Prevaricator Armengol

Prevaricator Armengol

Pongamos que Francina Armengol se llama Juanma Moreno. O que en su DNI figura el nombre de la otra bestia negra de la izquierda: Isabel Natividad Díaz Ayuso (INDA). Supongamos que al presidente andaluz o a la baronesa madrileña los pillan en un bar bebiendo como si no hubiera un mañana en plena pandemia y saltándose el toque de queda que ellos mismos han decretado de su puño y letra. ¿Dónde estarían a estas alturas? Obviamente fuera del cargo y muy probablemente viviendo en Australia como muy cerca o enterrados bajo la fina arena de una playa hawaiana. Y no tengan ninguna duda de que la Fiscalía hubiera abierto diligencias en menos de lo que canta un gallo.

No ponemos ni suponemos, tampoco presuponemos, que Francina Armengol estaba de copitas en octubre de 2020 a las dos de la mañana excediendo ¡¡¡una hora!!! el horario límite que ella misma había establecido a bares, pubs, discotecas y garitos de otra índole, mismamente los dedicados al fornicio. Y no lo suponemos ni lo presuponemos porque sucedió: a la entonces presidenta de Baleares la cazaron de marchuki pasándose por el forro de sus caprichos un toque de queda que debía imperar para todos menos para quien lo había ordenado. Una vez más, y van tropecientas mil, quedaba claro que no todos somos iguales ante la ley.

Peor aún, no estaba sola sino muy bien acompañada aquel 7 de octubre a las dos de mañana. A su vera se encontraban la consellera de Presidencia, Cultura e Igualdad, la ibicenca Pilar Costa, el conseller de Economía, el siniestro Iago Negueruela, el de Movilidad y Vivienda, Marc Pons, su jefe de gabinete, Joaquim Torres, y su entonces y ahora director de comunicación, Álvaro Gil. Se inventaron un síncope de este último personaje para justificar el flagrante y no menos bananero incumplimiento del toque de queda. No les pasó nada. Se fueron de rositas: empezando por Armengol y terminando por el tal Gil, que al día siguiente estaba como una rosa. Vamos, que les salió penal, civil y políticamente gratis.

En un país serio, un político al que cazan ebrio al volante no es que tenga los días contados, es que esa misma jornada debe renunciar

En cualquier país serio, un político al que cazan ebrio al volante no es que tenga los días contados, es que esa misma jornada ha de presentar su renuncia so pena de ser expulsado del partido. En Estados Unidos, Alemania, Reino o cualquier país nórdico son inmisericordes con este tipo de comportamientos borrachuzos. Como debe ser. Pues bien, y tal y como contamos en primicia en El Mundo de Baleares que yo dirigía, Francina Armengol también se fue de rositas en abril de 2003 tras dar positivo en un control de alcoholemia de la Guardia Civil siendo portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Consell de Mallorca y número 2 de la lista a las autonómicas. Igualica que Rosa Valdeón que, siendo vicepresidenta de Castilla y León en 2016, tuvo que dimitir tras ser sorprendida conduciendo ebria. Todavía hay clases: los políticos de primera, los socialistas, y los de segunda, los panolis del PP. Sobra decir a qué partido pertenecía Valdeón y resulta perogrullesco colegir de cuál es militante nuestra protagonista.

También se hizo un agujero negro cuando se conoció con todo lujo de detalles que la empresa (En Can’t Baleares) de su a la sazón pareja, Joan Nadal, había recibido 1,8 millones de euros en ayudas públicas del Gobierno de Pedro Sánchez. La misma luz de gas que cuando se desvelaron los whatsapp del presidente de la Autoridad Portuaria, Juan Gual de Torrella, íntimo de Armengol, en los que se confirmaba más allá de toda duda razonable el amaño de concursos náuticos, especialmente el más goloso de todos, el del puerto deportivo de Ibiza. «Con Ábalos lo podemos conseguir, Francina ha hablado con él», se sinceraba por teléfono Gual de Torrella.

La misma (buena) suerte corrió con el reiterado abuso de menores que estaban bajo la tutela del Govern balear. Las mafias pedófilas tuvieron repugnante barra libre durante ocho años con las chicas a cargo de la Administración presidida por una Armengol cuya responsabilidad in vigilando está fuera de toda duda. Las niñas bajo custodia del Govern y el Consell de Mallorca también fueron prostituidas. Cómo serán las cosas que tanto su consellera de Asuntos Sociales, Fina Santiago, como el presidente del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales, el igualmente socialista Javier de Juan, han sido imputados esta semana. Entre otras cosas, por intentar tapar el escándalo. Una vez más, la presidenta del Congreso ha vuelto a salir indemne, no sé si porque está aforada o porque es una intocable.

