Sánchez desguaza en España lo que defiende en Ucrania

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Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

¿Se imagina usted, admirado Volodímir Zelenski, apoyándose en los prorrusos ucranianos, que los hay, para defender la soberanía e integridad territorial de su valiente nación? Pues eso es lo que hace Pedro Sánchez exactamente: gobernar España con quienes pretenden romperla. Así que recele del supuesto aliado que llegó queriendo suprimir el gasto militar y ahora se pone en primera línea de combate para defender un país lejano mientras fomenta el desguace del suyo. No se crea sus sentidos abrazos cuando los perpetre en las cumbres internacionales. Está utilizándole, como hace con todo y con todos, para un fin exclusivamente particular, el de conservar el poder. Aunque el precio sea dinamitar el Estado desde dentro del propio Estado.

¿No le extraña que nuestro presidente se refiera a Putin como nazi, cuando usted y todos sus sufridos compatriotas saben que el dictador ruso hoy, ex agente del KGB soviético ayer, es un heredero político de Stalin y aquella tropa de genocidas que sacrificó a millones de campesinos ucranianos en el altar del colectivismo socialista?

Busque las fotos en la hemeroteca. A la vez que la hambruna provocada por el sóviet llevaba a las madres ucranianas a comerse a sus hijos, según el estremecedor relato de Grossman, en la Puerta de Alcalá de Madrid colgaban los retratos de Lenin y Stalin durante el gobierno del Frente Popular del que participaba el PSOE. Una época de nuestra historia que ahora el Gobierno de España pretende transformar en una pacífica Arcadia democrática mediante la magia de una ley de memoria que reescribe el pasado al antojo de quien gobierna. Y de quien tiene capacidad para chantajearle.

No se deje engañar. Sánchez pretende identificar a Putin con el nazismo para ocultarle a usted y a su brava nación, víctima del comunismo, que gobierna España con el apoyo de los nostálgicos de la hoz y el martillo y jóvenes putinistas, hermanados por su odio a EEUU y todo lo que represente los valores de Occidente. Si la ayuda militar que España le va a prestar dependiera de una votación en el Congreso, usted tendría que dar las gracias a Feijóo, a quien nuestro presidente compara con los colaboradores de Hitler para alimentar su política de polarización interna. Porque tenga seguro que esto, la división entre los españoles, es lo único que le interesa de su guerra, una vez ha descubierto que algunas torpezas de Trump funcionan mejor ante el votante TikTok de encefalograma plano que esa cantinela del franquismo en blanco y negro.

Esta semana, Sánchez ha rendido el control de las fronteras al partido que buscó el apoyo de Putin al golpe que pretendía acabar con nuestra unidad nacional. ¿Usted tendría a gente así cerca de su Gobierno para proteger la de Ucrania? Pues aquí se les concede todo lo que pidan para no perder sus siete votos. De tal forma que lo que para nuestro presidente es un día «competencia exclusiva del Estado» pasa al siguiente a estar en manos del feudo independentista, y Puigdemont lo celebra como un paso de gigante hacia el futuro Estado catalán y su proyecto de pureza étnica. Es la normalidad cotidiana en una nación amenazada desde dentro por quien presume defender la integridad de otra a más de 3.000 kilómetros de distancia.

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