Meloni convertida en líder europea

La revista Time acaba de darle su portada como mujer gobernante al cumplirse los mil días de su acceso al poder en Italia. El caso de la señora Meloni debería estudiarse como un fenómeno curioso que se suele dar en la Europa del sur: una cosa es lo que dicen las élites y otra bien distinta lo que afirma el pueblo llano.
En efecto. Cuando las encuestas vaticinaban hace mil cien días que los italianos, cuyo país es la tercera potencia europea, se encontraban «prestos y dispuestos» a elegir a una menuda mujer para ser la presidenta del consejo de ministros, la inevitable izquierda también de ese sur europeo aventuró que «esa ultraderechista sería la ruina de Italia y de paso de toda la Unión Europea».
No le fue fácil a la presidenta de la Comisión, Von der Leyen, recibir con normalidad a una primera ministra que había ganado holgadamente las elecciones. En España se dijo de todo respecto a la joven mandataria transalpina: fascista en desuso, ultraderechista infumable… Esto y cosas más gordas se pudieron oír en labios de Pedro Sánchez, quien pronto tuvo que recoger velas, entre otras razones porque Meloni le ha comido la tostada en la UE no sólo en el comportamiento institucional sino, muy especialmente, en el personal. Así, por ejemplo, a Meloni no se le conoce un solo caso de corrupción y escasas mentiras, por no decir ninguna.
Fue precisamente Sánchez de los primeros colegas que acudió a Roma a inclinarse de hinojos ante la «peligrosa fascista», como había sido calificada desde las izquierdas. Y después de rendir pleitesía y recibir varias lecciones respecto a cómo debe de tratarse la inmigración ilegal, apuñalarla sin fundamento y a sus espaldas.
Imagino las cosas que estarían diciendo los miembros(as) de la Brunete de Opinión Sincronizada si la revista Time le hubiera dado portada a Sánchez. Esa es la diferencia entre una y otro. Meloni tiene éxito con sus medidas, agranda la democracia italiana, puede salir a la calle sin problema alguno, mientras que Sánchez está rodeado de corrupción, es percibido como un falsario en estado sumo, no gobierna y delante de él se abre una fosa negra de considerables dimensiones.
Lo dicho: ¡vivir para ver!
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- Giorgia Meloni