El socialcomunismo aplasta a autónomos y pymes

El socialcomunismo aplasta a autónomos y pymes
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El Gobierno está improvisando sobre la marcha  una serie de medidas económicas con las que pretende paliar los efectos demoledores de la crisis, pero después de tres capítulos publicitados con notable trompetería -los mítines de Pablo Iglesias resultan insoportables- la pomposa serie avanza sin que tres millones y medio de autónomos hayan merecido aún la consideración del Ejecutivo socialcomunista.

Nada, ni agua, como si las pequeñas y medianas empresas fueran apestadas. Todo el peso de la crisis económica se descarga miserablemente sobre quienes han visto como, de un día para otro, han dejado de facturar. Cero ingresos y el Ejecutivo les recomienda que cesen la actividad o pidan créditos. Pero, ¿cómo van a meterse en préstamos si sus negocios o su trabajo por cuenta ajena no generan absolutamente nada?. Y encima, con puntualidad británica, el Gobierno socialcomunista les pasa a cobro las cotizaciones sociales de marzo y se niega a aplazar el pago de impuestos.

El destrozo que el abandono del Gobierno va a provocar en miles de familias españolas será demoledor, pero Pedro Sánchez persevera en su idea suicida de negarles el pan y la sal. Para que luego salga Pablo Iglesias a presumir de política social. Es una canallada en toda regla. Ni una sola medida ha adoptado el Ejecutivo orientada a aligerar la carga fiscal; todo son parches, subvenciones puntuales (para algunos), medidas cortoplacistas que reflejan una miopía clamorosa. Van a matar el tejido empresarial, porque en lugar de aplicar soluciones orientadas a mantener con vida las pequeñas y medianas empresas, se han empeñado en darles la puntilla de man era inmisericorde.

La deriva comunista del Ejecutivo de Pablo Sánchez amenaza con triturar la iniciativa privada; el peso de la crisis sobre las pymes es insoportable y las medidas económicas pasan otra vez de largo, mientras el Gobierno presume de no dejar a nadie tirado en el camino. Pues en el camino hay tres millones largos de autónomos que han probado en sus carnes la receta de quienes gobiernan y  ya han apuntado la matrícula del coche del  piloto suicida.

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