Sánchez nos mete en el túnel del tiempo para regresar al franquismo
El sedicente ‘Plan de Regeneración’ de la democracia que nos ha vendido, a bombo y platillo, el Gobierno de Pedro Sánchez es un cajón de sastre en el que trata de esconder burdamente lo que supone un ataque sin precedentes a la libertad de prensa. Cuando un Gobierno como este se abraza de forma tan impostada a la ‘libertad’, la verdadera libertad sale por la ventana. En efecto, basta comparar los aspectos más relevantes de un plan que parte de la premisa de «defender a la democracia de la extrema derecha» con la ley de prensa del franquismo (1938-1966) para concluir que se parecen como dos gotas de agua.
Con Franco había una dictadura y Sánchez se inspira en los pilares de una norma franquista para amordazar a la prensa, por lo que el lector deducirá rápidamente el carácter totalitario que guía los movimientos de Pedro Sánchez. El anunciado registro de medios que ha desempolvado el Gobierno recuerda mucho al de Franco, del mismo modo que el previsto ‘control de la propiedad’ se inspira en el de la dictadura. En suma, Sánchez nos ha metido en el túnel del tiempo para llevarnos a una época marcada por la ausencia de libertades. Lo más hipócrita, en todo caso, es que el Gobierno diga que su plan es una recomendación de la UE, cuando el plan comunitario va exactamente en sentido contrario: en la defensa de los medios frente al control del poder político. Sánchez tergiversa a Bruselas y lo que hace es blindar su poder político frente a la prensa, invadiendo de forma burda el derecho a la información por la vía de establecer mecanismos de control. En una democracia, quien regula y pone límites a la actuación de la prensa son los tribunales de justicia. En España, Sánchez, como hacía Franco, establece qué medios y qué periodistas merecen la condición de verdaderos profesionales de la información. Lo próximo será el NO-DO.