La misma (buena) suerte corrió con el reiterado abuso de menores que estaban bajo la tutela del Govern balear

Estadísticamente, lo más probable es que la jugada le vuelva a salir redonda en ese caso Koldo que ya es, sin necesidad de hipérboles ni metáforas y por méritos propios, también el caso Armengol. La susodicha compró mascarillas inservibles a la trama del baracaldés ayudante de José Luis Ábalos por valor de 3,7 millones. Adjudicó este potosí a Soluciones de Gestión sin concurso ni publicidad, es decir, a dedo, no fuera a ser que hiriera las suspicacias de su amigo Koldo. El Ejecutivo de las cuatro Islas astilló los 3,7 kilos en nueve días, un auténtico récord histórico en una Administración, la española, en la que los abonos se hacen a 90 días en el mejor de los casos. Primera sospecha de mangancia.

En la Administración y en la empresa privada, pero con más razón en la Administración, al fin y al cabo manejan el parné del contribuyente, se paga una vez certificada la calidad de la mercancía o el servicio prestado. Nunca antes. Aquí se recorrió el camino inverso: se abonó el material y luego se verificó si era fetén o fake. Y el 8 de junio de 2020 determinaron que eran más falsas que Judas: no eran FFP2, que es lo que habían adquirido, sino vulgares mascarillas quirúrgicas. Desde entonces los cubrebocas ful han permanecido durmiendo el sueño de los justos en una nave abandonada. Que les gusta prevaricar más que a un tonto un lápiz lo demuestra el nada inocente hecho de que, como contó Indalecio Ribelles en primicia en OKDIARIO el pasado jueves, en agosto de 2020 avalaron con un certificado de idoneidad a los estafadores de Soluciones de Gestión para que pudieran continuar haciendo de las suyas en otras instituciones. Es decir, en junio vieron que las mascarillas eran un timo y en agosto firmaron que eran una maravilla. Segunda sospecha de mangancia. Sospechón, más bien.

Que les gusta prevaricar más que a un tonto un lápiz lo demuestra que avalaron a los estafadores con un certificado de idoneidad

A los socios de Koldo García Izaguirre no les quitó el sueño el tocomocho que habían pegado al Govern balear porque durante los tres años siguientes Armengol se olvidó de la perogrullesca obligación legal, moral, ética y hasta estética de reclamar el pastizal evidentemente defraudado. No lo hizo ni en el resto de 2020, ni en 2021, ni en 2022 y no fue hasta el 6 de julio pasado, ya en 2023 y 24 horas antes de ceder la vara de mando a Marga Prohens, que la presidenta socialista de Baleares se acordó de exigir los fondos públicos trincados por Soluciones de Gestión. Tercera gigantesca sospecha de mangancia.

Que en el Govern balear fueron unos mangantes lo reconocen en los pinchazos de la Guardia Civil los propios mangantes de la Koldosfera. «Es un acto injusto dictar tres años después una resolución [de devolución de cantidad] cuando tenían los resultados tres años antes», apunta Íñigo Rotaeche, uno de los cabecillas de la banda. Cuarta sospecha de mangancia. En una democracia de calidad, en Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania o los países nórdicos, la protagonista de este cúmulo de más que presuntas prevaricaciones estaría ya en su casa tras haber pedido perdón a la ciudadanía entre sollozos segundos antes de presentar su dimisión. Aquí, no, aquí sigue más chula que un ocho, como si nada hubiera pasado y con la maquinaria de la izquierda mediática perdiendo el aliento en la defensa de lo indefendible. Salvo que verdaderamente Francina Armengol sea Supergirl, Batwoman, Catwoman o Wonder Woman, es decir, una de esas heroínas de cómic que vencen siempre a todos y contra todo, creo que la escapada de esa pedazo de sin vergüenza que es la tercera autoridad del Estado ha terminado. No sé si confundo mis deseos con la realidad pero intuyo que pronto, muy pronto, hará lo que tocaba cuando dio positivo al volante hace 21 años, cuando se supo que Sánchez engordaba los bolsillos de su pareja a base de bien, cuando estalló el caso de las menores abusadas y prostituidas, cuando transgredió su propio toque de queda o cuando se vio inmersa en la merde del caso Puertos. Asumir las responsabilidades políticas. El karma nunca falla. A cada prevaricator le llega su San Martín.

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