Dr. Lahera: «Una experiencia traumática, especialmente en la infancia, puede desembocar en depresión»

"Un 70% de las personas experimentan al menos una vivencia traumática a lo largo de la vida"

"Los trastornos bipolar o psicótico tienen mayor prevalencia cuando el paciente ha sufrido un trauma"

Dr. Guillermo Lahera Forteza
Guillermo Lahera Forteza, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Príncipe de Asturias.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Fact checked

×

Este artículo de OkSalud ha sido verificado para garantizar la mayor precisión y veracidad posible: se incluyen, en su mayoría, estudios médicos, enlaces a medios acreditados en la temática y se menciona a instituciones académicas de investigación. Todo el contenido de OkSalud está revisado pero, si consideras que es dudoso, inexacto u obsoleto, puedes contactarnos para poder realizar las posibles modificaciones pertinentes.

Guillermo Lahera Forteza, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Príncipe de Asturias, es Profesor Titular de Psiquiatría en la Universidad de  Alcalá. Doctor en Medicina por la misma Universidad con calificación de sobresaliente cum laude por la tesis Teoría de la Mente y desarrollo de síntomas psicóticos en el trastorno bipolar.

En OKSALUD hablamos con este reputado doctor sobre los factores de riesgo y protección para el desarrollo de psicopatología tras el trauma o la depresión asociada al trauma, su tendencia a cronificarse y mayor riesgo de suicidio.

Pregunta.- Recientemente, durante el Seminario de Lundbeck se abordó la depresión que asociada al trauma presenta síntomas más complejos, tendencia a cronificarse y mayor riesgo de suicidio. ¿Cómo podemos desglosar estos trastornos mentales?

Respuesta.- Lo que sabemos es que una persona que ha sufrido experiencias traumáticas, especialmente en la infancia, tiene más probabilidad de desarrollar una depresión, y que esta sea más resistente al tratamiento y con más tendencia a la cronificación. Después de un trauma se puede desarrollar un trastorno estrés postraumático (TEPT), pero ésta no es la única ruta posible, también se puede desarrollar una depresión de estas características o, por ejemplo, lo que llamamos un trastorno de estrés postraumático complejo, caracterizado por una gran inestabilidad afectiva y que se expresa como un trastorno de la personalidad. De esta forma, hay muchas entidades diagnósticas relacionadas con el trauma, como la bulimia nerviosa o la ansiedad. Incluso el trastorno bipolar o los trastornos psicóticos, que se consideran a veces como entidades puramente biológicas, aumentan su prevalencia cuando el paciente ha tenido experiencias traumáticas.

P.-Otra de las preguntas que se hace a los psiquiatras es por qué si el trauma en edades más tempranas requiere una intervención precoz, por qué, a su vez, su tratamiento es más complejo a lo largo de la vida. 

R.-Esto tiene que ver con el periodo crítico del desarrollo, con mayor vulnerabilidad, que básicamente tiene dos partes: los primeros años de vida en los que, a través del apego, se va desarrollando la capacidad de relacionarse con los demás, y el periodo de la adolescencia, donde la interacción con los pares es enormemente decisiva. El efecto del trauma en estos periodos puede ser a largo plazo y, efectivamente, la intervención temprana en estos momentos es lo más recomendable.

P.- ¿El trauma puede multiplicar el riesgo de suicidio y trastorno psicótico?

R.- Sí, el trauma puede multiplicar el riesgo de suicidio entre dos y cinco veces y aumentar la probabilidad de desarrollar un trastorno psicótico en aproximadamente tres puntos. De esta forma es un marcador de gravedad en numerosas entidades diagnósticas.

P.- ¿Por qué el estrés postraumático no es el resultado inevitable a la exposición de experiencias traumáticas?

R.- No es el resultado inevitable, sino más bien la excepción. Con los datos en la mano, la mayoría de seres humanos -en torno a un 70%-, experimentan al menos una vivencia traumática a lo largo de la vida, y, sin embargo, solo el 3-4 % de la población desarrolla trastorno estrés postraumático. Tenemos que pensar que la Historia de la Humanidad está plagada de guerras, ataques, hambrunas, violencia tribal, política o de religión, desplazamiento de poblaciones forzosas y un largo etcétera. El ser humano está muy acostumbrado a enfrentarse a situaciones enormemente adversas. El desarrollo de un trauma, o de psicopatología secundaria a la experiencia traumática, es el balance entre los recursos del sujeto, su resiliencia -individual o social-, y la magnitud del evento traumático sufrido.

