerarse cuidadosamente para cada uno de los pacientes, según la determinación de sus niveles basales y su posible respuesta a la suplementación».

Por eso, la suplementación de vitamina D debe ajustarse individualmente para optimizar los beneficios inmunomoduladores sin exceder los límites que podrían inducir efectos adversos. Existen recomendaciones específicas para la suplementación con vitamina D, particularmente en poblaciones con deficiencia o insuficiencia, y, en este sentido, la dosificación y el régimen adecuados dependen de varios factores, incluyendo los niveles basales de 25-hidroxivitamina D y la presencia de otras comorbilidades.

Prehormona

Por su modo de acción, la vitamina D es, en realidad, una prehormona: nuestro organismo también puede sintetizarla, en la piel. Circula por la sangre para activar o desactivar ciertos mecanismos celulares. La vitamina D actúa especialmente sobre el sistema inmunitario, a diferentes niveles:

  1. La vitamina D permite el mantenimiento de la integridad de la mucosa intestinal, por su acción sobre las proteínas que constituyen las uniones entre las células intestinales. El intestino es el lugar de tránsito de los patógenos, por lo que su paso a la circulación sanguínea solo puede producirse atravesando la pared intestinal. Cuando la pared está alterada, presenta una hiperpermeabilidad que deja pasar a estos patógenos. Una pared intestinal sana es esencial para impedir su paso, así como una microbiota intestinal diversificada.
  2. La vitamina D tiene una acción sobre el sistema inmunitario innato: estimula a los macrófagos y las células dendríticas, que son los «soldados de primera línea» del sistema inmunitario. De esta manera, nuestro organismo reacciona rápidamente en caso de agresión.
  3. La vitamina D estimula también el sistema inmunitario adaptativo: aumenta el número de linfocitos Th2, produciendo un efecto antiinflamatorio.
  4. La vitamina D aumenta los mecanismos de eliminación de los patógenos, como la síntesis de agentes antimicrobianos por las células inmunitarias.
  5. Finalmente, la vitamina D se ha estudiado mucho en el marco de la prevención de las infecciones pulmonares agudas. Se observa que la complementación con vitamina D3 reduce el riesgo de contraer al menos una vez una infección de las vías respiratorias, se señala desde Laboratorios Pileje.

Osteoporosis

La especialista en Nutrición y Dietética Belén Fontán, del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, ha explicado que la dieta puede influir en la prevención de la osteoporosis y los alimentos ricos en calcio, vitamina D o zinc, entre otros, pueden ayudar.

Según la Sociedad Española de Reumatología, el 54,4 por ciento de los mayores de 50 años presenta osteopenia, es decir, una disminución en la densidad mineral ósea, mientras que un 10,7 por ciento sufre osteoporosis, que es más frecuente entre las mujeres (18,6%), que entre los hombres (2,6%).

Con el fin de intentar prevenir esta enfermedad, o para tratarla en caso de que ya exista, Fontán ha insistido en la importancia que tiene la alimentación, donde juegan un papel importante tanto los alimentos que se deben consumir como aquellos que hay que evitar o, al menos, limitar su frecuencia.

«La dieta debe incluir minerales como calcio, fósforo, magnesio y flúor, además de vitamina D y otros nutrientes como vitamina C, manganeso y zinc», ha subrayado la experta.

En concreto, ha detallado que el calcio es esencial para la formación y mantenimiento de los huesos y puede encontrarse en lácteos, frutos secos, semillas, legumbres y hortalizas de hoja verde. El magnesio, importante para el metabolismo energético y la actividad neuromuscular, se encuentra en legumbres, cereales integrales, hortalizas de hoja verde, frutos secos y semillas.

En cuanto a la vitamina D, necesaria para la absorción del calcio y su fijación en el hueso, su principal vía de obtención es la exposición solar, pero también a través de huevos, mantequilla, lácteos enteros, champiñones, setas y pescados azules. La vitamina C, que participa en la síntesis de colágeno, esencial en la formación del hueso, se encuentra en frutas y hortalizas frescas.

A su vez, el zinc. importante para la actividad de los osteoblastos, células que crean hueso, se puede hallar en carnes magras, mariscos, legumbres, lácteos, frutos secos, semillas y huevo; y el manganeso, que participa en la formación de tejido óseo, en cereales integrales, frutos secos, semillas, frutas y hortalizas.

Lo último en OkSalud

Últimas noticias