Hoy Javier Cárdenas nos trae una de esas noticias insólitas que ocurren en el mundo pero que al suceder en municipios pequeños, en ocasiones pasa desapercibida. En Lençóis un pueblo de Brasil, un hombre decide pintar la fachada de su casa y para ello contrata a una empresa en otro municipio cercano.
Dicha empresa está orgullosa del buen trabajo que hacen y lo rápidos que son. El propietario de la casa contrata sus servicios indicándole que su casa no tiene número pero que no tiene pérdida. Los operarios le dicen que no se preocupe, que empezarán por la mañana y que cuando él llegue de trabajar al final de la tarde ya estará pintada la fachada.
Dicho y hecho, cuando el propietario regresa a su vivienda para ver como ha quedado, se da cuenta de que en vez de pintar su casa, habían pintado la del vecino de enfrente. El hombre que contrató a los pintores les explica que han pintado la vivienda equivocada, a lo que echándose las manos en la cabeza pensaron la pérdida de tiempo y materiales que habían tenido. Lo más curioso, es que el propietario de la casa que habían pintado estaba dentro de la vivienda y no dijo nada de lo que estaban haciendo en la fachada de su casa, de vez en cuando se asomaba un poco por la ventana, pero no dijo nada de nada. No se sabe lo que pasó después, si llegaron a un acuerdo con el dueño de la casa que habían pintado por error y si terminaron el trabajo pactado con el primer propietario, lo cierto que fue un error de ubicación curioso.