Vicente Gil: «Sánchez es un cobarde sin la gallardía necesaria para enfrentarse al juez Peinado»
Ya se lo adelantamos el lunes. Pedro Sánchez es un cobarde sin la gallardía necesaria para ponerse cara a cara frente al juez Peinado. No quiere declarar personalmente, aunque probablemente no se librará. Sánchez quiere evitar que tengamos la imagen que tanto criticó de Rajoy: un presidente del Gobierno en ejercicio sentado ante un juez.
Sánchez ha pedido al juez, en un tono arrogante y casi de exigencia, declarar por escrito. Tiene tan poca vergüenza que dice que ha de «preservar» la institución que preside después de seis años denigrándola, como ha denigrado todas. Y dice Sánchez al juez que es «inescindible» su condición de presidente del Gobierno de su condición de esposo de Begoña Gómez, aunque lo cierto es que el juez Peinado, que es perro viejo, no habla en la citación de su condición de presidente.
El juez Peinado señaló que interesa su declaración como testigo «en calidad de esposo de la investigada Doña Begoña Gómez». Y nada más. El resto que añade Sánchez es -de facto- una especie de autoinculpación por la cual -hay que ser torpe- Sánchez admite que su relación con este caso tiene que ver con su condición de presidente del Gobierno. Es decir, el responsable final de adjudicar contratos y subvenciones a los amigos de su mujer. O dicho más claramente: lo que pudo hacer su mujer lo hizo aprovechándose de esa condición de Sánchez.
El caso es que el muy sinvergüenza de Sánchez (porque no tiene otro calificativo) se aferra ahora a su condición de presidente del Gobierno simplemente por cobardía. Sánchez no quiere regalarnos esa imagen suya que merecemos ante un juez, aunque sea como testigo. Soñar es gratis.
La Audiencia de Madrid, mientras tanto, ha dejado para el 30 de septiembre las peticiones de archivo que plantearon el abogado de Begoña Gómez, Antonio Camacho, y el otro abogado de Begoña Gómez: el fiscal. También queda para el 30 de septiembre la petición de la Fiscalía de acotar la investigación del juez Peinado en caso de que no se archive. Conclusión: que el juez Peinado tiene dos meses más por delante para seguir con sus actuaciones.
La vida en el sanchosfera, mientras, transcurre sin novedad entre nepotismo, enchufes, comisiones, putas, escándalos y corruptelas.
Ayer les contábamos el caso de la asesora de Begoña Gómez, Cristina Álvarez, fichada por Sánchez nada más llegar a La Moncloa, que cobra 110.000 euros anuales de sueldo público, adscrita al ministerio del inefable Bolaños, pero que se ha dedicado estos años -según se deriva de las actuaciones judiciales- a hacer gestiones para los negocios privados de la mujer de Sánchez. ¿Esto no sería malversación o, cuanto menos, un robo descarado al bolsillo de los españoles? Es tal el nivel de corrupción continuada del sanchismo que, parece, sin embargo, que la mayoría de los españoles se ha acostumbrado a todo.
Es el caso de Correos y de Juan Manuel Serrano, personaje insigne de la sanchosfera. Serrano fue, cuando Sánchez no era nadie, su jefe de Gabinete en el PSOE. Cuando a Sánchez lo echaron por tramposo, por intentar amañar una votación del Comité Federal, Serrano fue, junto a Ábalos, Cerdán y Koldo… (vaya troupe), uno de los incondicionales que siguió con él. Hubo alguna más también. Como Susana Sumelzo. Cada uno seguía a Sánchez por razones propias.
Juan Manuel Serrano fue, en aquellos años, un fiel escudero del Doctor Cum Fraude. Por ejemplo, se dedicaba cada quince días a llamar a determinada persona, cuyo nombre no diré, pero que conozco, en una universidad madrileña a preguntar, simplemente, si alguien se había interesado por conocer o había pedido hacer una copia de la tesis doctoral de Pedro Sánchez. Por entonces, la copia era única y estaba en papel. Cada quince días, Serrano llamaba a preguntar por la tesis de Sánchez y particularmente por si algún periodista la había querido ver. La historia de la tesis ya la conocen y la denuncia de plagio también. El negro que se la hizo -según se publicó- acaba de ser nombrado por el gobierno consejero de Telefónica en representación de la SEPI.