P.-A veces el apoyo social no acompaña a estos pacientes. 

R.- Antes teníamos un concepto de resiliencia muy individual, de manera que teníamos la fantasía de que había sujetos más “resistentes”, desde sus características genéticas o morfológicas, y sujetos más débiles, normalmente más emocionales. Esta visión se ha visto superada por un concepto más amplio de resiliencia en el que intervienen factores  individuales -que siguen existiendo- y factores sociales.  Actualmente, tenemos un concepto de resiliencia más social, en el que el apoyo social recibido por la víctima de trauma es decisivo. De esta forma, la comunidad del sujeto, de mayor o menor tamaño, acompaña al superviviente del trauma, valida su experiencia, le ofrece un apoyo logístico, operativo para salir adelante, y le otorga o le facilita un significado o propósito para salir adelante de una experiencia tan terrible. Esto influye en su evolución.

P.-Por otra parte, en las mujeres se observan más síntomas en un trauma que en los hombres, ¿nos puede explicar los motivos?

R.- Lo que vemos es que los hombres en general, en el mundo, tienen ligeramente una mayor exposición a experiencias traumáticas, y en esto tiene que ver que los hombres están más involucrados en los conflictos bélicos y en los conflictos con agresividad física. Recordemos que la gran mayoría de reclusos de los centros penitenciarios son varones. La mujer se expone, globalmente, a otros traumas, como los desplazamientos forzosos, presenciar la muerte de seres queridos, incluyendo sus propios hijos, y, en mayor medida, ser víctimas de violencia sexual. Dicho todo esto, la mujer tiene el doble de riesgo de desarrollar un trastorno de estrés postraumático, es decir, el hombre se expone más a la experiencia traumática, en cierto grado, pero desarrolla en menor medida un trastorno de estrés postraumático. ¿A qué se debe esto? Las causas son complejas y muchas de ellas no las conocemos del todo. Probablemente, intervienen factores biológicos de manera que, por ejemplo, la testosterona parece un factor protector en situaciones de violencia y competición, pero indudablemente también participan factores culturales. En la supervivencia del trauma es muy importante la elaboración de sentido, y esto se hace culturalmente. Estas diferencias de género, tanto en la exposición como en el desarrollo de psicopatología posterior, probablemente cambien en las próximas décadas, dado el cambio cultural que estamos viviendo.

P.- ¿El trauma infantil puede derivar en un mayor riesgo de depresión? 

R.- Sí, el trauma infantil aumenta el riesgo de depresión. Recientemente, se ha publicado en Australia un artículo a gran escala que cuantifica  en un 20 a 40 % los casos que podrían reducirse en caso de poder eliminar el factor del abuso infantil, incluyendo el abuso físico, emocional, sexual. Este estudio muestra una hipotética reducción del 20% en los casos de depresión y hasta del 40% en la conducta suicida. Es otro estudio que indica la conveniencia de seguir dando pasos adelante en la protección de la infancia y en la penalización de conductas lesivas para el desarrollo sano de la personalidad del niño y del adolescente

P.- Cómo podemos hablar de prevención, un concepto a veces complejo para abordar estas patologías, ¿no?

R.- En psiquiatría consideramos fundamental la prevención. Muchas veces los trastornos mentales aparecen en la infancia o adolescencia. Hasta el 75% de los trastornos mentales empieza antes de los veinticinco años, y, por tanto, las intervenciones preventivas en esa etapa crítica de la infancia y adolescencia son fundamentales para reducir las secuelas y la discapacidad asociada. ¿Cómo hacer esta prevención? Basándonos en los estudios que avalan determinadas intervenciones educativas, sociales o sanitarias. En algunos casos será en la población general, otros en poblaciones específicas y otros en sujetos con un riesgo aumentado de desarrollar patología.

P.-Para finalizar, ¿qué tratamientos rodean a un paciente que atraviesa un trauma?

R.- Los tratamientos recomendados son los que están validados por los estudios científicos publicados, es decir, tiene que ser un tratamiento basado en la evidencia. A partir de un trauma, se pueden desarrollar muchos trastornos, de manera que no hay un tratamiento único para “el trauma”. Si el paciente desarrolla una depresión grave, por ejemplo, idealmente deberá recibir un tratamiento farmacológico y psicoterapéutico. La mayoría de guías de práctica clínica a nivel internacional recomiendan la integración de ambas modalidades, pero en los casos de trauma la psicoterapia se hace especialmente imprescindible.

Lo último en OkSalud

Últimas noticias