Dr. de la Casa: «Al glaucoma se le denomina ‘el ladrón silencioso de la vista’ porque no da ningún síntoma»

La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y el glaucoma son las principales causas de ceguera irreversible en países desarrollados

José María Martínez de la Casa,
José María Martínez de la Casa.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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El glaucoma es una enfermedad para la que no existe cura, aunque sí hay formas de controlar su progresión. Esto es posible gracias a la colocación de implantes en el ojo que regulan la presión intraocular (PIO). Es, por otra parte, una patología neurodegenerativa en la que el nervio óptico se daña y deteriora debido al incremento considerable de la PIO, provocando la pérdida gradual e irreversible de la visión. A pesar de que más de 64 millones de personas en todo el mundo padecen esta enfermedad, todavía no se le conoce tratamiento para acabar con esta patología, pero sí los hay para evitar su progresión mediante la reducción y el control de la presión intraocular.

En OKSALUD hablamos con el profesor José María Martínez de la Casa, catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense y jefe del Departamento de Glaucoma del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, para que nos avance sobre tratamientos y la actual situación de esta patología.

Pregunta.- Uno de los principales problemas que presenta el glaucoma es que no muestra síntomas más allá de la pérdida gradual de la visión. ¿Es correcto?

R.- Sí, es correcto. Al glaucoma se le denomina “el ladrón silencioso de la vista” porque, excepto en muy contados casos, no da ningún síntoma hasta que la enfermedad está muy avanzada y cerca ya de la ceguera. Por eso es fundamental acudir al oftalmólogo para hacer revisiones periódicas: es la única manera de detectarlo a tiempo.

P.- Esta patología, de no tratarse a tiempo, ¿puede llevar a la pérdida, avanza hacia la visión central de forma irrecuperable?

R.- El curso natural de la enfermedad sin tratamiento es hacia la ceguera. Habitualmente, la pérdida del campo de visión va progresando desde la zona más periférica hacia el centro, por lo que lo último que se pierde es la visión central. Por eso un paciente con un glaucoma muy avanzado puede mantener una agudeza visual del 100% pero estar legalmente ciego debido a esa restricción concéntrica severa del campo de visión.

P.- Todas estas características, ¿han convertido al glaucoma en la primera causa de ceguera irreversible en el mundo?

R.- La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y el glaucoma son las principales causas de ceguera irreversible en países desarrollados. Son dos patologías cuya prevalencia aumenta con la edad. También existen otras, como la retinopatía diabética y el edema macular diabético, en las que los pacientes corren el riesgo de perder visión de forma irreversible. El envejecimiento progresivo de la población hace que cada vez tengamos más personas afectadas por estas patologías.

P.- En Europa, el 50% de los casos de glaucoma están sin diagnosticar, y su prevalencia estimada es del 3,5% en personas de entre 40 y 80 años. ¿No son cifras excesivamente elevadas?

R.- La prevalencia de glaucoma en todos los grupos de edad está en torno al 2%. La prevalencia aumenta con la edad, siendo de aproximadamente del 2% en los mayores de 40 años y alcanzando el 10% en los mayores de 75 años. Al ser una enfermedad asintomática en la mayoría de los casos, solo puede ser detectada en el contexto de una exploración oftalmológica completa. No sirve ir solo a la óptica para que comprueben la graduación, sino que hay que acudir al oftalmólogo para que mida la presión intraocular, examine el nervio óptico y pueda establecer un diagnóstico correcto. Muchas personas piensan que ver bien es equivalente a tener un ojo sano y no es así. Por eso es importante concienciar de que la salud ocular no consiste solo en graduarse las gafas, sino que va más allá. Eso explica que el 50% de los casos de glaucoma estén sin diagnosticar. Y lo cierto es que, cuanto antes se diagnostique, antes se puede tratar y más fácil es evitar una discapacidad severa. Cuando el glaucoma se diagnostica en fases muy avanzadas, ya hay poco que podamos hacer.

P.- Algunos estudios apuntan a que la miopía podría ser un factor de riesgo relevante para el desarrollo del glaucoma, ¿nos podría explicar por qué?

R.- Hay multitud de factores de riesgo para el glaucoma y la miopía magna (más de 6-7 dioptrías de miopía) es sin duda uno de ellos. Los ojos miopes magnos están mucho más elongados que un ojo normal, y eso provoca que las estructuras de drenaje del ojo se vean alteradas y que el propio nervio óptico este sometido a un estrés que no existe en un ojo normal. La elevación de la presión y la mayor susceptibilidad del nervio óptico hacen que el glaucoma sea mucho más frecuente en los ojos miopes magnos que en los ojos normales. Pero hay otros muchos factores de riesgo aparte de la miopía. Como ya he comentado previamente, la presión intraocular elevada y el envejecimiento son los dos principales factores de riesgo.

P.- ¿Qué personas de alto riesgo deberían acudir periódicamente al oftalmólogo?

R.- A partir de los 40 años, todas las personas deberían hacerse una exploración oftalmológica completa para descartar la presencia de un glaucoma. Tras esta primera exploración, si no hay otros factores de riesgo, se podría repetir cada dos años. En caso de tener otros factores de riesgo, como por ejemplo antecedentes familiares de primer grado (padres o hermanos) con glaucoma, las revisiones deberían ser anuales.

P.- ¿Qué tratamientos hay en estos momentos viables en el mercado para cercar el progreso de esta patología?

R.- El tratamiento inicial más habitual consiste en unas gotas diarias que disminuyen la presión intraocular, bien reduciendo la formación de humor acuoso (el líquido que rellena la parte anterior del ojo) o bien facilitando su eliminación. Se pueden combinar gotas con distintos mecanismos de acción para conseguir un efecto más potente.

Como alternativa al tratamiento con gotas de inicio, en los últimos años se viene utilizando un tratamiento láser denominado trabeculoplastia selectiva. Este tratamiento tiene una eficacia muy similar a las gotas que habitualmente se utilizan como tratamiento de primera línea, y presenta la ventaja de que no depende del cumplimiento del paciente.

En los casos en los que los tratamientos con gotas o con láser no son suficientes, debemos optar por la cirugía para conseguir controlar la enfermedad. En este aspecto, hay que destacar que ahora existen nuevas alternativas quirúrgicas menos invasivas para el paciente que las tradicionales, como la cirugía mínimamente penetrante.

P.- El nuevo implante que AbbVie ha desarrollado se puede colocar en el mismo procedimiento que la cirugía de cataratas. Es decir, si un paciente tiene cataratas y glaucoma, en una sola cirugía, ¿se pueden abordar ambas patologías?

R.- Las cataratas y el glaucoma son dos patologías cuya prevalencia aumenta con la edad, por lo que es muy frecuente que nos encontremos con una paciente en el que coexistan ambas patologías. Efectivamente, el implante XEN®63 puede utilizarse en la cirugía combinada de catarata y glaucoma para tratar con una sola cirugía ambas patologías. El implante XEN pertenece a una categoría de cirugías que se denominan mínimamente penetrantes porque originan un menor trauma quirúrgico que las cirugías convencionales de glaucoma, manteniendo una muy buena eficacia y con un muy buen perfil de seguridad. Son, además, cirugías en las que el paciente puede reincorporarse a sus rutinas habituales mucho antes que con las cirugías que teníamos disponibles hace unos años.

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