Sánchez, héroe mundial del terrorismo

Sánchez Hamás Israel

Empieza una nueva década ominosa. Mientras la España de pañuelo palestino, bandera LGTBI y feminismo de BOE se manifestaba este fin de semana contra Israel (para un zurdo, todos los lunes son al sol), la única democracia de Oriente Medio que les permitiría cabalgar en sus siniestras contradicciones, la izquierda de nunca Hamás preparó un mitin para honrar al tipo que fue a Tierra Santa a contarle a los judíos cómo deben actuar frente a los romanos. La actitud de Sánchez ante Netanyahu, lejos de constituir un acto de valentía, confirma que el gobierno de España ha entrado en una espiral insalvable de irresponsabilidad, indecencia y apoyo criminal al terror que pagaremos más pronto que tarde. Incido en la sentencia: el gobierno de España y su rebaño, que no el pueblo español, en su mayor parte aún consciente en la distinción entre víctimas y delincuentes.

Como si de una corte de corifeos se tratara, la Brunete motorizada de la opinión sincronizada sanchista corrió a aplaudir el gesto, tan irresponsable como suicida, de su líder mesiánico, quien en tierras bíblicas se vino arriba y consideró que era buena idea dar unas lecciones sobre qué hacer con el terrorismo a quien lleva sufriéndolo desde antes de su creación como estado, desde su propia fundación como pueblo. Israel, aliado de Estados Unidos y Marruecos, con uno de los principales servicios secretos y de seguridad del mundo, escucha de España, objetivo constante del yihadismo islámico, moralinas autocráticas acerca de la culpa y la responsabilidad, homilías políticas sobre el bien y el mal y manuales de resistencia castiza contra la barbarie. Sánchez vino de Jerusalén con el agradecimiento del grupo terrorista que hace un mes quemó vivo a un español, violó a cientos de mujeres y masacró sin remordimiento a niños y ancianos. Ya tenía la sonrisa de ETA-Bildu, ahora consigue, no sin esfuerzo, la de Hamás. La diplomacia de Albares, consiste en recibir aplausos de quienes matan al otro por pensar diferente. Al progresismo le ha costado poco tiempo convertirse en la nueva religión del mal, hermanada en su despotismo popular con lo peor del planeta.

Israel, con sus múltiples defectos, es la única democracia de Oriente Medio. La única que permite libertad de expresión, sexual y religiosa. La izquierda española, en su infinita indigencia moral y mental, viviría antes en Israel que en la Palestina de Hamás que tanto defienden. Pero no esperemos ni raciocinio ni sensatez en quien dice ser de izquierdas porque es bueno para el mundo, sin reparar lo que en el mundo se ha hecho en nombre de la izquierda. Pero ahí siguen esas bebés de la subvención, alabando a quienes, por mor de su condición biológica o sexual, no dudarían en lapidarlas, colgarlas de una grúa o asesinarlas en nombre del patriarcado.

Y todo esto, para que no se hable por momentos de la amnistía. La sumatoria de escándalos e ignominias del gobierno menos legítimo y democrático de la historia reciente no mermarán la legítima y democrática respuesta social. En el Gobierno han hecho mella las protestas ante Ferraz, de cuya influencia ya advirtió servidor en estas páginas. Así, frente a las concentraciones pisanlof (de peace and love, el célebre cántico progre que tantos eslóganes y camisetas ha perpetrado) de antaño, que sólo causaban mofa y befa entre el socialismo pastor y pastoreado, al régimen hay que generarle miedo en el corazón donde anida su indecencia, en esas tripas anidadas por funcionarios obedientes que construyen fentanilo argumental barato para consumir hoy por hoy y con prisa.

Más allá de espontáneos episodios de radicalidad buscada, infiltrada e inconsciente, las protestas han surtido el efecto deseado. Cuando el sanchismo tiene que celebrar un mitin con banderas españolas, es que algo está fallando en Matrix. Si Zapatero, cada día más joroba y menos alma, tiene que salir a insultar a la mitad del país -el señor del diálogo y el talante- es que se está en el buen camino. Hoy estarán felices los rostros que han secundado que Sánchez ponga a España en peligro y a los españoles, en la diana. Pero estos días hemos visto la peor cara del mal en vídeo y en directo, y como siempre, tiene jeta socialista.

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