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¿Cómo evitar y corregir la flacidez en los brazos?

La firmeza de esta parte del cuerpo es algo que preocupa a muchas mujeres, ya que es una de las pocas cosas que no depende de si estamos más delgadas o con más peso; la flacidez afecta a mujeres de todos los tamaños y se empieza a hacer más evidente a partir de los 35 años. ¿Cómo evitar y corregir la flacidez en los brazos?

Para combatir los llamados brazos de salero, que aparecen a causa de la pérdida de firmeza de la piel por modificaciones en el tejido conjuntivo de la zona (es decir, por la pérdida de fibras colágenas y elásticas que afectan a la estructura de la dermis y los septos fibrosos), lo que debemos hacer es entrenar nuestros brazos para que estos ganen musculatura, pero sin centrarnos en su volumen pues en principio el objetivo no es conseguir unos brazos musculados sino tonificados y firmes.

Como muchas personas, puede que ya te sepas la teoría pero que te cueste horrores ponerla en práctica, y es por eso que te desvelamos algunos ejercicios de lo más sencillos que puedes hacer sin la necesidad de sufrir con pesas ni planchas.

Podrás hacerlos todos de pie ¡y en un espacio reducido!

Encuentra un momento del día en el que te apetezca moverte un poco (puede ser después de estar mucho rato en una silla ante el ordenador o justo antes de empezar la tarde, si hacer la digestión ha hecho que te sientas con un poco de fatiga o cansancio) y empieza con un ejercicio fácil como por ejemplo, el que consiste en hacer círculos con los brazos hacia adelante y hacia atrás, con la espalda recta y las piernas ligeramente abiertas y con las palmas hacia afuera, como si quisieras empujar el aire.

Recuerda que el objetivo no es que te canses, así que no lo hagas demasiado rápido o con mucha fuerza: ser constante con giros pequeños hacia el frente hasta contar 25 valdrá. Cuando termines ¡hazlo también cambiando el sentido de los giros! Es una manera de recudir flacidez en los brazos.

Hacer ver que empujas el techo (con los brazos flexionados para que los codos queden a la altura de tu pecho y las palmas estén hacia arriba, creando resistencia) o flexionar ligeramente las rodillas e inclinar tu tronco hacia el frente; manteniendo tus brazos pegados a tu cuerpo, también con las palmas hacia arriba mientras empujas con tus brazos hacia arriba, también pueden ser buenas prácticas.

Y lo mejor es que puedes improvisarlos en cualquier sitio siempre que tengas un rato para dedicártelo a ti.

Según el tiempo del que dispongas, combina las tres propuestas y verás que a largo plazo ¡notas tus brazos más firmes!