La desnutrición afecta al 80% de pacientes con cáncer en fases avanzadas

Desnutrición
En función del tipo de tumor existen diferencias en la posibilidad de desarrollo de desnutrición.

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Existe una relación directa existente entre la desnutrición y la supervivencia del paciente con cáncer. En este sentido, la Dra. María Riestra Fernández, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), indica que «la desnutrición perjudica al sistema inmune, ya que éste no va a ser capaz de actuar de forma eficaz provocando que el paciente sea más vulnerable a sufrir infecciones. Asimismo, afecta al músculo, provoca atrofia y deterioro funcional. En el caso de que afecte a los músculos respiratorios conllevará un descenso de la capacidad vital y más susceptibilidad a infecciones respiratorias, una de las causas más importantes de morbimortalidad».

La incidencia de la desnutrición en las personas que sufren algún tipo de cáncer se sitúa entre el 15% y el 40% en el momento del diagnóstico e incluso alcanza el 80% en fases avanzadas, “aunque existe una amplia variabilidad dependiendo del tipo de tumor y del estadio o fase”, especifica la endocrinóloga. En este sentido, la Dra. Riestra destaca las consecuencias de la caquexia tumoral como responsable directa o indirecta de la muerte de un tercio de los pacientes con cáncer. «Es un síndrome complejo en el que además de la pérdida de masa muscular, existe una elevada respuesta inflamatoria y un aumento del catabolismo, que conduce a una insuficiencia progresiva de las funciones vitales y al fallecimiento del paciente».

La función del endocrinólogo

El tratamiento del paciente con cáncer se ha centrado en administrar el tratamiento oncológico oportuno, pero existen otros aspectos relacionados con el estado nutricional, que pueden influir notablemente en la evolución de la enfermedad. La desnutrición puede empeorar la tolerancia a los diferentes tratamientos, así como a la calidad de vida del enfermo, los síntomas depresivos y la astenia. Además, perjudica la tolerancia y los efectos secundarios de la quimioterapia aumentando la posibilidad de complicaciones, la toxicidad del tratamiento y, por lo tanto, la estancia hospitalaria del paciente con el consecuente incremento de los costes asociados. El endocrinólogo ejerce un papel esencial al identificar la desnutrición y prescribe una terapia médica nutricional adecuada en cada momento de la enfermedad.

La doctora sostiene que es crucial la concienciación del problema de la desnutrición por parte de los profesionales sanitarios que están al cuidado del paciente oncológico, así como la aplicación sistemática de herramientas de cribado de la desnutrición que posibilitan un diagnóstico y un tratamiento precoz, tanto a nivel ambulatorio como en la hospitalización, junto con una comunicación fluida y bidireccional con el equipo médico responsable del proceso.

Según el tipo de tumor

En función del tipo de tumor existen diferencias en la posibilidad de desarrollo de desnutrición. «Los tumores digestivos (esófago, estómago y páncreas) y los tumores de la esfera otorrinolaringológica, por su localización, son los que con más frecuencia van a producirla, fundamentalmente por disfagia, por saciedad precoz o por obstrucción intestinal», explica la doctora Riestra Fernández. Otros tumores pueden producir compresión extrínseca digestiva. Por ejemplo, si hay metástasis hepáticas de gran tamaño que compriman parte del aparato digestivo, será frecuente también la desnutrición.

Por otra parte, independientemente de su localización, el cáncer puede producir sustancias con efecto sobre el sistema nervioso central induciendo a la anorexia. Por otra parte, «el gasto energético basal suele aumentar, dando lugar a un hipercatabolismo que provocará la pérdida de masa muscular del paciente. Los tratamientos oncológicos (cirugía, quimioterapia y radioterapia) pueden conllevar complicaciones nutricionales. La quimioterapia, por ejemplo, provoca una alta incidencia de síntomas con influencia en la nutrición (nauseas, diarrea, alteración de gusto u olfato). Por ello, podemos encontrar desnutrición en cualquier fase de la enfermedad», mantiene la endocrinóloga.

En relación a las recomendaciones nutricionales, es necesario un aporte suficiente de calorías y proteínas para favorecer el pronóstico y mantener una buena actividad vital. «En general, los objetivos de una intervención nutricional consistirán en evitar la desnutrición y sus complicaciones, mejorar la tolerancia y la respuesta a los tratamientos, así como la calidad de vida del paciente», argumenta esta especialista.

Qué comer

Algunas recomendaciones dietéticas generales son: ingerir alimentos muy nutritivos con alta densidad energética como los lácteos enteros, la mantequilla, los huevos, el pollo, el aceite de oliva y los frutos secos. Asimismo, es aconsejable realizar comidas frecuentes poco copiosas, comer en un ambiente agradable y aprovechar los momentos de mayor apetito.

En función de los síntomas predominantes, se adaptan las recomendaciones: si hay náuseas hay que evitar alimentos fritos o muy condimentados, así como alimentos calientes en exceso e ingerir los líquidos fuera de las comidas. Si predomina la diarrea será vital reponer los líquidos perdidos y aumentar el consumo de sales en forma de consomé o caldos y eludir bebidas con gas. «Si con las recomendaciones no alcanzamos los requerimientos nutricionales, en ocasiones, será necesario prescribir suplementación nutricional adaptada al paciente con el fin de complementar la dieta oral», puntualiza la endocrinóloga.

Cabe destacar que en los últimos años se está desarrollando la valoración morfofuncional en el diagnóstico de desnutrición, incluyendo la bioimpedancia y la ecografía nutricional, entre otros parámetros clínicos, «que nos permite disponer de herramientas más objetivas en la valoración y evolución del paciente oncológico, y en un futuro, desarrollar una nutrición de precisión, posibilitando identificar la susceptibilidad individual y una mejor respuesta ante diferentes problemas nutricionales», finaliza la doctora Riestra Fernández.

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