Qué debe hacer el PP en 2018 si quiere seguir gobernando

Qué debe hacer el PP en 2018 si quiere seguir gobernando

El PP vuelve a inmolarse. Y ya empieza a ser costumbre en él. Cuando más plácidas parecen las aguas genovesas, peores decisiones se toman para sostener al votante que elección tras elección, confía en tus siglas. Un votante que empieza a dar síntomas de agotamiento con la política mariana de llegar, ver y no hacer. Los últimos movimientos decididos en Génova-Moncloa confirman la tendencia de la formación popular en pulsar el botón rojo de autodestrucción cada vez que la ocasión es propicia. Parecen no entender a su electorado, que prefiere la tranquilidad al jaleo, vivir en la paz sostenida antes que en el desatado ruido de sables. Tienen todo el contexto a favor, una ciudadanía disconforme con casi todo y dividida en colores, siglas, círculos y confluencias varias y un futuro plácido para seguir gobernando la nación. Pero no. Cuanto mejor, peor. Así que, botón rojo y a autodestruirse.

Cataluña fue el epílogo a un año que ha transitado de la calma indefinida a la tormenta perfecta. Estratégicamente, anunciar el 22D la salida del valido Moragas para ocultar los nefastos resultados del 21D, ha sido un intento infructuoso de despiste mediático. Muy previsible. Muy de Rajoy. La segunda decisión es peor aún: denunciar a un medio de comunicación cuyos lectores son afines a tu esencia liberal-conservadora en vez de realizar la correspondiente autocrítica por los resultados más nefastos de su historia en la región. A estos errores se le suma el desconcierto de muchos militantes y votantes del PP, que te confían sottovoce su preocupación por la pérdida de referentes y la ausencia de conexión con sectores clave en el futuro crecimiento del partido. Sectores como:

– Autónomos (tres millones): Un segmento profesional olvidado hasta que Ciudadanos ha abanderado su causa, liderando sus demandas a golpe de exigencia al Gobierno. Jaque. El PP podría contraatacar subiendo la apuesta e imitar el movimiento de Macron en Francia, incorporando al autónomo a la Seguridad Social, sin mejoras maquilladas, eliminando cuotas directamente.

– Policía y Guardia Civil (unos ciento cincuenta mil efectivos): La lucha por la equiparación salarial de estos dos cuerpos con el resto de fuerzas de seguridad del Estado ha sido otra de las banderas que el partido de Rivera, con pericia y constancia, ha arrebatado a Rajoy. Con una buena táctica de posicionamiento y venta de mensaje inclusivo, estos profesionales acabarán viendo con mayor simpatía el trabajo que hacen desde el grupo parlamentario naranja. Jaque.

– Pensionistas (casi nueve millones): con los datos publicados en el último informe del Instituto Nacional de Estadística se concluye la progresiva pérdida de poder adquisitivo del pensionista en España en el último lustro. Un problema que la continua radicalización de la curva demográfica no ayudará a paliar. Otra bandera de votantes fieles y hasta hoy, fijas que el Partido Popular puede empezar a perder por la permanente desconsideración que muestra hacia sus intereses. Jaque mate.

Con un PSOE sin discurso sólido, con Podemos deslizado por la pendiente infinita de su soberbia, y con Ciudadanos de aliado vigilante, se esperaba un PP menos cómplice de su pachanga. El nuevo contexto del votante exige rostros modernos, no políticas antiguas, ambición reformista, no complacencia gestora. El PP es un partido de opositores hecho para gobernar. Por tanto, amén de vender éxitos ajenos, los populares deben definir sus políticas en torno a estos tres segmentos de votantes tradicionalmente cercanos, y aumentar su capacidad seductora para las capas más jóvenes del país, fruto de un nuevo contexto de upcoming seductions (seducciones próximas) donde hay que comunicar más en los medios que en las instituciones y más en la calle que en los medios.

Lo último en Opinión

Últimas noticias