Recetas de cocina

Bizcocho de avellanas con sirope de café

¿No os encanta ese bizcocho de frutos secos que realmente sabe a frutos secos y no a un pobre sucedáneo de éstos?

Aunque es de sobra sabido que la clave en la repostería es la exactitud de las medidas (que nos lo digan a nosotros y a nuestros intentos de variaciones que bien podríamos llamar “criaturas reposteras”), la elección de unos buenos ingredientes es otro de los pilares básicos para la obtención de un buen resultado.

Parece mentira, pero nuestro gusto puede llegar a detectar hasta el más mínimo sabor añadido (creednos, si os paráis a analizar ese primer bocado quedareis sorprendidos de toda la información que os puede llegar). Por eso, es importante que si un “bizcocho es de”, al comerlo no nos percatemos de que, en realidad, es “un bizcocho con sabor a”.

Nuestra receta de hoy cumple esa promesa, y, además, es fácil, sencilla y muy resultona a la hora de planteársela para una merienda.

Se trata de un delicioso, y casero, bizcocho de avellanas con sirope de café. ¿Pensando ya en el postre?

Ingredientes:

Para el bizcocho:

Para el sirope de café:

Elaboración:

Precalentamos el horno a 180 grados.

Comenzaremos preparando el bizcocho. Para esta receta nosotros hemos elegido las avellanas ya tostadas, pero si lo deseáis, podéis comprarlas crudas y tostarlas vosotros mismos en el horno.

Ponemos las avellanas en el vaso de la batidora y trituramos. Recomendación: Para este paso, la mejor opción, sería la de usar la parte que contiene la cuchilla aislada del mango para que no queden trozos demasiado grandes, pero si no disponéis de ello o, lo preferís, podéis machacar este fruto seco en el mortero. Mucho cuidado a la hora de triturar ya que si estamos demasiado tiempo nos quedará un resultado pastoso.

Lo echamos en un bol, agregamos el azúcar blanco y reservamos.

Añadimos la levadura a la harina y tamizamos. Agregamos a las avellanas molidas y removemos para que todos los ingredientes queden bien mezclados.

Fundimos la mantequilla en el microondas y lo echamos junto a los huevos y la nata. Recomendación: Procurad que tanto los huevos como la nata no estén demasiados fríos para que no solidifiquen la mantequilla.

Batimos con unas varillas manuales hasta conseguir una masa uniforme y la vertemos en el molde (previamente engrasado con un poquito de mantequilla) que hayamos elegido para hacer nuestro bizcocho de avellanas.

Metemos al horno (respetando la temperatura de 180 grados) durante unos 30 minutos.

Mientras, nos pondremos con el sirope de café.

Bastará con poner en un cazo el agua, el café y el azúcar. El procedimiento que seguiremos será el mismo que si estuviésemos haciendo cualquier tipo de reducción, es decir, dejaremos que rompa a hervir y, cuando lo haga, bajamos el fuego y mantenemos (removiendo suave) hasta obtener la textura deseada, en este caso, de sirope.

Una vez listo, metemos el contenido en un biberón de boquilla media y reservamos.

Picamos en trocitos pequeños varias avellanas y reservamos.

Transcurrido el tiempo de horneado, nos aseguramos de que el bizcocho esté bien hecho (introducid un utensilio fino y punzante, y si éste sale limpio estará perfecto, si, por el contrario, sale manchado, dejadlo unos minutos más), lo sacamos, dejamos que se atempere, desmoldamos y cortamos en 2 capas.

Rellenamos la base con sirope de café, ponemos la primera capa, echamos más sobre ésta y cubrimos con la capa restante. Echamos un poquito más de sirope (para que actúe como adhesivo) y cubrimos con las avellanas picadas.

Ya tendremos acabado este riquísimo bizcocho de avellanas y sirope de café del que, estamos seguros, no dejareis ni una miga…