Casi la mitad de la población tiene un nivel limitado de alfabetización en salud

Hablar claro con los pacientes no es una elección, sino una necesidad para que puedan intervenir en las decisiones que les afectan de forma eficaz y partiendo de una información de calidad. Según un estudio de la Federación Europea de Dolor (EFIC), realizado en nueve países, el 47% de la población tiene un nivel limitado de alfabetización en materia de salud. El porcentaje es particularmente elevado entre personas mayores y quienes enfrentan dificultades socioeconómicas o educativas.

La comunicación de calidad es clave para los cuidados en salud. Desde la derivación de los servicios de atención primaria hasta el alta y el plan de tratamiento, todo el proceso depende de que esa comunicación sea eficaz.Existen diferentes propuestas de principios para una comunicación de calidad, los del sistema sanitario británico, por ejemplo, subrayan que la comunicación debe ser personalizada, dejando clara cada fase de la atención para que el paciente sepa qué puede esperar y cuándo, ofreciendo tranquilidad.

No a la jerga médica

Debe incorporar «cambios razonables», tales como el empleo de lenguaje accesible (en lugar de jerga médica), fácil de leer cuando se presente por escrito y tener en cuenta a los cuidadores. También es conveniente adelantarse a posibles preguntas. El sistema recomienda evitar las siglas y ofrecer a los pacientes diferentes métodos para dirigirse a los profesionales y explicar sus necesidades o deseos, incluyendo encuestas sobre su experiencia.

Otra herramienta importante es presentar diferentes fuentes fiables a las que el acceso sea sencillo para permitir que amplíe la información que tiene o vuelva a ella cuando lo desee.

Cuando se habla de lenguaje claro también se hace referencia a cómo estructurar la información para hacerla más comprensible. Mejorar la comunicación transmite conocimiento y genera confianza, además de fomentar el empoderamiento de los pacientes en el ámbito del autocuidado de su propia salud.

Además, aportar información comprensible puede ahorrar tiempo a la hora de tomar decisiones y contribuye a una gestión más eficiente de los recursos hospitalarios. Es posible que se produzcan menos cancelaciones de pruebas cuando el paciente entiende bien la preparación que requieren, por ejemplo Un documento, un prospecto o cualquier otro tipo de escrito del sector sanitario y ámbito de la salud está redactado en lenguaje claro si su transcripción, escritura y diseño permiten a los lectores a los que se dirige encontrar lo que necesitan, comprenderlo y utilizar esa información.

«Traducir con claridad en el ámbito sanitario requiere formación especializada, conocimiento técnico y sensibilidad. Hay que humanizar la comunicación. No basta con trasladar palabras, hay que asegurar que el mensaje sea comprensible, útil y respetuoso con el paciente y su contexto», explica Arancha Caballero, fundadora y CEO de la agencia de traducción Nuadda, y miembro activo del comité técnico de UNE, que promueve la utilización de un lenguaje claro.

Profesionales en el punto de mira

En muchas ocasiones, el uso de una terminología excesivamente técnica provoca confusión y pueden afectar negativamente tanto a la confianza como a la toma de decisiones del paciente. Por este motivo, es fundamental que los profesionales de la salud reconozcan el impacto del lenguaje y adopten estrategias que favorezcan una comunicación clara y sencilla.

Aplicar estos principios no solo mejora la eficiencia profesional, sino que favorece una atención más personalizada.

«La clave está en comunicar de forma clara y sencilla sin renunciar al rigor científico, de modo que cualquier persona pueda comprender su diagnóstico y tratamiento. Para ello, los profesionales deben emplear un código lingüístico comprensible y adaptado al nivel del paciente», explica la experta.

Reducir las barreras comunicativas mediante el uso del lenguaje claro contribuye, en última instancia, a que todos los pacientes, independientemente de su nivel educativo, tengan acceso a la misma información y, por tanto, a una atención sanitaria más justa y equitativa.