Sánchez paga bien los favores. Cuando llegó a La Moncloa nombró jefe de Gabinete a Iván Redondo y para compensar a Serrano lo hizo, nada más y nada menos, que presidente de Correos. Hablamos de un señor que tiene un perfil intelectual parecido al de Santos Cerdán, Koldo o Ábalos, para que se hagan una idea. Es decir, experiencia cero en la gestión de nada, y, desde luego, experiencia cero en la gestión de un gigante como Correos que funcionaba como un tiro y había dado, hasta ese 2018, un salto enorme en su modernización, digitalización y cuota de mercado en plena competencia de los Amazon y compañía
Sánchez puso a Serrano al frente de Correos con un sueldo de más de 200.000 euros anuales. Juan Manuel Serrano se ha llevado en estos años más de un millón de euros en salario, pero ha dejado Correos cerca de estar en causa de disolución. O sea, en la quiebra.
Serrano se largó de allí en diciembre pasado, después de cobrar -repito- un millón de euros, dejando un agujero de 1.200 millones de euros. ¡1.200 millones de euros! Hacienda ahora ha tenido que inyectar 3.000 millones de euros, simplemente, entre otras cosas, para poder pagar las nóminas. Correos va a tener que hacer un ERE muy duro para sobrevivir. Se calcula que podría afectar a más de 4.000 trabajadores.
Éste es el legado de Juan Manuel Serrano en Correos, del enchufado de Sánchez que se ha llevado un millón de euros en estos años. Serrano se ha forrado mientras destrozaba la empresa y ponía en peligro los miles de puestos de trabajo. Pero Sánchez es tan sinvergüenza y debe de ser tan gordo el favor que le debe a Juan Manuel Serrano que, nada más salir de Correos, lo enchufó con un sueldo de 160.000 euros en otra empresa empresa pública, en Seitt, la empresa pública que gestiona las (casi inexistentes) autopistas en España.
Esto es el sanchismo. Nos roban en la cara. Nos toman el pelo. ¿Cómo es posible que este tipo no esté procesado, detenido y en prisión por su gestión en Correos? ¿Cómo es posible que la Abogacía o la Fiscalía no hayan intervenido por el daño causado al Estado? ¿Cómo es posible que después de llevarse un millón de euros y dejar arruinado Correos con un agujero de 1.200 millones de euros a este tipo, el tal Serrano, lo hayan vuelto a enchufar en una empresa pública y esté cobrando 160.000 euros anuales mientras usted no llega a final de mes y reduce la carne y el pescado que come su familia?
¿Cómo es posible que nos roben de esta manera tan descarada? Porque el millón de euros que ha cobrado en Correos este tipo enchufado de Sánchez y los 160.000 euros que cobra ahora, como el agujero de 1.200 millones de euros que ha dejado, o los 3.000 millones de euros de rescate que ha tenido que inyectar Hacienda, los pagamos nosotros, los ciudadanos, con nuestro trabajo y nuestros impuestos.
¿Entienden por qué María Jesús Mentiras nos tiene que subir constantemente los impuestos? Para pagar sus chanchullos. Para pagar a tipos como Juan Manuel Serrano o para que la asesora de Begoña Gómez se dedique a los negocios privados de la señora.
¿Cómo es posible que los españoles nos dejemos robar tan fácilmente? Este es un país de pequeñas y medianas empresas, de pequeños negocios, de empresarios modestos a los que esta gentuza del PSOE y del poder se dedica a freír a impuestos y burocracia para quedárselo ellos.
¿Cómo es posible que un caso como el de Correos, sólo este caso, no esté a diario en los medios y no provoque protestas en las calles e, incluso, disturbios de pura indignación? ¿Cómo podemos ser los españoles -no todos- tan borregos como para dejarnos robar así por nuestros políticos y por el gobierno?
¿Cómo es posible que no haya una reacción popular a tanto sinvergüenza, tanto robo, tanta corrupción y tanto golfo? Si alguien lo sabe, que me lo diga
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