Por una vez Sánchez antepone la sensatez al poder

Por una vez Sánchez antepone la sensatez al poder

Desde la Transición en adelante, la acción del PSOE se ha visto caracterizada por su doble alma política; una más de centro y otra más de izquierdas. Esta actitud le ha permitido monopolizar la práctica totalidad del espacio ideológico zurdo, con la testimonial excepción de Izquierda Unida, hasta la irrupción de Podemos en 2015. Por una acumulación de errores ajenos, visión estratégica y sentido institucional, parece que ahora la mesura regresa a La Moncloa y Ferraz. Vayamos por partes:

Los errores ajenos han sido los de Podemos. La acumulación de escándalos y el nepotismo con el que Iglesias ha liderado esta formación ha generado una desilusión generalizada entre sus votantes. Son un partido en decadencia y cae de cajón el regreso de sus electores a un PSOE que no para de hacerles guiños.

La visión estratégica deriva de este primer punto. Sánchez sabe que Iglesias carece de fuerza negociadora y que en unas hipotéticas nuevas elecciones Podemos perdería otros 10 o 15 diputados. El tiempo juega a su favor, por eso adopta la posición del wait and see; porque le beneficia.

Es de justicia reconocer que el PSOE ha mantenido el sentido institucional en los momentos clave de nuestra historia reciente. Permitir que dentro del disco duro del Estado entre un partido político que mantiene estrechas relaciones con Venezuela e Irán sería un error mayúsculo, de imprevisibles consecuencias. El PSOE sabe que no puede ni debe hacer algo semejante.

Cuando la bondad camina de la mano del beneficio, es muy sencillo ser bueno. En esta tesitura –nada desagradable, por cierto– se encuentra Sánchez. De seguir por este camino, quizás acabemos viendo el rostro original del actual presidente. No olvidemos que proviene de las zonas más templadas del PSOE. Sus catastróficas primeras campañas electorales y su ambición de poder le llevaron a realizar los contorsionismos que toda España pudo contemplar. Pero la jugada, contra todo pronóstico, le salió redonda. Está dentro de La Moncloa, y con Podemos anulado, posiblemente emerja el social-liberal que lleva dentro. Ahora, para su personal cuadratura del círculo, sólo falta Ciudadanos. Macron prosigue su trabajo de lluvia fina e implacable.

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