Pepe ha muerto

Pepe muerto
  • Xavier Rius
  • Periodista y cofundador del diario E-notícies. He sido redactor en La Vanguardia y jefe de sección del diario El Mundo. Escribo sobre política catalana.

¿Ustedes saben quién es Pepe Macca? ¿O mejor dicho: José Macca, que era como firmaba sus artículos periodísticos? Igual les suena, porque falleció el pasado martes. Y algunos digitales han recogido el deceso. Fue uno de los reporteros que desveló las tropelías de Luis Roldán.

José Macca -Pepe para los amigos- era un periodista como la copa de un pino. Nacido en Tánger (1960), falleció en Valencia víctima de un cáncer, arropado por un montón de amigos. Su madre, de 99 años, que vive en un pueblo de Córdoba, fue el domingo para despedirse. No debe haber dolor más duro para una madre que ver la muerte de su hijo aunque ella sea muy fuerte. Doña Isabel, muchos ánimos desde aquí.

Al día siguiente de su muerte recibí este mensaje de whatsapp: «Hola. Por si no lo sabías ya, cuando estés leyendo esto ya no estaré con vosotros». «Sí, fallecí el 12 de marzo de 2024 y, aprovechando que esto se veía venir desde hacía meses, he podido redactar esta esquela 2.0 en wasap para avisaros a los que aún no lo supierais».

«Los no informados hasta ahora disculpadme. He preferido llevar mi enfermedad en mi círculo familiar y con poca más gente de mi entorno inmediato». Proseguía diciendo que «así mis últimos meses han sido más cómodos, pero no quería dejar de informaros por ser seres también estrechamente queridos que merecen una despedida, aunque sólo sea informativa».

Y concluía con una recomendación: «A todos vosotros, un mensaje y un consejo. Hago balance de mis sesenta y pocos años de existencia y he sido feliz. Y mi consejo viene detrás: sed felices».

Estuve a punto de contestarle: «Pepe, no te vayas, cabrón». Pero, claro, ya no me habría leído. Por eso, el jueves no quise perderme su funeral en Valencia. Estaba su primo Cuco. Más que primo, hermano, porque Pepe era hijo único y habían vivido juntos en Toledo durante su infancia. También su sobrino Lolo.

En la ceremonia intervinieron también algunos de sus amigos del alma: Daniel, Carla y Eva. Con la emoción no sabría decirles quién lo definió como un «bonachón gruñón». Pero es una definición exacta.

El día antes de su fallecimiento, para animarle, le había enviado una foto de su libro sobre Roldán, escrito junto a José María Irujo y Jesús Mendoza. Con el mensaje: «Pepe, anímate, que eres un grande». Ya no me contestó.

La semana pasada ya me dio mal fario. Paseando el perro se me cruzó su imagen por la cabeza. Me quedé preocupado: «Hace días que no sé nada de Pepe», me dije. Temía lo peor.

A medida que avanzaba la enfermedad me ofrecía a visitarle varia veces. Hasta me ofrecí llevarle cervezas sin alcohol, las únicas que toleraba. Y si no me abría se las dejaba en el portal de su casa. Pero lo llevaba con discreción. «He perdido veinte kilos», me dijo.

Me lo encontré hace cuatro años en facebook. Eso de que las redes son un pañuelo. Creo que le pregunté por messenger: ¿Tú eres el auténtico José Macca?, porque era uno de mis mitos periodísticos.

A Pepe le había editado sus crónicas cuando yo empezaba en este oficio. Estamos hablando de los años 80. Entonces yo era un simple redactor de La Vanguardia, en la mítica redacción de la calle Pelayo 28 de Barcelona.

Él formaba parte de la Agencia Lid, que había fundado otro mito: Manu Leguineche. Recuerdo otros nombres: el gran Mariano Guindal, Pilar Cernuda, Antxon Sarasqueta. Seguro que me dejo alguno. Luego se fue a Diario 16. Fue fundador del primer equipo de investigación del periódico. Saltó a la fama con el caso Roldán, aquel director general de la Guardia Civil que se dio a la fuga tras apropiarse de mil millones de pesetas. Incluso metió la mano en los fondos de los huérfanos del instituto armado. Menuda pieza.

Cuando Prisa le hizo una oferta, el entonces director de Diario 16 le ofreció una corresponsalía en el extranjero. Creo que le dio a elegir entre Londres, Bruselas y Roma. No dudó en inclinarse por la capital italiana. Con 28 años era el corresponsal en el extranjero más joven del periódico. De su experiencia ha quedado también otro libro. En este caso sobre el Papa polaco: Wojtyla, de la A a la Z.

A su regreso fue enviado especial en varias zonas calientes. Líbano, Eslovenia, Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina. También a Estados Unidos o Filipinas. En Serbia, me contó en una ocasión, estuvieron a punto de fusilarlo los bosnios. A él y a un grupo de periodistas. Iban a Sarajevo por carretera, pero para ello había que cruzar enclaves musulmanes y no sabías nunca dónde te metías. Fueron dos días de  tensión. Al final los salvó una chica francesa que hablaba alemán.

El día que, por teléfono, me contó el susto me explicó que Gervasio Sánchez había vuelto a la zona años después. Y que los mismos que los querían fusilar acabaron fusilados por los serbios.

Tras el reencuentro, le hice una entrevista para mi canal de YouTube en abril del 2002. Recuerdo que titulé: La carrera política se le ha acabado a Pedro Sánchez. Algunos pueden decir que no acertó en el augurio. Pero esperen que no ha terminado la partida.

En fin, Pepe, nos quedó la paella pendiente. Y no sabes lo que me duele. Habíamos quedado en agosto, para hacerla tranquilamente. Primero fue el jodido covid, que impidió el contacto personal un par de años. Luego, en el verano del 2022, no dio señales de vida. Y yo tampoco quise molestarle. En el del 2023 ya estaba jodido. Por eso, el jueves me hice los 800 kilómetros de ida y vuelta para ir a tu funeral y me juramenté que la tenemos que hacer con tus amigos a modo de homenaje.

Me siento en deuda con él. Creo que Pepe se merece no ya un artículo, sino incluso una biografía. Estoy por escribirle un libro de homenaje. Pepe encarna el periodismo de la Transición.

En fin, si alguien se anima a hablar de él aquí tienen mi WhatsApp: 600434984 y mi correo: [email protected]. Un abrazo, maestro. Te has ido demasiado pronto.

Lo último en Opinión

Últimas noticias